lunes, 8 de diciembre de 2014

Tjipetir

El ser humano busca respuestas para todo, explicaciones que tal vez le den un poco de luz a su opaco, extremadamente finito entendimiento. Quiere saber para comprender, indaga para llegar a una conclusión, se pone objetivos a todo plazo y trabaja para cumplirlos.
Cada individuo mira hacia adelante en busca de su felicidad, navegando en un mar inhóspito, aferrado a bloques que como cualquier objeto por allí está sujeto al capricho de las corrientes. A veces van en la dirección deseada, otras nos desesperamos braceando con ahínco sin aceptar que quizás el retroceso sea parte de un aprendizaje.
Ciertos procesos se repiten en forma cíclica, en forma insistente. Esto nos dejan un doble sabor, una mirada bifurcada. En primer lugar nos parece familiar, una sensación de deja vu, un lugar conocido pero no reconocido. También amargo, en definitiva si una cosa se nos vuelve a presentar en la vida es quizás porque la primera vez no fuimos capaces de aprender de ella y es necesario volver a vivirla para realmente crecer como persona.
Caemos y nos levantamos; tropezamos y volvemos a mirar hacia arriba. El convencimiento de que nos merecemos estar de pie nos hace peligrosos, nos hace respetables.
Cuando llega a nuestra orilla algo extraño, algo nuevo, inmediatamente lo apropiamos y queremos saber todo de él, preguntamos e indagamos. Yo estoy seguro que es al revés. Las cosas que hacemos, preguntamos, las persona que nos rodean, lo nuestro es lo que nos dice todo de nosotros mismos.
Aquel bloque que se arrima a nuestro hogar responde a algunas de nuestras preguntas, alguna necesidad que nos está aquejando. Viene en nuestra ayuda.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Elegía del cumpleaños

¿Qué tiene de especial cumplir años?

Un día tu madre estaba redonda como una pelota, pesada como collar de garrafas y al otro, cansada y transpirada, te sujetaba en sus brazos.
Un día te arrastrás como babosa por el piso, ensuciando tu ropita y golpeándote y al otro andás corriendo por el patio ensuciando tu ropita y golpeándote.
Un día tu compañía son las amigas de tu hermana y los Piluqui que te regaló el tío Nito y al otro tu compañía son esos compañeritos de jardín y la espada esculpida en madera de cajón de manzanas.
Un día lo importante es poder abrazar las rodillas de tu madre y al otro te da vergüenza que tu madre te vaya a buscar a los asaltos a las once de la noche.
Un día sos inimputable y todo lo que hacés es culpa de tus padres y al otro podés comerte perpetua (aunque sigue siendo culpa de ellos...).
Un día soplar las velitas es algo inocente y significativo, incluso ideal para la foto y al otro es de doble sentido y más vale que no te saquen una foto haciéndolo (o peor, que te filmen y lo suban a YouTube). En la torta, las velitas con forma de números, se van sumando impiadosamente.
Un día sos peatón y al otro un conductor; un día sos veinteañero y al otro, mejor ni hablar.

Si no fuera algo importante no habría horóscopos, no existirían las cartas astrales, ni los astrólogos, no importaría que los amigos y familiares, compañeros de trabajo y lamezuelas te llamen en este día. Tampoco importaría discurrir sobre este día si no me importara. Es decir, ¿qué tiene de especial este día para que alguien piense que uno debería pedir el día libre en el trabajo?. Me acuerdo una vez que en abierto desafío a mi papá, le dije que no iría al campo con él, con la excusa de cumplir años. No sirvió de mucho, no me hizo más sabio ni nada por el estilo.

No es un día cualquiera. A veces podemos decir que no queremos cumplir años, que nos revienta el paso del tiempo, que nos resistimos al inexorable devenir de la vida. 
Otras veces, es una excusa para brindar y ahí, pedimos muchos más. Entonces, queremos más.
Y yo quiero más. Quiero cumplir otro año más. Porque levantar esa copa y brindar frente al fuego de una vela es una señal de que estoy vivo, la verdadera señal de que todavía quedan cosas por hacer.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Hay gente, cosas, personas...

Hay cosas y personas
que nunca son nada
que siempre serán parte
de nuestra vida pasada
que no olvidaremos
su compañía, su mirada
una de esas personas
sos vos niña querida.
No olvido tus labios
tus ojos, tus palabras
tu pose siempre altiva
la mala onda acababas
con tu suave sonrisa
que tu boca iluminaba
que me hacía delirar
cuando te miraba.

Hay personas y gente
que viven en soledad
aún siendo inteligentes
aún conociendo la Ciudad
no encuentran a nadie
no conocen la vanidad
no saben de la compañía
no creen en la amistad.
Así me siento yo
inundado de ansiedad
los ojos, las mejillas
invadidas de humedad
mi alma, mi corazón
llenos de necesidad
mi cuerpo, mi mente
necesitados de sinceridad.

Dónde te puedo hallar
nena dueña de mi amor
quiero tenerte aquí conmigo
quiero estar con vos;
te pido que vuelvas
contigo siempre estoy mejor
cuando estamos juntos
en el éter brilla el sol.
Hay gente y cosas
que quedarán en el corazón
hay personas que no precisan
pedir de los demás el perdón
hay gente que cree
que compró el mundo (como vos)
hay una cosa que me encanta
y es tener un tiempo con vos.

viernes, 24 de octubre de 2014

Momentos [2]

Tarde

El postigo cerrado completaba la sensación de encierro que reinaba en la habitación. El aire espeso se podía cortar con tijera, si uno quisiera. Sentía sobre mis hombros una manada de elefantes que dormitaba apaciblemente sin pensar en moverse. Los párpados me parecieron hechos de cartón, rugosos y nada hospitalarios y me resistía a abrirlos. Sentí la garganta reseca y en la cabeza me habían puesto un cerebro de un enorme tamaño que pugnaba por explotar. Intenté mover mi mano izquierda sin tener éxito; esperé un momento para recuperar aliento y lo volví a intentar logrando un rotundo avance: llevé el dedo índice hasta la punta de mi nariz y lo miré fijamente por casi diez minutos hasta llegar a la conclusión de que era mío y no un arma asesina en busca de liquidarme.
De a poco la nube que se había estacionado en mi cabeza se fue diluyendo. Me senté contra la pared y miré la habitación. Típica estancia de hotel barato, mala luz, peor colchón, horrible sanidad. Me levanté y me miré la cara en el espejo del baño para encontrarme con algo conocido pero más viejo y un poco menos lúcido. Aunque sabía que no iba a faltar nada, me palpé los bolsillos y la sobaquera. allí estaba lo que había que haber. La que me había noqueado no tenía intenciones de matarme, me había quedado muy claro anoche pero por alguna razón no me quería merodeando en su vida.
Reflexioné sobre lo que me había dicho.Tal vez era mala y la sombra de un destino se mecía sobre ella, aunque yo no lo creía. La mano negra del destino no suele ser tan contundente como una cachiporra o tres tiros a quemarropa. No iba a llegar a ninguna conclusión que sirviera de algo así que decidí volver a casa.
Abrí la puerta con suavidad pero igualmente chirrió como un gato al que le retuercen la cola. El ruido retumbó por el pasillo y terminó ahogándose en la maceta de plástico con un ficus artificial. Nada se movió. Miré otra vez hacia la cama, quizás con nostalgia, di media vuelta, cerré la puerta de un golpe y fui hacia el ascensor.

lunes, 13 de octubre de 2014

Momentos [1]

Amanecer.

La suave brisa hacía mecer sin orden la tela transparente que cubría su piel, acariciándola o separándose de ella en forma alternativa. A contraluz, se podía adivinar la tersura joven de sus deseados pliegues. Como una hoja en el viento se movía sin ruido por el pasillo del departamento en dirección a la puerta. Atrás quedaba en desorden la habitación, las sábanas de algodón apenas húmedas yacían en el piso junto a una mano derecha.
La penumbra generada por la luz de la calle que ingresaba por las ventanas dejaba ver dos copas de champagne apenas vacías, un cenicero repleto junto a un par de papeles arrugados y un reguero de ropa esparcida por el suelo. Un olor picante que se ahogaba llegando a la cocina se mezclaba con el perfume de marcadas notas femeninas.
Apenas el crepúsculo matutino alargaba su agonía, el sol se hacía invasor de cada punto de sombra que la noche había regado por el suelo. Esa misma luz que teñía plácidamente de oro y sangre dejó al descubierto un solitario cuerpo, extenuado.
Su mirada no se detuvo en nada, al igual que sus pasos. Tomó sus zapatos que habían quedado junto a la mesita, las llaves del auto y el encendedor dorado y así, con su cabello suelto y su absoluto silencio abandonó la casa. 
La puerta se cerró sin pausa ni ruido.

sábado, 20 de septiembre de 2014

El ritual

Hay muchas veces que los rituales marcan cierto sentido de pertenencia, de orgullo grupal en sus miembros. Ser aceptado en una tribu urbana requiere de ciertos méritos personales que acrediten la capacidad individual para ser parte de ella.

No me estoy refiriendo a rituales de origen exótico ni violentos en el primer caso ni de grandes talentos ni méritos extraordinarios en el segundo.

En la ciudad y en el campo, entre miembros de una familia o amigos en un parque, entre un grupo de estudiantes o la típica visita a la tarde, siempre está presente el mate como enlace de la conversación, como nexo tácito entre las personas.

Todos los que trabajamos aquí tomamos mate. Algunos lo prefieren con un poco de azúcar, otros bien amarguito y hay quienes le agregan algunos granos de café. Depende de quien cebe el mate varía el hecho de que sea dulce o amargo y la velocidad de la ronda.

Compartir entre nosotros ese ritual nos hace mejores compañeros, profundiza el conocimiento personal y genera otro espacio íntimo en el cual acercar los espíritus y zanjar alguna que otra diferencia.

Y les aseguro que el mérito de recibir un reconocimiento con la frase: “¡Che, pero que buenos que están estos mates!” no lo obtiene cualquiera.

viernes, 29 de agosto de 2014

Corazón delator

Tu corazón te delató duramente, te sacó el velo que te cegaba de los ojos, permitiéndote ver con claridad.

Hoy sos una persona renovada, que no oculta lo que siente, que se juega por esa persona especial.
Al pensar que antes no vivías realmente, te das cuenta de lo mucho que se puede lograr siendo sincero con uno mismo.

Mi corazón me delató, traicionándome, haciendo que caiga en una tonta trampa. Consiguió que revele mis sentimientos, que pretendía egoistamente guardarme para siempre.
Al pensar que no existe otra persona que logre lo que vos lográs, caigo en la cuenta de esta verdad.


Nuestros corazones nos han delatado, se han reído de nosotros; nos han hecho quedar como dos tontos.
Pero aún así me alegro de haber perdido esta batalla con mis sentimientos, a causa de un espía que quizás me comprenda mejor que yo mismo

sábado, 23 de agosto de 2014

Otras ciudades [30]

Sion (Planeta Tierra)

Apenas se sintió ese silencio atronador, interrumpido por las últimas cápsulas vacías de metal que caían al fondo de la ciudad, todos nos quedamos expectantes, como esperando el final. Fue el grito esperanzador de un joven que nunca perdió la fe, fue el suspiro de alivio que Morfeo dejó escapar por entre sus dudas, fueron todas las hazañas que Neo hizo sin saber, lo que me convenció que la guerra había terminado.
Aún así, me costó soltar el fusil.
Mirábamos hacia arriba sin poder creer que los calamares viajaban en círculos, serenos, sin intenciones de atacarnos. Entre el dolor que sentimos por los que perdimos y la alegría de poder pensar en un futuro carente de guerras, pudimos soltar gritos de emoción, lágrimas que regaban el suelo árido de la caverna que nos alberga desde que quemamos el cielo.
Hoy sé que no volveremos a ver al Elegido. Tal vez eso no importe demasiado. Nos dejó un legado de valor y sacrificio, de esperanza y unidad.

sábado, 9 de agosto de 2014

De lluvias y de cómo escribir

Miro la pantalla y transpiro. Me pasa eso cada vez que deseo escribir algo y la imaginación se ha tomado vacaciones dejándome sin recursos. De ahí que traspolo la culpa y la resignación y pienso en lo que haría un autor desesperado por encontrar la huella del texto, el rastro que inevitablemente está marcado para el alineamiento perfecto de las letras; mirar por la ventana es algo trillado, lo mismo que releer cartas lacrimógenas o golpearse el dedo chiquito contra la pata de la cama y hablar sobre eso.
Salir a mirar un puente bajo una lluvia torrencial o sentarse en un banco público de una plaza cualquiera podrían ser opciones que un artista podría considerar válidas, cosa que disto bastante de ser.
Aunque pensándolo bien, hablar exorcisa las cuestiones que abordan, las humaniza, las hace alcanzables y un poco menos imposibles. Lo difícil sería en este caso encontrar alguien que retruque, que movilice, que sea transgresor y original para compartir el experimento. Y lo es, no hay caso.
Miro la pantalla y no me gusta lo que leo. Borro y reescribo, sin éxito. Queda bastante más mal redactado y más vacío que la primera vez. Empiezo a creer que el camino no es ni tan claro ni tan inevitable. Por lo visto, estoy enamorado de una novia esquiva. Llover, no llueve y será imposible salir a mirar puentes.
Que se me haga un nudo en la garganta de emoción al ver una película más cercana a la comedia que al drama me perturba. Me estaré poniendo viejo? Cualquier cosa me inunda los ojos al punto que debo mirar para otro lado y hacerme el distraído para que no se me note. Podría aprovechar esa debilidad para empezar pero como soy medio caído del catre, pierdo el impulso inicial y dejo pasar el tren. Aparte, me delataría. Todo el mundo sabe que lo mío es medio autobiográfico y medio delirio.
Podía llover un poco así le echaría la culpa de que mi camisa esté empapada...

domingo, 20 de julio de 2014

A lo lejos y en la tecnología, la amistad

La distancia no tiene que ser un límite.

El espacio que nos separa, también nos une.

Ni hablar las aplicaciones, los mensajes de texto y la casi ya olvidada llamada telefónica, idioma universal en este infinito mundo de telecomunicaciones. Porque tus palabras me hacen sentir bien, tus guiños me contienen en la estrecha cornisa de la cordura, tu afecto me abraza y me sostiene.

Hablo de la distancia porque es lo que me sorprende. Somos islas en un mar, buscando construir puentes. Y a veces, es más fácil llegar lejos que comunicarse con el de al lado. No hay que desesperarse ante una partida, la despedida es siempre la antesala del reencuentro. Y con nuestros amigos, siempre encontraremos algo que nos reúna

No es necesario que vivamos bajo el mismo techo para sentirnos cerca uno del otro. Cuando necesiten algo, piensen en sus amigos y allí estaremos. Cuando tengan algo para compartir, no va a ser necesario, pues ya estaremos allí. No hay cosa más fiel que un amigo (ni siquiera un perro) y aunque haya alejamientos, el sentimiento perdura.

Aprendemos, reímos, compartimos con quienes queremos. Enseñamos, contamos, corremos con quienes quieren. La amistad es un juego de dos.

El amigo siempre está (es como el sol) y tiene casi las mismas funciones: dar aliento, animarnos, cobijarnos, iluminarnos, cuidarnos. Yo vivo en una galaxia que tiene muchos soles.

En definitiva, FELIZ DIA!
Es una cuestión de forma de ser, la formalidad no me puede durar mucho, aunque sea la seriedad lo que me distinga!

Gracias por estar! Gracias por ser! Gracias por todo, lo bueno y lo malo que de todo se aprende!

domingo, 15 de junio de 2014

Ese día en que cambia tu vida

Todo brilla bajo el helado resplandor del sol invernal. Un rayo traspasa el ventanal, reposa sobre la espalda del sillón y termina desparramado bajo la pata de la mesa.
Adentro del living atestado de muebles la atmósfera es cálida y así debe ser. Varias mantas descansan sobre el baúl del living y en las camas de ambas habitaciones, uno nunca sabe dónde y cuando las necesitará tener a mano. También pequeños trozos de tela para enjugar cualquier efluvio encuentran asilo en bolsillos urgentes.
A pesar del paso del tiempo, aún siguen viniendo visitas; el ritual es básicamente el mismo: timbre, abrazos, felicitaciones, regalo, mate, charla varia, saludos y despedida. No podría decir que las disfruto, tampoco que me molestan pero a veces uno necesita (en la acepción más vital) de un poco de tranquilidad y silencio. Lo que mi heredera no podrá nunca reclamar es por la falta de presentes, eso no cabe la menor duda.
Todo lo que un padre pueda decir acerca de su vástago podrá ser (y con justa razón) tildado de parcial, el juicio nublado por cataratas de babas paternales impide hacer un despliegue honesto de características, subrayando las enormes capacidades que transformarán a nuestra hija en cualquier cosa sobresaliente que se nos ocurra e ignorando los ya de por sí inexistentes defectos. Los agudos gritos son interpretados como la afinación de una futura barítona (?), los intermitentes llantos pronostican a la sucesora de Andrea del Boca y los dedos largos auguran cualidades innatas para descollar tocando el piano. Toda ella está concebida para arrasar con los corazones humanos, sin distinción de género ni color, sus pestañas curvas hacen un aleteo hipnótico, sus brazos estilizados confeccionados para estrujar la cintura de su padre y sus infinitas piernas vadearán los océanos sin esfuerzo.
Atrás en el olvido quedarán las noches en vela, caminatas alrededor de la mesa aferrado a la esperanza de que sus ojos pronto encuentren descanso y mi cuerpo sosiego. Estas cosas no son más que detalles pintorescos de una relación que se fortalece con cada segundo que transcurre.
Si alguien alguna vez pudiera buscar y no encontrar una definición de belleza, que me llame sin dudar, una foto de Agustina será más que suficiente para simplificar el concepto.
Fuera, la fría noche se cierra haciendo de los transeúntes pequeñas fumarolas de vapor, la luna vigila espectante la ventana de aquel tercer piso, como queriendo compartir un pequeño momento con mi sol.

sábado, 7 de junio de 2014

Insanías inofensivas

Estoy seguro que todos, en una u otra medida cultivamos alguna excentricidad, en general inofensiva y casi siempre graciosa que pretendemos ocultar ante la mirada crítica de nuestros conocidos. Manías, hobbies, coleccionar objetos inútiles, rutinas, frases hechas y tener un alter ego en blogger, son las más comunes.
La mía (es decir, una de las mías) involucra a mucha gente inocente que ignora las causas de verse involucrada en este juego psicótico, aunque no tienen ninguna chance cierta de liberarse.
Se trata de imaginar y hacer un recorrido fijo, en un horario fijo. Todos los días, a la misma hora, caminar desde un punto a otro, siempre por el mismo lugar (no, esta no es la manía) para lograr tras un cierto tiempo la identificación de personas que realizan otro recorrido similar que les obliga a cruzarse conmigo de frente.
Y ahí, si. La idea es mirar a los ojos, fijamente. Al principio, con timidez, pues no sabemos si generará rechazo (onda, qué estás mirando pervertido?) y con el paso de los días, una vez que entro en confianza (es una forma de decir) empezar a transmitir emociones. Algunos días, el ceño fruncido, otros sonriendo, en general con cara de dormido. Y tratar de detectar qué piensa, qué siente, antes de que se sienta invadido/a y acosado/a y cambie el recorrido o renuncie a su trabajo o me pegue una soberana paliza.
No provoca rupturas, no genera soluciones a mis problemas, no me paga el alquiler. Me entretiene en ese trayecto, me ocupa.
Y me conecta.

sábado, 31 de mayo de 2014

Literatura, ficción y más ciudades [29]

Capítulo 54

Un posible encuentro (capítulo falso)

Siempre existieron, en el barrio de Flores, unas palomas azules, nietas de aquellas del lago Estínfalo, cuyas plumas de acero caían desde lo alto y degollaban cada tanto a algún distraído. Estas aves eran adiestradas por los Brujos de Chiclana y podían, llegado el caso, cumplir comisiones diabólicas de orden secundario: arrancar ojos a enemigos, llevar mensajes secretos, cagar sobre los manjares ajenos.
Una tarde de sol, la más rápida de las palomas se posó en la ventana de Jorge Allen. El poeta trató de espantarla con una escoba hasta que vio que el ave llevaba un rollo de papel atado torpemente a su pata de hierro. Con toda clase de precauciones y no sin que le sangraran las manos, consiguió hacerse del mensaje. Lo leyó temblando de miedo.

Cartas Marcadas - (A. DOLINA)

martes, 29 de abril de 2014

La ciudad se muestra extraña

En la búsqueda de lugares de apoyo, puntos familiares y cotidianos, miramos calles, árboles, vientos y temperaturas medias. Buscamos orientarnos en un mundo que intenta aplastarnos con su infinitud, abre ante nosotros un mapa enorme para nuestro espíritu de hormiga.
¿Y saben qué buscamos? Rostros cotidianos.
La vecina del frente, con los ruleros y el mini perro en brazos, el abogado de la esquina, lleno de celulares y el pelo siempre peinado a la humedad, el político que nunca se ve pero imaginamos de memoria sus canas y su poblado bigote.
Estos mínimos personajes nos aseguran que estamos en el escenario correcto. Porque podemos equivocarnos de teatro y de golpe, tener un elenco diferente, un decorado desconocido. Y ahí, desamparados, empezamos a encontrar (porque no los buscamos, por lo menos en forma consciente) rostros que nos parecen familiares. Hasta rostros de quienes menos conocemos o apreciamos se aparecen en esa danza caótica de transeúntes ubicuos. A mi personalmente me asusta, mi espíritu sencillo se ve atemorizado por la posibilidad de una intervención canallezca, tal vez diabólica. Pero no puedo evitar encontrarme con ellos, y cuando los veo me sonrío, sólo para ocultar el temor y ganarme su simpatía. No confío en ellos, los rostros cotidianos no logran engañarme, sé que mi lugar no es este, aunque insistan.

miércoles, 23 de abril de 2014

Extraños sueños

Me desperté pensando que había tenido un sueño. 

Miré alrededor mío y no pude reconocer la habitación en la que estaba; incluso tenía la sensación de haberme acostado solo, recuerdo que contrastaba contundentemente con el cuerpo desnudo de la dama que yacía del lado izquierdo de la cama. Me levanté y busqué las ojotas que siempre dejaba al borde de la alfombra; no estaban. Caminé hasta la puerta y donde debería haber un pasillo había en cambio un bebesit colgando de un hueco en la pared; es extraño considerando que no tengo hijos. Ya un poco más nervioso, corrí a lo que supuse era la cocina (ya no reconocía ni mi propia casa) y me encontré con un espacioso ambiente, mitad comedor y mitad cocina y una pareja haciendo el amor desinhibidamente sobre el futón; no me preocupé, el material es lavable. De golpe, empecé a sofocarme. Una sensación de agobio, de ahogo me invadió de repente de forma insoportable, que me obligó a aferrarme la garganta con las dos manos (si piensan que eso soluciona algo, se equivocan) y a postrarme de rodillas. Los amantes ya no estaban, en su lugar había un par de jóvenes jugando a la play. Arrodillado como estaba y ya con la mirada nublada me miré las manos, eran manos manchadas y arrugadas, como de un viejo. Lo último que recuerdo antes de desmayarme es la preocupación por no haber sacado la bolsa de residuos a tiempo para que la levantara el recolector.

Me desperté seguro de que había tenido un sueño

miércoles, 16 de abril de 2014

Noticia de último momento

El día iniciaba de la misma forma que siempre. No estaba jubilado ni tenía edad para hacerlo pero ya empezaba a cultivar las típicas rutinas de aquellos que ya no tienen la obligación de cumplir tiranos horarios. Pasaba arrastrando los pies del dormitorio al cuarto de baño, allí se afeitaba y enjuagaba los dientes y luego iba a hervir el agua para prepararse el té en hebras, costumbre heredada de cuando vivía en el campo.
Siempre a oscuras, hacía el recorrido que de tan visitado le era ya innecesaria la iluminación, volvía al cuarto a sacarse el pijama, ponerse la camisa y el resto de la indumentaria, menos los botines que se los pondría al trasponer la puerta de salida. Justo cuando la pava le anunciaba que el agua había superado la temperatura del hervor estaba agarrando el diario del buzón. 
Apartó los suplementos de economía y de espectáculos, le incomodaban para leer el resto de las noticias y, mientras cortaba el pan para hacer las tostadas, empezó con los titulares.
Las mentiras globales de los políticos, hipocresía y avaricia, doble moral presente en cada una de sus pulcras palabras, vaticinios de renuncias y amenazas de paros y juicios por injurias a mansalva. Más adelante, entre promociones, aparecían los éxitos terrenales de los deportistas de cabotaje y las proezas sobrehumanas de aquél que no parece de este mundo. Casi al final, la cartelera de shows, horarios de cines y farmacias de turno, justo antes del chiste final. 
La tostada se le cayó de la mano, por supuesto del lado de la mermelada, al piso lustroso. La mandíbula se le paralizó a mitad de camino de un mordisco y un frío le caló los huesos. A tientas buscó los lentes, se los calzó sobre el puente de la nariz, y volvió a leer con incredulidad. 
Allí, en la anteúltima página del diario destinada a obituarios y sin sombra de duda, su nombre encabezaba la lista de personas que querían ser recordados por amigos y familiares tras su paso a mejor vida.

jueves, 10 de abril de 2014

Fin y principio en velocidad

De pronto, el viento que golpeaba su rostro le hizo sentir una inesperada, desconocida sensación de liberación de esas trampas que lo atenazaban todo el tiempo. Ya los gritos de su hermana pidiéndole plata, los ruegos de su madre para que se consiga un mejor trabajo y crezca y los desplantes de Laura no le parecieron tan insuperables. De ahora en más, los problemas los tendrían que solucionar ellos.
La velocidad en el rostro le despejó aún más sus pensamientos; ahora estaba claro que huía de esa vida que había construido a costa de sus propios sacrificios y modelada y diseñada por extraños que decían interesarse por él. El pelo largo que tantos reproches le había valido por parte de su padre, alimentando sus infinitos prejuicios y sus hirientes comentarios, se tensaba tras su cabeza tironeado por la fuerza del viento.
Imprevistamente, un grito le brotó por la garganta, se fue agrandando a medida que avanzaba hacia afuera y se potenció en su paso sobre la lengua. Desde afuera parecía un grito de terror pero bien sabía él que era un grito de libertad, la contraseña que todos saben y que nadie usa. Se sintió poderoso, capaz de todo y entornando los ojos se sumergió aún más en la velocidad.
Allí encontró que lo que siempre había sospechado, lo que nunca había podido ver con claridad, ahora se le presentaba sencillo, incluso hasta obvio. Desdeñó lo trivial y frunció el ceño menos de un instante por algo que le pareció importante: ¿quién le daría de comer a Chester, su gatito?.
Pero incluso esta cuestión dejó de tener importancia en el momento en que su frente se estrelló contra la vereda.

sábado, 5 de abril de 2014

En el fondo de esos ojos, yo viviré...

La mirada se le perdía entre la cantidad de gente que caminaba por la costanera. No buscaba entender qué los motivaba a soportar con estoicismo el frío que venía desde el mar ni la humedad eterna que amenazaba con mudarse al interior de sus huesos. Tampoco había venido a buscar ahogarse en ese par de ojos marinos que lo buscaban desde el kiosko ni ensuciarse con el marrón terroso de su piel norteña, aunque tal vez pasara más tarde a buscar consuelo, aún no lo sabía. 
Su mirada tenía una intensidad, un fuego interno que la alimentaba y la llevaba a apenas pestañear. Más de una vez recibió de vuelta reproches silenciosos de transeúntes incómodos; no le importaba e incluso le producía un extraño placer pero no encontraba indicio alguno de lo que quería encontrar.
Caminó despacio, el bolso del mate le colgaba bajo el brazo con una leve oscilación que hacía las veces de recordatorio (nunca se sentó a llenar el cuenco de yerba y agua caliente) y llegó al extremo donde la calle se topaba con el muelle y la pequeña playa se truncaba para darle paso al hormigón. dio media vuelta y encaró de nuevo a la gente, ahora con el sol poniente que le cegaba y lo obligó a ponerse los lentes oscuros. Así, la búsqueda se hizo más difícil, el tornasol dificultaba detectar aquél brillo que sabía existía en alguna parte.
Volvería. No dejaría que esos ojos que lo encandilaron, se pierdan en el ingrato destino mediocre de una existencia fútil. Él se encargaría de hacerlos revivir...

martes, 4 de marzo de 2014

Así que...

En la ciudad, ahora inclemente por el calor agobiante, muy poca gente va al cine, ni siquiera para aprovechar las bondades del desesperado aire acondicionado. En realidad, tiene más convocatoria un piquete para cortar una calle y reclamar cualquier cosa que un estreno de Harry Potter (aunque esto no es medida para cierto target de llanura). 
Recordemos al paso que en tiempos estivales en esas inmensas salas es fácil igualar la temperatura de dos cuerpos teniendo sexo y, a título personal, prefiero quedarme en casa muy cómodo sentado en un sillón mullido mientras con una mano juego con el control remoto satelital y con la otra agito indolente dos cubos de hielo en un vaso de whisky que hacerme un viaje al mismísimo infierno.
Lo que sí reúne mucha gente es la comida y consecuentemente, la bebida. He visto a individuos conformando una extensa cola a la intemperie esperando por una mesa en un tenedor libre. Ahora digo yo: rezongamos a voz en cuello cada vez que la cola del supermercado tiene enfrente nuestro a más de dos carritos pero dejamos que se nos vaya la vida haciendo tiempo para entrar a esa parrilla. Si, ya sé que la comparación ni siquiera es mala literatura pero es la realidad y no estoy haciendo más que describirla. Esto lo hacen muy bien ciertas personas que hacen de un buen guión una mejor historia.
El arte de proyectar imágenes fijas a cierta velocidad para inducir al observador a creer que tienen movimiento es antiguo, casi tanto como el amor pero me gustaría decir que no tan vigente.

lunes, 10 de febrero de 2014

La llave

A pesar de las trabas,
los obstáculos,
los inconvenientes,
los hombres siempre avanzan
y los superan
basándose en su corazón,
en su mente y en su cuerpo;
pero a veces
reciben una ayuda desinteresada
de otros corazones,
de otros cuerpos.
Porque el hombre es una especie viva
que no puede,
que no debe vivir en soledad
y que sufre a sabiendas de sus limitaciones;
porque no puede sobrepasar su imperfección,
su ser plenamente mortal y frágil.
El hombre es un ser sociable
que no sabe asociar
la idea de convivir en sociedad
pero que a pesar de todo
él es el único
en la faz de esta tierra
que posee el secreto,
la llave
para poder descubrirlo
y acceder a sus ventajas y beneficios
enriquecerse con esos conocimientos,
esos contenidos de característica básica
aunque de sustrato elemental
y trasfondo sustancial
para vivir al lado de otro ser humano
la noble importancia
de la llave
que abre todo horizonte posible.

miércoles, 29 de enero de 2014

Bitácora escrita sin formato de bitácora a la luz del exhibidor de gaseosas (capítulo 6)

Amigos en la distancia!
Ahora que he dejado de lado el formato bitácora, es prácticamente imposible volver a él, sobre todo porque la absoluta ausencia de descubrimientos y novedades hace que las posibles misivas empiecen con: 'Hace calor, corre viento, no llueve nunca...' y otras insulsas referencias al clima patagónico de transición. Sin embargo, el contacto a través de estas líneas se me hace terapéutico (el diagnóstico, adelantado por alguno de mis amigos, es 'posible pérdida del contacto con la realidad, con perceptibles distorsiones, alucinaciones e invención literal de su entorno'. Básicamente, locura... Y, aunque fuera de mi presupuesto, el ciber es por lejos, más barato que los medicamentos que se consiguen con el formulario rosa. La rutina neuquina es soportable, casi no tengo discusiones conmigo mismo. De hecho, soy casi mi mejor amigo. No me puedo cuestionar que no me acompañe, que no esté en los difíciles momentos del desempleo y que no me ayude a lavar los platos. Y me escucha cada vez que pregunto que es lo que quiero para comer. Y estamos de acuerdo siempre. Estoy especulando con que el clima fresco favorezca mi desenvolvimiento personal. Les cuento, estoy pensando en vender bufandas hechas con los afiches de pedido de justicia para fuentealba. No me vengan a mi con el 7,5% de desempleo, que esos vagos no trabajan porque no tienen imaginación. Oportunidades hay, caramba! Qué pasa con la gente de acá? Es que todos quieren reivindicar la leyenda del terrenito y techo propio? Con eso de las tomas, se ocupan medio noticiero del mediodía y todos los reclamos en la avenida. Estuve escuchándolos y se nota que son bien argentinos, porque a ninguno le oí decir que tenían idea de pagarlos... Y piden hasta la conexión para el aire acondicionado; no escucharon que hay que reducir el consumo? Espero que todos estén bien de salud y todo eso. Espero que alguna vez se dignen venir a visitarnos maldita manga de ingratos! En fin, esta vez la hago corta porque adjunté un texto que vio la luz en aquellos pagos pero nunca encontré una excusa valedera para hacerlos sufrir con su lectura. Dicen que la distancia relativiza conceptos. Quizás. Saludos a todos! 
Bienvenidos los nuevos contactos que han sabido salvarse de los primeros correos!

sábado, 25 de enero de 2014

Bitácora escrita llorando a mares lágrimas de pintura látex color rosita claro (capítulo 5)

Diario de estadía, a.k.a bitácora.
Antes que se vuelva a desatar la tormenta perfecta, voy a tratar de comunicarles las últimas novedades en este rincón del país y en el rincón inhóspito de mi anatomía. Porque he de aclarar que en mi nidito de amor no tenemos cable (sólo dos canales de aire me mantienen tangencialmente informado), no tenemos internet (estos momentos son financiados por un billete de $5 en un ciber que al mismo tiempo, brinda servicio de sauna), no tenemos teléfono (suplido por el celular) y no tenemos ascensor!! Tres interminables pisos cada vez que nos olvidamos un sobrecito de jugo de toronja verde! Es terrible! Mis muslos han crecido de tal manera que lo único que uso son pantalones cortos y shores con ese escocés tan demodé que es mi estilo. Entiendan que escribir un mail adaptado a las necesidades de cada uno de los destinatarios de estos pseudos informes es casi como decir que una persona puede ver en su vida tres veces al cometa Halley, así que trataré de satisfacer lo que me han solicitado. Como habrás podido sobrentender tocayo cibernético estoy en la Confluencia como la llamas vos ya hace un mes. Compartiendo techo con la madre de mis hijos (detengan acá los infartos masivos, es una proyección a FUTURO!) y en busca de trabajo (todavía). Pero no se preocupen, no me voy a volver, padres míos, no se asusten! Ya va a salir algo. Para ustedes, "lacras de la mastur", les quiero decir que acá la merca no se consigue tan fácil, así que las líneas que escribo son resultado del cortocircuito natural de mis neuronas, sin necesidad de alimentarlas con sustancias de neto corte ilegal. No pidan protagonismo, no les será concedido... H, amigo, hagan algún asado en mi honor aunque se les venga el cielo encima. Acaso no me lo merezco? Los he liberado de mis molestas visitas, de mis engorrosas apariciones sin aviso que complicaba tu vida ordenadita. Me merezco un mitin in-absentis, un vino de honor con un tetra de pico de oro, un karaoke haciendo sonar una de los piojos... Rubia, diosa del Roberto Carminatti, te merecés un lugar en el ranking de la WATP y otro para conocer a J.G.Ballard y una recopilación de relatos de ficción bizarra. La primera no te la envié porque estabas como contacto en mi mail profesional, pero ha sido un error que ya solucioné. Profesional, jejejeje! También solucioné el mismo error con vos Gustavo y con vos Greis, espero sepan perdonar. Yo no lo soy, Santi. El GROSSO sos vos. Porque el GROSSO no ve salir el sol por las mañanas, se mira al espejo. El GROSSO no pide permiso para hacer manifestaciones en la Capital Federal, va caminando al laburo. El GROSSO no tiene amigos, tiene familiares. Hermano!!! Y a aquellos que ocasionalmente encuentro en el messenger, todo lo que escribo allí es producto de la dieta, el aire y la saturación de tiempo libre, lectura repetida (tampoco estoy comprando libros nuevos, economía de guerrilla que le dicen) por lo que les pido extrema cautela en la interpretación y ejecución de lo allí expresado. Además, ustedes tenían la siquiera mínima esperanza de que esta vida de convivencia, actos adultos, caer en la cuenta de que tengo 30 años, me iba a hacer más normal? No, amigos míos, estoy más loco que nunca, más niño que nunca, más yo que nunca. No se precipiten a las boleterías, no es transitorio.
Nota mental: voy a tener que encontrar trabajo pronto porque el demasiado tiempo libre me hace demasiado sincero también... Aro? Eso es un crimen querida! Abrazos!

martes, 21 de enero de 2014

Bitácora escrita sobre el teclado pegajoso de un ciber universitario (capítulo 4)

Bitácora 35,8 ºC
No sé si es sensación térmica o la temperatura real pero que hace, hace. Aunque me parece que se siente mucho más en este ciber del orto! Estoy bastante ansioso por hacer algo! Nunca pensé que iba a extrañar tanto trabajar. Pensándolo bien, lo que extraño no es trabajar, sino la parte del tiempo en que todo giraba alrededor del reloj, esperando la hora de volver a casa. Por más que insistan, no pienso retomar el formato mail-carta lacrimógena de la cual soy un adicto y especialista. Sin embargo, la metáfora es algo que me gusta más, la exploración de formatos para comunicar algo, en sintonía con esta etapa de mi vida, se adapta más a mi corriente espíritu creativo. Explorar si estoy hecho para el concubinato (o él hecho para mi), explorar el nuevo escenario y quizás conquistarlo (la alegoría corría por cuenta y orden de Star Trek y el formato de bitácoras acompañaba el sentimiento de aventura, de estar corriendo los límites centímetro a centímetro, a medida que uno avanza), explorarme: cada cosa que enfrento, me desafía, me provoca. Cada día trae nuevos cuestionamientos, nuevos planteos y es algo que me lleva tiempo procesar. Por eso, cuando hablo o escribo tienen que soportar ese tonito de definitivo y la atmósfera poco propicia para la negociación, porque me llevó mucho tiempo llegar a ese resultado. Sin embargo, y a riesgo de aburrir, aún se puede seguir la charla. Las cosas nunca salen como uno quiere, ni siquiera cerca de lo que uno planeó (para qué carajo uno estudia planificación....) y es que yo pensaba esto y lo otro. Y nada es como uno supone. Uno dice una broma y espera que el resto se ría, pero no causa gracia. Uno compra barato para vender caro, pero vende más barato todavía. Yo pensé que acá hacía frío, como es la patagonia, pero no, hace cuarenta mil grados a la sombra...! Recibí algo de correspondencia a mi casilla de mails, la cual agradezco profundamente. Acá no hay espacio para las indirectas, está muy bueno leerlos, aunque sea para críticas o más críticas, eso acorta las distancias. Además, cada uno es como es y si yo me doy el lujo de escribir en un dialecto seudo relato histórico, documento que sólo escriben los capitanes de navíos y todo eso, ustedes pueden criticar con tranquilidad que no serán censurados. Dejo una última consideración, tal vez la acidez no encuentra otro lado por donde escapar y se cristaliza en mi persona. No ha habido mayores novedades, como les había contado tuve una entrevista, en la cual por lo visto he sido demasiado sincero pues no me han llamado. Pero la esperanza es lo último... No, lo último son los calzones! Je! Me voy a casa, tengo que cocinarme, cortar el pasto (para aclarar la situación, mis suegros se fueron a las termas y estoy instalado en su casa, por eso, me voy a dedicar a la jardinería, no es que puse rollos de césped en el balcón ni nada por el estilo). Los dejo hasta la próxima mis amigos! Chau! 
Nota mental: si mis comandantes leen este documento, argumentar demencia temporal, o algo similar. Notificar a mis abogados. Me encanta cuando un plan se concreta!!!!!! Suerte en todo.

viernes, 17 de enero de 2014

Bitácora escrita pensando cómo hacer para ganar la lotería (capítulo 3)

Bitácora de vuelo .226 (8)
El motivo original de este informe es hacer una objeción a los directivos de la exploración con respecto a los métodos para elegir la tripulación. No intento decirles a mis superiores cómo tienen que hacer las cosas (por algo son los jefes y yo un simple capitán de jangada) pero tienen que saberlo: la que dice ser mi mujer no está nunca, dice estar de guardia permanente y siempre con el mismo Citado Nosocomio (licencia y copyright del Negro), doctor que me genera mala espina. Hubieran previsto alguien con menos ocupaciones; de esto se deriva mi completa responsabilidad para con los deberes de la casa, que, para despejar las sonrisitas sarcásticas, ya conocía desde mi anterior destacamento en la misión exploratoria a la Barriga Blanca, junto con un perfecto desconocedor del tema. El reporte continúa con la persistente mención del tema clima. Hace calor. No es que uno sea inconforme Valeria, lo que pasa es que por ahora es del único tema que tengo material para hablar, hacer comparaciones y además, quien no ha hablado alguna vez del clima, sólo por llevar adelante una charla? El tiempo (la sucesión de segundos, minutos, horas, etc.) es en percepción propia, más espeso. Se explica porque como no tengo obligaciones complejas, no hago más que contar los minutos y tratar de que encajen en un segundo. Y eso me está llevando horas... Hasta hace un rato estuve en comunicación telegráfica con una ex miembro de mi tripulación y discurrimos sobre el tema prioridades. Ahora que fue a bañarse, cosa que yo hago (valga este desagravio para con mi aseo personal, en contra de lo que digan las investigaciones dirigidas por una profesional alemana, cuya limpieza es también cuestionable, que no supo establecer comunicación con mi mundo), digo mínimamente que hay que hacer lo que nos dicta ese músculo sangriento, lleno de agujeritos (si no, que son los ventrículos y las aurículas?) y nada más. Estamos en épocas vespertinas y mi apetito ha sido saciado convenientemente. Se me pasará la vida mirando la pantalla del celular, que no deja de agobiarme con ese pitido penetrante de "batería baja"... Que cerveza me voy a tomar... Nos seguimos enlazando...
Nota mental: la mención de la cerveza puede ser contraproducente. Si quiero que esta porción del universo sea mía solamente, no debo denunciar la presencia de este elixir, casero, frío, en todas sus presentaciones (fruta, miel, rubia, negra, más negra). Mejor digamos, Ser Citrus. Que Ser Citrus que me voy a tomar... Suerte en todo.

lunes, 13 de enero de 2014

Bitácora escrita luego de sufrir un ataque de urracas calvas (capítulo 2)

Bitácora 3,1416LV 
Aquí nuevamente desde los confines del universo habitado, dando el correspondiente informe a los que han financiado mi exploración (pero sobre todo a los que, por ser tan insistentes, han logrado que yo huyera. Pruébense el saco y déjenselo puesto!) Hace un par de días venimos, junto con mi equipo, juntando evidencias de que podría haber vida en este páramo, de hecho, justamente antes de ayer me llamaron por teléfono para concertar una entrevista de trabajo en un hotel, concretada ayer nomás. El saldo se verá a fin de mes, junto con el resumen de la Visa Gold y la factura de la luz. Una joya! Después de 17 siglos y medio, llovieron más de 3 milímetros seguidos y la humedad ambiental superó todos los registros históricos al marcar 61%! Como se nota el cambio climático... De más está decir que, transcurridos dos segundos de finalizada la lluvia, salió el sol y nos ahogó a todos! Para los más memoriosos y más antiguos en mi existencia, hoy reconocerán en el relato a un personaje que ha marcado varios pasajes de la época estudiantil: hemos tomado mate, hablado de su nueva casa, de su hija Julieta de dos meses, que se suma a Valentina. Hemos arreglado para degustar un vino con asado en su casa y rebuscado en las fotos recuerdos no tan lejanos. Su chiva sigue más que firme en su rostro y sus hermanos se empeñan en no seguir su ejemplo, terminando sus estudios universitarios. Creo que es pasado el mediodía porque mi estómago se ha devorado mi médula espinal... Bueno, espero que mis hermanos sean lo suficientemente perspicaces para haber impreso esta bitácora (y la anterior) para que mis padres (que no curten la onda interné) puedan leer esta suerte de desvarío, y esta advertencia llegue tarde y redundante. 
Saludos!

jueves, 9 de enero de 2014

Bitácora escrita bajo los efectos de ciertas bebidas energizantes (capítulo 1)

Bitácora de vuelo número 1214-LV$
 En las primeras horas de este día, no ha ocurrido nada digno de suscribir, salvo que en algún lugar de la tierra, que no es acá, llovió. Lo único que se pudo percibir es un miserable olor a humedad, a ozono (es el típico olor a tierra mojada) y nada más. Mi casa a la mañana es un paraíso, ropa acolchando el piso y protegiendo las paredes de mis arranques pictóricos (estoy en el período abstracto, luego vendría el cubismo y hasta ahí llego, pues el realismo nunca me salió). El mate siempre está preparado, es cuestión de servirse. El balcón es la sucursal del paraíso al aire libre aunque tiene un pequeño problema: te parás ahí y te ven desde Bariloche! Hasta hace un par de horas estuve de vacaciones, es decir, me dediqué con gusto a los "labores" de la casa, regué las plantas, lavé y sequé los platos, entre otras cosas consideradas trabajo digno de una jubilación. Estoy colgado de una percha, hace tres días fuimos a la pileta y tomé un poco de sol (lo juro, fue solo un poco) pero no hay caso, el hijo de mil detecta las pieles de porcelana como la mía y se empeña en ponerlas como trasero de mono tití después de una golpiza propinada por una yunta de patovicas violentos! Pero no se confundan, no me estoy quejando. De hecho, haciendo caso de las enseñanzas del viejo filósofo Quique Orlandus, no me puse el protector factor de protección 514 y limité mis baños lo menos posible, compactando mi universo a la escueta sombra de un árbol que sigue la dieta de "Cuestión de Peso" (y que le dio resultado!) pero el sol del medio día (que es en realidad el de las once) no se plegó al paro de los recolectores de fruta y nos dio ídem! Todavía me duele la espalda de trasladar muebles! Por qué existe el algarrobo? todo debería ser de telgopor pintado... Estoy pensando tomarme dos meses de vacaciones en las termas de Copa-hue (la copa espero que me la den llena...) Las contracturas, como todo el mundillo mal pensado habrá especulado, ya me las curaron... De hecho, tengo algunas nuevas! Ahora estoy en el centro de la ciudad, que dicho sea de paso, me vuelve un poco loco. Calles de pueblo, llenas de gente de pueblo que se cree de ciudad y llenas de coches con chóferes de pueblo y bocinas de ciudad! En fin, debe ser el hambre que me hace pensar estas cosas.
 Nota mental: comer antes de escribir las bitácoras.
Saludos!!

lunes, 6 de enero de 2014

Justificativo

¿Querés saber por qué? Aunque no te guste la respuesta, ¿aún estás dispuesto a escucharla? ¿Y qué pretendés lograr con ella, una iluminación, una sabiduría superior? ¿En definitiva, resolverá algo? En fin, no son cosas mías, puedo convivir con lo que soy, con lo que me moviliza y no necesito justificarme. Lo disfruto, me produce una especie de placer mundano, una sensación omnipotente, un poderío infinito. Todo el mundo hace esa pregunta, “¿Por qué?, ¿por qué?” y estoy convencido que es un poco por envidia y otro poco por morbosidad y no tanto por preocupación o civismo educado. He detectado en muchas miradas, y no es por provocarte pero también la vi en tus ojos, la profunda curiosidad que les provoca no saber lo que es tener el poder de decidir cuándo alguien exhalará el último suspiro. No importa, están tan programados, tan embebidos de límites y prejuicios que no es posible que ocurra, no me preocuparía tanto. Lo que si te podría decir es lo interesante que resulta salir a la calle, pasear por las veredas, sentarse en bares anónimos y mirar, elegir de toda la manada quién podría ser un individuo ideal, entornar los ojos y decidir, éste si, aquél imposible, el de más allá queda en espera de otra oportunidad. La adrenalina fluye, las mejillas se me colorean, lo puedo sentir… Perdón, sé que esto no responde directamente pero tal vez estoy buscando que me entiendas. ¿Acaso la premeditación me hace un ser cruel? No sé, si le das a un ser lo que quiere, si lo que busca con insondable anhelo yo se lo proveo y lo eximo del peso de la culpa, de esa cosa ancestral que mamamos de pequeños que nos hace timoratos y débiles, no lo puedo ver como crueldad. Yo llegué a este negocio mucho por placer pero un poco por necesidad, y si llegó a ser rentable por alguna razón que escapa a mi entendimiento, bueno, eso lo explica todo, ¿no?.