miércoles, 28 de abril de 2010

Breviario del acontecer ciudadano

Pequeñeces visibles en la cotidianeidad de la Ciudad:

Es notable la cantidad de perros sueltos en las calles, un poco por descuido de sus antiguos dueños, otro poco por la falta de previsión en la esterilización. Estamos viendo la posibilidad de fundar un club de fútbol para jugar en Primera, jugando contra River y Boca tenemos dos victorias aseguradas.

En la Ley Nacional de Tránsito se habla de "puntos negros", aquellas intersecciones con alta siniestralidad en una ciudad y una de las soluciones, además de los semáforos que son olímpicamente ignorados, es colocar cámaras para medir en tiempo real la velocidad y fotografiar los posibles infractores. ¿No sería mejor ponerles cremas exfoliantes tipo barrocutina para eliminarlos?

Hay peajes por todos lados pero no arreglan los enormes baches que tienen, las roturas de los guardarails y la señalética es malísima. Y tienen puentes y retomes proyectados, pero nunca los inauguran. Para mi que los pibes que cobran, se llevan las monedas y las funden para vender el cobre, por eso no hay reparaciones (ni monedas) a la vista.

Gracias (?) a los paros gremiales, reclamos salariales y gripe porcina, el año pasado hubo en la provincia visible un total de 43 días sin clases. Por supuesto que ni se habló de recuperarlos y los chicos siguen pagando los platos rotos. Este año, ¿estarán dispuestos a resignar 1 mes y medio de sus vacaciones para completar los días faltantes? Hummm...

Cortitas y al hueso!
Int. Etienne

domingo, 25 de abril de 2010

Tengo ganas

Hoy más que nunca tengo ganas de escribirte
un cuento, un poema,
una carta, una novela.

Hoy, como ayer, tengo ganas de estar con vos
juntos, muy cerca
charlando de cualquier tema.

Quiero compartirte mis cosas,
lo que siento, lo que añoro,
quiero contarte mi vida.

Necesito que tengas ganas
de escribir,
de estar conmigo,
de compartirme,
de compartirte.

viernes, 23 de abril de 2010

Sensaciones ciudadanas (reloaded)

Allá lejos y hace un montón de tiempo, escribí un post que merecería una relectura, o mejor dicho una primer lectura, ya que no registró ningún comentario, a pesar de que es una sensación que puede resultar muy común a mucha gente.

Se puede leer acá...

Sigo teniendo esa sensación y cuanto más grande es la ciudad, más lejana la persona que me cruzo, más seguido me pasa.
En el despertar del día, todos somos muy parecidos, con los ojos apenas abiertos. En el transporte público somos uno solo, apiñados en el pasillo. En la carrera por llegar a horario somos atletas con un solo fin. Ese parecido no me asusta, es apenas una motivación.
En cambio, los rostros cotidianos me llenan de temor porque son imposibles y el hecho que se me presenten frente a mi, tan concretos, tan reales es terriblemente pavoroso.

martes, 20 de abril de 2010

Locos espacios

Acaso no necesite ni alimentos,
ni agua para tomar, ni tampoco una cama,
ni un techo.
Tampoco me es imprescindible
que me expliques por qué;
no necesito que me des una razón que justifique y aclare
todo este lío premeditado.
No quiero que la luz penetre territorios neblinosos,
que el conocimiento cubra campos incultos,
que la cordura invada locos espacios.

Más vale dejar todo tal cual, total,
ya está hecho y no se puede regresar atrás.
Lo que hiciste no puede anularse
con solo chasquear los dedos,
no puede justificarse con excusas y falsas afirmaciones.
Lo loco nos llama, lo que hiere nos repele y todo pretende cambiar,
sólo depende de nuestra actitud, de nuestra sinceridad
para soportarlo.

viernes, 16 de abril de 2010

Me colmaron la capacidad testicular

Me hinchan los que aprovechan marchas o procesiones con reclamos reales para destruir y saquear comercios, ensuciando con su accionar una causa justa. Menos soporto aquellos que aprovechan una huelga en reclamos de salarios más justos para tomarse el día sabático.

Me hartaron los imprudentes que cruzan el semáforo en rojo, acelerando en lugar de frenar y dar paso a los peatones. Más me cansan los que giran a la izquierda estando prohibido.

Me hartaron los imbéciles que piensan que insultando al empleado logran lo que quieren, sin pararse a pensar en lo cavernícolas que son. Más me cansan esa prepotencia sin fin del consumidor extasiado, con el vicio incorporado.

Me llenaron la paciencia aquellos que se creen más que otros, solamente por llamarse "elite" o por el grueso de la billetera. Mucho más odio su ceguera permanente.

Me llenaron la paciencia los vecinos ruidosos, las minitas en tacos caminando por el techo de mi departamento, el vecinito que escucha el himno chocolatoso en plan "repeat" todo el día. Mucho más detesto que se haga la inocente.

Me colmaron la capacidad testicular (intendente dixit) aquellos que destruyen las plazas, pintan los monumentos, agreden los edificios de todos, cortan las rutas molestando a los demás, rompen vidrios como si ellos tuvieran la culpa.
Mucho más me los llenan esa trifulca de vedettes de quienes deben dirigir nuestros destinos, ese cruce de palabras infantil, esa actitud de lavarse la manos de lo que está pasando, sin hacerse cargo de lo que corresponde.

Hoy me levanté intolerante, y se nota.

miércoles, 14 de abril de 2010

Literatura, ficción y más ciudades [13]

Fue en ese momento más o menos cuando nuestros conciudadanos empezaron a inquietarse. Pues a partir del 18, las fábricas y los almacenes desbordaban, en efecto, de cadáveres de ratas. En algunos casos fue necesario ultimar a los animales cuya agonía era demasiado larga. Pero desde los barrios extremos hasta el centro de la ciudad, por todos los sitios que el doctor Rieux acababa de atravesar, en todos los lugares donde se reunían nuestros conciudadanos, las ratas esperaban amontonadas en los basureros o alineadas en el arroyo. La prensa de la tarde se ocupó del asunto desde ese día y preguntó si la municipalidad se proponía obrar o no, y qué medidas de urgencia había tomado para librar a su jurisdicción de esta invasión repugnante. La municipalidad no se había propuesto nada ni había tomado ninguna medida, pero empezó por reunirse en consejo para deliberar. La orden fue dada al servicio de desratización de recoger todas las mañanas, al amanecer, las ratas muertas. Una vez terminada la recolección, dos coches del servicio tenían que llevar los bichos al departamento de incineración de basura para quemarlos.

La peste - ALBERT CAMUS

lunes, 12 de abril de 2010

Cómo estar bien y no perecer en el intento

Ahora dicen que hay que comer manzana por el hierro y una banana, por el potasio. Y también una naranja, para la vitamina C todos los días.
Y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes. Todos los días hay que tomarse dos litros de agua (sí, y mearlos, que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos). Todos los días hay que tomarse algo para tener "L cassei defensis", que nadie sabe qué carajo es, pero parece que si no te mandás un millón y medio todos los días, entrás a ver a la gente como borrosa. Cada día una aspirina, para prevenir los infartos. Y un vaso de vino tinto, para lo mismo. Y otro de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me acuerdo para qué era. Si te lo tomás todo junto, por más que te dé un derrame ahí mismo, probablemente ni te enteres. Todos los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra, hasta que logres cagar un pulóver. Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias, livianas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado. Haciendo el cálculo, sólo en comer se te van cinco horitas. Ah, y lavarte los dientes después. Después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea: después del Actimel los dientes, después de la manzana los dientes, después de la banana los dientes... y así mientras tengas dientes. Y pasarte hilo dental, masajeador de encías, buche con Plax... Mejor ampliá el baño y meté el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes, te vas a pasar varias horas por día ahí adentro. Hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuno. Te quedan tres, siempre que no te agarre algún piquete. Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de televisión. Bueno, ya no podés: todos los días hay que caminar por lo menos media hora (Dato por experiencia: a los 15 minutos andá volviendo, si no la media hora se te hace una). Y hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que regarlas a diario. Y cuando te vas de vacaciones también, supongo. Además, hay que estar bien informado, así que hay que leer por lo menos dos diarios, para contrastar la información. Ah!, hay que tener sexo todos
los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción. Eso lleva su tiempo. ¡Y ni qué hablar si es sexo tántrico!! (Al respecto te recuerdo: después de cada comida hay que cepillarse los dientes!) También hay que hacerse tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tenés perro o mascota... hijos?! En fin: a mí la cuenta me da unas 29 horas diarias y no fue posible el día Osvaldo así que la única posibilidad que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez, por ejemplo: te duchás con agua fría y con la boca abierta, así mientras tomás agua, salís del baño con el cepillo de dientes en la boca y le vas haciendo el amor (tántrico) de dorapa a tu pareja, que de paso mira la TV y te cuenta, mientras barrés con una escoba metida en el culo. ¿Te quedó una mano libre? Llamá a tus amigos. ¡Y a tus padres!! Tomate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer falta). El Bio Puritas con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se come la banana con el Actimel, y mañana cambian. Y menos mal que ya crecimos, porque si no nos tendríamos que clavar un Danonino Extra Calcio todos los días. ¡Úuuuf! Ahora los dejo porque entre el yogur Activia, el medio pomelo, la cerveza, el primer litro de agua Levité y la tercer comida con fibra del día, ya no sé qué me estoy haciendo pero necesito un baño urgente. Ah, ya que está aprovecho y me llevo el cepillo de dientes...

Saludos mis ciudadanos y muy buena semana!!
Int. Etienne

miércoles, 7 de abril de 2010

Amiga

Amiga de tantos años vividos lado a lado,
de tantas aventuras compartidas en complicidad,
de tantos amores, de uno y otro, de los dos.

Amiga de tantos mates que nos unieron por la tarde,
de tantos bailes que nos encontraron por la noche,
de tantas charlas que disfrutamos todo el día.

Amiga de algunos desencuentros a tiempo solucionados,
de algunas discusiones, todas con verdaderas lecciones,
de algunos entredichos, siempre para hacernos crecer.

Amiga quisiera hoy decirte que en estos años de caminar a tu lado
de compartir mi vida a corazón abierto, a alma desnuda,
de depender de tu palabra, a veces demasiado,
de mirar incansablemente tus ojos sinceros,
he guardado para mi solo
el orgullo de haberte visto crecer, madurar,
llorar en silencio, reír a gritos, gritar sin reír;
compartir momentos con vos a lo largo de todo este tiempo
quedará como un tesoro guardado en el baúl de mis recuerdos.

Amiga quisiera hoy enterarte de lo que ya sabes desde hace más de una década
reiterado una y otra vez
en las mutuas cartas, en las esporádicas visitas,
en las escasas comunicaciones telefónicas,
que ocupas el lugar más importante en mi corazón,
que tienes mi cariño parco,
que tienes mi amistad, aunque un poco devaluada, para lo que la necesites,
sólo tienes que pensar en mi y tu amigo solucionará tus problemas,
curará tus heridas, secará tus lágrimas, entenderá tus penas
y acaso también reirá con tus chistes, disfrutará con tus éxitos, gozará con tu felicidad.

Porque amiga, este humilde amigo
te aprecia por sobre todo,
te quiere sencilla persona,
excelente confesora
la definición de la amistad

lunes, 5 de abril de 2010

El hombre detrás del político

En el mundo virtual todo es posible, todo es válido. Aunque hay cosas que trascienden la pantalla con contundentes realidades.
Aprovecho que fue fin de semana largo, que todo el mundo estará mirando la realidad con ojos soñadores, sintiendo nostalgia de la pantalla, para sincerar esta charada.
Al comienzo, y todo comienzo tiene una tediosa explicación, era más sencillo. El objetivo era traspolar la opaca realidad en algo más novelesco, más serie de TV con ansias de secuelas y temporadas estivales de teatro.
Había tanto material, tanto escrito, que no era necesario elaborar mucho; simplemente editar y ordenar lo ya existente. A la par, las visitas a otras Ciudades se volvieron una constante, necesaria retroalimentación para medir el pulso del electorado y alimentar la gestión con material de excelente factura.
Pero ese no soy yo, me dije a mi mismo (porque me di cuenta que nadie me iba a escuchar) y de a poco fui diciendo quien era realmente. Eso generó disenso, ahora me doy cuenta.
Es más fácil adorar lo que no se conoce, postulo urgentemente, porque creo que perdí a varios, a la par que gané. Por eso siempre el balance da en equilibrio. Porque también descubrí que era un camino de apertura, de sinceramiento, lo que me valió conocer a las personas detrás de los personajes y en ningún caso salí decepcionado. Al contrario, hay un material humano enorme tras esta pantalla y es un tontería englobar a todos en enfermas (fóbicas) generalizaciones (excepción hecha de los floggers, que no saben escribir dos frases seguidas con sentido y...), rescatando la individualidad generosa de cada uno.
Después me ocupé de otras cosas y esto se quedó en la meseta de quien no puede dejar de lado su adicción a las letras, aunque tampoco la función pública (el poder es adicitivo, se los digo yo) porque en definitiva para ser político tiene que haber polis, y la polis que son ustedes, manga de desacatados, están a pesar de todo.
Con todo el poder que detento, aunque no llego a ser el Gran Hermano controlador y sabelotodo, los estaré observando.



Porque además de ser político, soy un hombre ubicuo, capaz de inmiscuirme en toda realidad, incluso la de los documentales.
Habrase visto semejante turba de ciudadanos...
Saludos mis queridos anunciantes, digo, electores!!
Int. Etienne

viernes, 2 de abril de 2010

Final en dos párrafos

Esa noche no podía dormir. Trató de relajarse, de dejar su mente en blanco, pero mientras más lo intentaba, más rumiaba ideas que no alcanzaba a entender con exactitud.
Buscó un anotador y apoyó la punta de la birome sobre la hoja en blanco, como si esperara a que las palabras emergieran por sí solas. Sin embargo no encontró la manera para que la tinta azul trazara más allá de un punto. El cansancio la invitaba a dormir. Se acomodó otra vez en la cama y apagó la luz. Pero cuando sus ojos se cerraron su mente se llenó de imágenes confusas. ¿Eran recuerdos, sueños o imaginación?
El ruido de la agujas del reloj despertador la irritaba, la aturdía. El zumbido del vuelo de un mosquito la ponía en alerta. Daba vueltas enredando las sábanas entre sus piernas. Presa del extraño presentimiento de que esa noche no iba a ser una noche más, decidió prender la luz, sin imaginar lo que estaba por suceder.

Por encima de su hombro alcanzó a ver el frenético movimiento de la birome azul que hace un momento tenía en su mano sobre el bloc de hojas, las cuales unas vez completas eran arrancadas y flotaban lentamente hasta depositarse en orden en la bandeja de plástico negro donde apilaba fotos viejas, facturas impagas y sobres cerrados de correspondencia que nunca leería. Las agujas del reloj, giraban locamente, sin ritmo ni velocidad, un par de vueltas hacia un lado, otro par de vueltas hacia el lado contrario, hecho que la hizo sentir alternativamente cansada y con los párpados pesados y despierta y fresca, liviana y lúcida. En ese momento, el mosquito aferró con sus patas la última hoja y en vuelo rasante se lo colocó frente a su nariz para que lo pudiera leer; ella se tomó un minuto para releerlo y asintió lentamente con la cabeza, sin emitir sonido alguno.

De esa escena solamente tuvo como recuerdo vívido una roncha en el hombro de una picadura de mosquito. No quiso forzar más sus recuerdos, decidió dedicarse de lleno a la firma de sus libros, recién salidos de la imprenta.