domingo, 25 de septiembre de 2022

Las noticias de ayer

 El día iniciaba de la misma forma que siempre. No estaba jubilado ni tenía edad para hacerlo pero ya empezaba a cultivar las típicas rutinas de aquellos que ya no tienen la obligación de cumplir tiranos horarios. Pasaba arrastrando los pies del dormitorio al cuarto de baño, allí se afeitaba y enjuagaba los dientes y luego iba a hervir el agua para prepararse el té en hebras, costumbre heredada de cuando vivía en el campo.

Siempre a oscuras, hacía el recorrido que de tan visitado le era ya innecesaria la iluminación, volvía al cuarto a sacarse el pijama, ponerse la camisa y el resto de la indumentaria, menos los botines que se los pondría al trasponer la puerta de salida. Justo cuando la pava le anunciaba que el agua había superado la temperatura del hervor estaba agarrando el diario del buzón. 
Apartó los suplementos de economía y de espectáculos, le incomodaban para leer el resto de las noticias y, mientras cortaba el pan para hacer las tostadas, empezó con los titulares.
Las mentiras globales de los políticos, hipocresía y avaricia, doble moral presente en cada una de sus pulcras palabras, vaticinios de renuncias y amenazas de paros y juicios por injurias a mansalva. Más adelante, entre promociones, aparecían los éxitos terrenales de los deportistas de cabotaje y las proezas sobrehumanas de aquél que no parece de este mundo. Casi al final, la cartelera de shows, horarios de cines y farmacias de turno, justo antes del chiste final. 
La tostada se le cayó de la mano, por supuesto del lado de la mermelada, al piso lustroso. La mandíbula se le paralizó a mitad de camino de un mordisco y un frío le caló los huesos. A tientas buscó los lentes, se los calzó sobre el puente de la nariz, y volvió a leer con incredulidad. 
Allí, en la anteúltima página del diario destinada a obituarios y sin sombra de duda, su nombre encabezaba la lista de personas que querían ser recordados por amigos y familiares tras su paso a mejor vida.

sábado, 17 de septiembre de 2022

Te voy a extrañar!

 Hay veces que paso de largo porque voy apurado, con cosas en la cabeza, tal vez hasta llegando un poco tarde al trabajo o justo hablando por teléfono. Pero casi siempre aminoro el paso, me hago el ocupado en mis pensamientos y hasta simulo escribir un mensaje de texto en el celular solamente con el objetivo de ser un testigo oculto. Y entonces tiene lugar el acto...

La escena es siempre una recreación de sí misma. El auto pone balizas, estaciona frente a la guardería de niños, se bajan una mujer y una niña con la clara intención de ingresar al establecimiento del cual emerge otra mujer con delantal y camperita de hilo. Al principio brotan algunas pequeñas lágrimas tímidas que bañan las mejillas, los brazos siempre extendidos en toda su longitud como buscando refugio, luego empiezan los gimoteos y las palabras que apenas se entienden, ahogadas por el llanto que empieza a ser más ruidoso y por los mocos que asoman por la nariz; la señorita del establecimiento intenta con suaves palabras pero firme tono de voz convencerla de que es lo mejor, que no pasará nada, que más tarde se podrán reencontrar y jugar juntas y otros argumentos que varían de acuerdo a la imaginación y paciencia de ese día de la docente. De a poco va dejando el refugio, el hombro de la docente y ya más calmada recibe ayuda para limpiarse la nariz y secarse las lágrimas, hipando con un poco de decoro y mirando por el rabillo del ojo, agradece y se sube al auto rápidamente.

Su hija, desde su corta estatura es testigo de la escena y totalmente indiferente a la angustia y vergüenza de su madre, corre rauda y feliz al interior del jardín para encontrarse con sus amigos que la esperan para jugar.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Silencio

 Silencio,

no hagas ruido que estoy pensando,
no me molestes con tus tonterías,
estoy perdido en un mar de dudas (y olvido).

Silencio,
dejame reflexionar en paz,
no interrumpas con chismes de pasillo,
con tus problemas inventados
dejame tranquilo que mis internas
serán el comienzo de un nuevo proceso.

No es necesario que te vayas.
Sólo te pido que hagas silencio
que disfrutes de su compañía
que lo aproveches para pensar
qué es lo que siente tu corazón
y por qué no,
para acompañarme con tu propio silencio...