jueves, 24 de noviembre de 2022

Infinito desvarío

 En el principio no había nada, ni oscuridad, ni quietud, ni tormentas, ni movimiento. Eso se inventó después. En un lugar infinitamente infinitesimal confluía todo, desde lo noble y bello hasta lo infame y perverso y allí se formó de a poco lo que nosotros conocemos como universo. Había puesto "nuestro" pero me pareció un poco arrogante y lo borré. Con el transcurrir del tiempo, cada cosa fue adquiriendo su forma, cada elemento tomó o prestó electrones, cada ser fue moldeando sus características hasta llegar al momento en que el ser humano comenzó a pisotear esta roca. Atrás quedaron las hecatombes de polvo estelar, las explosiones masivas de nebulosas y la formación de galaxias y sistemas planetarios, grandes manifestaciones de energía que formaron las estrellas, que luego al ser vistas desde nuestra perspectiva cultural conformaron las constelaciones. 

Ahora, todo se sigue expandiendo, buscando los límites infinitamente inmensos que el universo aún en su magnificencia desconoce. Las estrellas agotan su fuego interno, los agujeros negros empiezan a absorber con su poder hasta el más mínimo rayo de luz y se disuelven los planetas agotados de tanto girar. Después de tanto tiempo, de todo lo que ha ocurrido en cada molécula y átomo y célula y partícula, después de todo eso volverá a reinar la nada, porque nada será nuestro y nada quedará comprimido en un infinito en expansión.

Y los dados volverán a rodar otra vez.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Será

 

De vos no guardé ni siquiera una foto.

Será que volver a verte, encontrar esos ojos fijos en la escalera es demasiado desafío, volver a descubrirme ahogado en tu sonrisa es batalla perdida.

O tal vez será que no es necesario un papel brillante para acercar a mi memoria esas sensaciones del pasado.

De vos no guardo más que sensaciones. Ni siquiera una remera o una carta. Bah, eso es mentira. Lo que no me atrevo es a leer tus frases otra vez, reconocer tu letra y en ella a vos y yo con vos.

Ya de por sí es difícil estar cuerdo.

viernes, 4 de noviembre de 2022

El transcurso de la existencia

 

Con el transcurso de los llanos días, los eternos meses y empinados años, con el simple hecho de acopiar en el dorso de una dolorida espalda porción de tiempo, así nos vamos convirtiendo, muy de a poco en un proceso imperceptible, en seres domesticados.
Con el abrir y cerrar de nuestros ojos sorprendidos ante el brillo enceguecedor del sol de la mañana y la honda oscuridad que decora las horas nocturnas; con el surgir inocente de nuestras facultades y su uso un tanto más prosaico entramos en un espiral de imparable caída hasta un único destino de humanos serializados.
Con la absorción lenta e inexorable de conocimientos de fundamental importancia y otros de inicua naturaleza (usted vea cuál es cuál), con la incorporación de estructuras cuadradas, de métodos rígidos, de esquemas sin salida llegamos a la encrucijada que nos define como un número más o la posibilidad de transformar nuestros cuentos en realidad.
Con el tiempo que se desliza indetenible como granos de arena entre los dedos cansados, que se derrama como líquido transparente vertido hacia el infinito que lo sorbe con fruición, así finaliza la efímera transición que abre después de hecha la elección un amplio abanico de caminos individuales.
Con la convencida opción que hacemos de acciones, selección de rotundas palabras y elevados tonos de voz, con la solidez de una roca proferimos juicios nos movemos por la existencia como dioses paganos, profanando seres con nuestro dedo señalador, aplastando deseos.
Mientras tanto, nos perdemos lo mejor de existir.