viernes, 24 de febrero de 2012

Creación (origen de las musas)

Crear de la nada algo que provoque admiración, aunque sea una modesta exclamación es algo que aún intento.

Dar vida a esas palabras que, en el contexto cotidiano enseguida vuelan con el viento, pero qu eescritas en un leve papel, y acompañadas por un exacto adjetivo, tienden a grabarse en nuestra mente, a provocar cascadas de sentimientos, diferentes estados en que nuestro ánimo es capaz de estar.

Hacer que surja de un momento sorprendente, de una lucidez sin precedente, esa inspiración ardiente y quede inserta en el mundo real, dejando ese estado de intangibilidad, de idea mental sugerida por un capricho de la vida.

viernes, 17 de febrero de 2012

El simple arte de matar

Diez y media de la noche de un día agitado. La oficina, cargada de humo de tabaco y del calor sofocante del día, se revelaba ahora con la atmósfera pesada de la noche de verano. La ventana invitaba a la brisa a pasar y ésta la ignoraba elegantemente; no se movían ni las sombras. Era un despacho con alfombras raídas, un fichero metálico en la esquina al lado de dos sillas tapizadas en cuero que alguna vez fue nuevo, un escritorio amplio tras el cual un sillón de respaldo alto era el sitio donde más cómodo se hallaba. En la entrada, una puerta con vidrio con su nombre pintado, daba acceso a la salita de espera; luego otra puerta la comunicaba con la habitación principal.
Exhausto, se arrellanó en su sillón, abrió el cajón superior del escritorio de madera lustrada, sacó la pipa y el tabaco, raspó el fósforo contra el lomo de un bibliorato y acercó la lumbre aspirando repetidas veces. Tiró el fósforo al cenicero de madera cayendo sobre las ya abundantes cenizas grises haciendo un minúsculo remolino. Relajó los músculos de la espalda y extendió los brazos hacia adelante, en un ademán mecánico, pensando si debía o no tomar ese caso.
Sabía que todo lo que le dijo era mentira, nada de lo que esos labios rojo sangre habían articulado tenían atisbo de verdad. Los ojos pardos de esa mujer le habían intentado tender una trampa, en la cual no estaba muy seguro de no querer caer. Para ayudarse a tomar esa decisión, se dirigió al archivero, abrió el último cajón y sacó una vieja botella de VAT 69 con el tapón sellado, regalo de algún cliente satisfecho. Volvió a su sillón, sacó un vaso y lo llenó, lo olió y aunque se estremeció al hacerlo, lo bebió suavemente. Los ojos cansados se le nublaron al instante, más no perdió la claridad ni la certeza de que si aceptaba el caso, no obtendría más que problemas y disgustos, ni hablar de los veinticinco dólares por día que había pedido como honorarios.
Se quedó mirando hacia adelante, escuchando la nada y su silencio, midiendo el largo de las cucarachas que paseaban por el zócalo. Un olvidable día terminaba en una olvidable noche. Guardó la botella de whisky en el cajón, se sacó la pistola de la zobaquera y la guardó bajo llave en la caja fuerte, cerró la ventana, apagó las luces y desconectó el timbre de la oficina, pisó con desdén una cucaracha distraída y salió hacia el pasillo rumbo al ascensor.
Afuera, hedía de vapores citadinos. Nada que no haya olido antes.
¿Que te pasa hoy Marlowe? No estás humano esta noche.

sábado, 11 de febrero de 2012

Pasado (reedición)

Palabra con muchos significados
De variadas causas
Insospechadas consecuencias
No es una palabra más
Es una forma de evocar
Un conjunto de hechos
Que no se volverán a vivir
Un montón de sentimientos
Que no se volverán a sentir
Es un baúl de enmarañados recuerdos
De frases inconclusas
De momentos efímeros
De instantes eternos
Palabra que guarda
Muchas personas
Muchas miradas, muchos abrazos
Y también muchos, variados errores
Es el verdugo de la memoria
El fantasma del presente
El tercero en discordia
El recuerdo lleno de deseado olvido
El olvido repleto de memoria.-

domingo, 5 de febrero de 2012

Desear siempre

Quisiera creer que el mundo tiene una solución posible a todos sus problemas;
que el facilismo no es la única opción ante una encrucijada;
que el esfuerzo por todos realizado valdrá por igual en la libreta de calificaciones del director de nuestras existencias.

Quisiera pensar que de este atolladero existe alguna salida sin arriesgar en lo más mínimo el objetivo final; quisiera ya terminar, dejar todo en perfectas condiciones para así salvar los malos, inútiles momentos de zozobra intelectual.

Quisiera que todo fuera irreal, intangible, de aire, de nada para no tener que quererlo cambiar, para darme cuenta que no me afectará, ni hoy, jamás.