miércoles, 13 de marzo de 2024

Hace tiempo

 Hace un tiempo ya,

Poco o mucho ya me olvidé

Que ya no escucho retumbar la pared

El silencio se apoderó de los ladrillos

Y el revoque no sabe a quién

Culpar de su malestar

Ni hablar en las noches

Cuando las sombras tiñen

De negro hasta el último rincón,

Las tejas tiritan de frío,

Los vidrios se empañan

Las sábanas torturan.

Podría levantarme de una vez

Mover los pies

Tocar el timbre

Pero sé que no sonará

Mudo está como las paredes

como las ventanas cerradas

Ciego como un espejo quebrado.

Hace largo tiempo ya, creo

Que la melodía no endulza la mañana

Con esos acalambrados compases

Con esos acordes sensuales,

La radio solo transmite (malas) noticias

Con una gangosa, aflautada voz

Y el té se enfrió en la mesada

Y el bizcocho ya miga será.

jueves, 22 de febrero de 2024

Pasado

Palabra con muchos significados
Para algunos es pisado
Y para otros es aprendizaje
Podemos revisitarlo y mirarnos como espejo
Solemos pensarlo y leerlo como testamento
De variadas causas
Insospechadas consecuencias
No es una palabra más
Es una forma de evocar
Un conjunto de hechos
Que no se volverán a vivir
Un montón de sentimientos
Que no se volverán a sentir
Es un baúl de enmarañados recuerdos
De frases inconclusas
De momentos efímeros
De instantes eternos
Palabra que guarda
Muchas personas
Muchas miradas, muchos abrazos
Algunas emociones
Y también muchos, variados errores
Es el verdugo de la memoria
El álbum de la familia
El fantasma del presente
El tercero en discordia
El recuerdo lleno de deseado olvido
El olvido repleto de memoria.-

jueves, 25 de enero de 2024

Las tardes de pueblo en verano de una época juvenil

Los padres, luego del almuerzo, inutilizados por el calor huyen hacia el interior de las casas buscando reparo en la siesta, dejando el camino libre a los hormonales jóvenes. En ese momento, era cuestión de agarrar una mochila, una toalla, la billetera y poco más para encarar el día. El calor sofoca y te hace desear que el parque municipal y sus piletas estén más cerca. La caminata bajo el sol de enero se hace larga; por eso hacer un par de paradas para buscar sombras protectoras nos parecen imprescindibles. Pasamos después por el kiosko a buscar cigarrillos, chicles y algunas galletitas para acompañar al mate y ahí nos encontramos con las chicas y quedamos en vernos después en la pileta grande, la que tiene los trampolines en el lugar donde siempre se sentaban. 

Prendimos un cigarrillo y nos subimos al fitito a dar un par de vueltas antes de entrar al parque. La pileta una tarde de verano es como una pasarela, una especie de muestrario en el que todos sacan pecho para sobresalir, mirar y ser mirado. Con suerte, las viejas chusmas te hacían un escaneo de cuerpo completo y al día siguiente salía publicado en primera plana; con un poco más de suerte no pasabas desapercibido. 
Pusimos el fitito en un lugar a la sombra, pasamos la revisación médica que consistía en sacarse las ojotas y abrir uno por uno los dedos de los pies para que la enfermera revise si había algún tipo de hongos. Una vez adentro, tirar las cosas a un costado y correr a tirarse al agua no tardaba mucho tiempo. Un par de anchos a la pileta y otro par de brazadas improvisadas como para refrescarse, sin dejar de mirar con disimulo.
Ya más frescos, las opciones eran un peleado encuentro de truco, un charlado mate o simplemente tirarse de espalda a tomar sol. El grupo se iba agrandando y buscando nuevos espacios de sombra para dejar las mochilas y extender las lonetas. El tiempo se escurría sin que nos diéramos cuenta, no sentíamos que fuera importante retener detalles, queríamos vivir todo junto, todas las vidas en un verano. Y teníamos todo el menú a la vista, cuerpos que poblaban nuestros sueños desfilaban al alcance de nuestros ojos.
Después de aplacar el sopor con reiterados chapuzones, y ya con el sol descendiendo hacia su refugio, la opción era ir a la confitería y pedir algo que acompañe la partida de pool, una gaseosa o tal vez una cerveza y los infaltables maníes en combo. También eran una posibilidad los helados de agua o los jugos congelados, en contraposición con los ardientes ojos miel de la chica que atendía y que parecía prometer el paraíso.
Al final de la tarde y ya con las sombras ocupando cada vez más la tierra, en solitario o en grupo todos volvían a sus casas, para prepararse para la noche...