sábado, 26 de febrero de 2011

Cosas que se ven por ahí...

La sabiduría del pueblo no tiene desperdicio y hay que saber adoptar de ella ese tono entre familiar y chusco, entre idiomático e irónico.
Cosas que me he encontrado en este viaje vacacional y que estoy analizando como futuras ordenanzas. Es decir, no dejo de trabajar ni en vacaciones y sepan que lo hago por ustedes.

1-Homenaje al músico.
El artista de las melodías, el creador de sueños musicales, aquél que a través de una sucesión de golpes coordinados sobre las clavijas puede arrancarnos una lágrima y grabar en nuestra memoria un son imposible de olvidar. A ellos, los homenajearon con una calle:



2-Carteles multiculturales.
No basta con que la gente sepa que allí no se debe arruinar las paredes con pintadas de aerosol o con pósteres de la campaña electoral nacional (a la de intendente ya se sabe quien gana) sino que actualmente debe hablar por lo menos seis idiomas, entender tres y leer cinco:



3-Ley de buen gusto musical.
Con el pulular de adminículos electrónicos que carecen de audífonos, junto con la notable decadencia de la calidad musical actual, existen leyes que ponen coto a la diseminación indiscriminada de canciones berretas, o por lo menos escucharlas a un volumen tolerable:




Como siempre, estas ideas quedan sujetas al criterio del pueblo.

Saludos para todos los ciudadanos.
Int. Etienne

miércoles, 23 de febrero de 2011

Ordenanza de colección

Hace un par de días que he retomado las actividades que me requerían y aún no he podido poner en orden el desastre que ha quedado (luego generado) durante mi ausencia.
Es increíble las cosas que suceden cuando uno está mirando para otro lado y ni hablar cuando lo menos que uno quiere es enterarse de eso. De esto hablaremos luego, en algún otro edicto.
Por lo pronto, y es una buena noticia, mi sillón estaba vacío y esperándome. Ajena a los vientos derrocadores que soplan desde el medio de oriente y delta del Nilo, la gestión de este Intendente Vitalicio se mantendrá por varias generaciones más.

Pero vamos a la realidad que nos ocupa con soluciones ingeniosas, fruto del ocio mental:
1-Las calles de la ciudad podrían estar un poco más limpias: se me ocurre que un operario podría conducir una especie de vehículo con cepillos giratorios en el frente y un aspirador potente levantaría la carroña del suelo.
2-La gran cantidad de locales comerciales desocupados podrían cobijar a comercios varios bajo un régimen de pago de alquiler supeditado a las ganancias que el comercio genere, ponderando así el equilibrio de la fórmula ganancias-gastos y así erradicamos esas vitrinas vacías y la especulación inmobiliaria.
3-Reciclemos. En serio.
4-La gente del Tercer Continente del Tercer Mundo tiene suerte en algunas cosas y en otras estamos cagados. El Comité formado especialmente potenciará las primeras y censurará las segundas.
5-El tren es la maravilla tecnológica para transporte creada por el hombre más fantástica que existe. Lástima que nosotros como somos tan vivos, preferimos un invento autóctono como el colectivo...

Y así, con una mezcla de añoranza de vacaciones y potencia acumulada, se reinicia el período de ordenanzas arbitrarias y descontroladas.
Fírmese, caramba!

Int. Etienne

martes, 8 de febrero de 2011

Receso

Perdón por las demoras en las respuestas, perdón por mi ausencia en sus sitios y perdón por ahorrarles leer mis comentarios.

La temporada caló hondo en mi persona y me he visto obligado a salir huyendo sin avisar.
La oficina estará vacía por estas dos semanas y no se firmarán edictos por el mismo lapso de tiempo, es que acá todo el mundo vive 4 horas más adelantado y eso me crea fuertes problemas de percepción y me afecta el juicio.

Disculpen las molestias, estamos trabajando para una Ciudad mejor y un Intendente más viajado.

Int. Etienne

jueves, 3 de febrero de 2011

Sin título

Imaginé que podía elevarme sobre las nubes, sobre el mar y después de un tiempo de disfrutar la vista bajar para ver donde había descendido.
Soñé que los hombres que habitaban esas tierras hablaban otro idioma o tal vez el mismo que el mío, sus bases o su evolución.
Pensé que vería palacios reales, obras monumentales, ferias artesanales; pensé que pisaría avenidas históricas, que traspasaría puertas inmensas y me bañaría en la fuente bautismal.
Vi con claridad que mis pasos me llevaban por museos, plazas y callejas, después de perderme en conexiones de trenes y subterráneos.
Creí que era un sueño concretado llenarme las pupilas de ese colorido arte, de esas curvas góticas, de ese parque genial, de ese pueblo nacido para desaparecer y resurgido de sus escombros.

Lo bueno de imaginar cosas es que no deja de ser eso, una recreación mental de algo deseado, soñado, tal vez merecido pero nunca concretado. Cuando alguien dice que ha sido un sueño hecho realidad, se refiere a que lo que ha conseguido bien podía merecerlo otro, o su variante personal, que si no lo recibía tampoco se iba a quejar, porque en definitiva no consideraba eso posible en su vida.
Y después, tarde, te cae la ficha.