miércoles, 20 de diciembre de 2023

Una carta cualquiera

Hola amiga de todos mis órganos vitales! (si pongo el corazón solo, los demás me hacen un paro general que termino en el hospital; el alma se queja pero por otras cosas!)

Preparando unos papeles para entregar (después te cuento para qué) encontré tu, creo, última carta y no pude esquivar el aluvión de párrafos que me generó, así que acá estoy llenando de letras una página que se me ocurre mejor estaba en blanco…

Estos últimos días, por no decir meses, se están haciendo interminables y muy dificultosos de transitar. Uno no sabe a ciencia cierta por qué, pero se hace una muy gran idea. En el buen sentido de la palabra, es tiempo de crisis y, para decirlo en castellano, estoy cagado hasta las patas! Todo el mundo me dice que no me haga problema, que va a estar todo bien, que no nos van a dejar solos, que ya va a pasar y todo eso, incluso yo lo sé. Los sentimientos son una serie de entidades con voluntades propias… Ahora estoy con ansiedad, mañana probablemente con diarrea.

Los papeles culpables de todo esto son lo de la universidad, ya que no sé si te conté (creo que si) lo que quiero hacer es el traspaso de universidad para terminar la licenciatura y así no tener que aguantar las preguntas con dejo de frustración de mi vieja de si ya rendí la última materia. Ya me estoy armando de paciencia, porque es una chorrera de trámites (programas de la carrera y de las materias deben ser autenticados) y no sé que más pasos burocráticos al pedo. Más paciencia…

En el laburo, hay diferente clima, la certeza de ciertos cambios genera un diálogo más tenso e incluso de reproche y trato más difícil de llevar y eso se choca de frente con el contenido ánimo festivo  que aún no ha despegado del todo. Novedad de último momento! Pao consiguió un laburo en Bahía y ya no va a venir más, salvo algún que otro finde para no perder el contacto (y los pesos del plan). No la vi pero creo que se lloró la vida la pobre… En estos últimos tiempos, yo le hice un poco la cabeza (por no poner que la re cagué a pedo) de que se consiga un trabajo en otro lado, que cualquier cosa le iban a pagar más que acá, etc. Ya veremos...

Las colmenas han sido un desastre, se nos murieron un montón y estamos en decadencia, aparte no llueve y el campo es una lágrima (valga la húmeda paradoja) Ahora las vamos a llevar a la pampa a ver que pasa, estoy a full preparando y renovando material. Con el Amicale, también estoy laburando bien, nos cambiamos de sede, pasamos todo el equipo del proyecto de la lengua francesa a sede propia, nos cagamos peleando con los de la AF (viejas malarreadas) y en los próximos días organizamos una cena para recaudar fondos. Ah y también tenemos la asamblea para renovar cargos. También estoy más comprometido con eso, para irme más tranqui y sin tanto cargo de conciencia.

En casa estamos todos bien de salud, más no de carácter! El genio familiar se potencia con la edad (debe ser una característica general). Mi hermano lleva la casa a buen ritmo, ya están en el techo. Los viejos andan bien, ayer fueron a Bahía a ver a la doctora, no hubo complicaciones, control de rutina. Mi hermana ya está mirando el pueblo con cariño, se pasa más días acá que estudiando, no sé que es lo que piensa hacer.

El grupete es un quilombo aparte. Las mujeres son muy complicadas (sobre todo, estas tres). Te resumo, la Rusa está distanciada de la Gorda y peleada con la Negra y la perla es que hay una piba casada que se pasa a los hermanos menores de la Rusa y la Gorda. Hay muchísimas idas y vueltas, que me dijo, que le dije, cosas de mujeres! Los pibes están en la suya y se resume a encontrarse de vez en cuando a tomar una birra y de vuelta a la rutina.

Bueno, espero que hayas llegado al final de estas líneas sin aburrirte, que tus cosas vayan de diez más iva (ya me responderás esta carta, maldita perra!) y sobre todo que no te olvides (para eso, tomá Memorex!) Y te dejo los mejores deseos para poner en el pie del arbolito, bah, lo mejor que se puede conseguir que no es mucho. Porque de deseos vivimos, no?

Te mando muchos besos,!!

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Más conozco, más feliz soy

 A mi el mundial de fútbol que se jugó hace casi un año en el otro lado del mundo, me cambió la vida. No, no soy argentino que sumó una estrella bordada a la camiseta ni tampoco un francés que no lo pudo hacer. No soy marroquí haciendo historia deportiva ni alemán quedándome afuera en fase de grupos. Es decir, soy uruguayo y efectivamente nuestra selección se quedó en las puertas de la segunda fase pero eso no tuvo nada que ver con lo que viví durante un mes mágico y que voy a tratar de transmitirles, para terminar de creer que fue real pero también para compartir con ustedes la magia del ser humano y su diversidad.

El partido en el que todo comenzó fue Argentina contra Arabia; fue un punto de quiebre por decirlo de alguna manera para nosotros, mi papá y yo, quienes habíamos ido con la expectativa de ver muchos goles albicelestes quedamos algo sorprendidos por el resultado final. Después del pitazo final y dejando a mi viejo en el hotel, agarré rumbo para el fan-fest que era un lugar con música y lleno de pantallas gigantes con el fin de entretener al hincha pero sucedió que no llegué a destino y lo que pasó vino a invertir la brújula del viaje.

Antes, un poco de cómo llegaron dos uruguayos a la mayor cita del deporte rey en las antípodas del globo. Ya venía con ganas de ir desde un par de meses antes pero los compromisos en la agencia, los pendientes financieros y pagos, muchos pagos y reclamos de pasajeros que debía atender. Por algún motivo que no se puede explicar, no resistí el impulso y entré a la plataforma para cotizar los tickets aéreos y pude conseguir una excelente tarifa por lo que reservé, le confirmé a mi viejo y le pedí que hiciera una gestión en su empresa para ver si podía obtener entradas a alguno de los partidos. Él se resistió un poco al principio, nunca en sus más de 25 años de trabajo había pedido un favor o una gestión ajena y no quería que su trayectoria de excelente compañero de trabajo se viera afectada. Para su sorpresa, como respuesta a su mail recibió otro con todas las posibilidades para asistir a los partidos, el link para confirmar habitaciones y reservas entradas e incluso el aval de la gente de recursos humanos para ausentarse esos días.

De camino al fan-fest, perdido en mis pensamientos pero a su vez atento al camino para no perderme escucho una voz amable pero poderosa, un acento árabe escondido bajo los pliegues de las palabras en inglés. Al darme vuelta y poder ver quién me hablaba, me encontré con un qatarí de lógica túnica y expresión amable y cordial que brotaba de sus ojos oscuros. Mi camiseta de la selección de Uruguay dio pie a la mención de varios apellidos ilustres, el conocimiento de la historia futbolística de mi país era inusual y eso me generó confianza y me tranquilizó. Enseguida quiso saber con quién había venido, por cuánto tiempo y de a poco empezamos a crear un lazo entre los dos a través de la curiosidad genuina de saber sobre el otro. Me contó que había estudiado en Londres y en París, que había conocido gran parte del mundo y que se daba cuenta cómo ese mundo los miraba con suspicacia, generalizando un comportamiento de muy pocos. Sobre esto, me preguntó cómo veía el mundo occidental al mundo árabe y mi respuesta sincera no lo escandalizó, sabía lo que le diría y me explicó de qué manera los medios edificaron una imagen violenta de toda una zona cuando es un comportamiento solamente de una parte fundamentalista. 

El mundial fue pasando y con él los partidos. Fuimos a algunos invitados por mi nuevo amigo y los pudimos ver instalados en palcos de lujo, con gran variedad de comidas y bebidas, con comodidades incluso mejores que en mi casa. En uno de ellos me pidió que le hiciera de traductor a mi papá (él no habla inglés) ya que era a él, como persona mayor, a quien le quería hacer la invitación de ir a comer a su casa. Ahí conocimos a su padre y sus hermanos, compartimos y aprendimos de sus costumbres, comidas y vínculos familiares. Costumbres que son tan respetables como las nuestras, incluso más ancestrales. En otra ocasión nos acompañaron a que nos confeccionen unas túnicas similares a las que ellos utilizan y pudimos de esa forma ingresar a lugares en los que nos confundimos con los locales, incluso uno de ellos me habló y por supuesto no entendí nada.

El vínculo se terminó de formar cuando me pidieron permiso para que su mamá y su hermana le pudieran enviar un mensaje grabado a mi mamá y mi hermana y con todo el respeto que se puedan imaginar le hicieron en su casa y en su idioma una grabación con sus saludos y que le hicimos llegar al regreso a Uruguay. 

Al partido final lo vimos en uno de los palcos laterales, había nervios por el tipo de partido que se estaba jugando, gente alentando y cantando por todos lados. Los hits se escuchaban desde los cuatro costados de la cancha, los videos que andan circulando por las redes dan fe de eso. Nosotros compartimos un momento de esos que sabes que no se repetirán. Hubo confesiones, saludos, abrazos y festejos cuando al final se ejecutó el último penal. Y en la despedida, sentí que dejaba atrás no una persona extraña sino más bien un hermano.