En el mundo de hoy ser gris, ni blanco ni negro, ser intermedio, ni liviano ni pesado, ni oscuro ni claro, ni superficial ni profundo puede ser considerado peligroso. No tomar partido en forma clara y definitiva por alguna cuestión te puede dejar en una situación complicada, desprotegida.
No encontrar el lugar de pertenencia, una opinión que refleje nuestros pensamientos o una palabra que resuma el estado de nuestro alma te hace estar perdido en medio de una encrucijada sin saber hacia donde dirigirnos. Nos hace estar en un estado de ir adivinando en forma constante para donde ir, perdido el rumbo, descontrolada la brújula.
No ser fuerte, tampoco sensible; no ser locuaz, tampoco callado; no ser ignorante, tampoco un genio. Los extremos están tan lejos que vivir entre mareas que empujan poderosamente, que piden de mí más que demasiado se torna imposible de soportar.
Vivir entre cejas que asustan expresivamente, que exigen de mi mucho más que lo justo, perdido en la neblina del disconformismo tratando de escapar de la tirana mediocridad, de que te consideren tibio y no sabiendo que camino elegir aplastado por el miedo de optar por el erróneo, de no poder volver hacia atrás. De cometer algo que no se pueda reparar ni remendar.
Y comenzar de nuevo.-