martes, 25 de diciembre de 2012

Fotografía del presente

Podés estar saltando, gritando fuerte, llorando a mares, riendo a carcajadas; tal vez nadando en aquel tanque, pasándola bien, pescando en un lago del sur, creando arte, trabajando a destajo. Pudiste estar haciendo cualquiera de esas cosas y lo seguís haciendo en la imagen que hoy reposa frente a mis ojos.

Podés estar simplemente mirando el lente de mi cámara para quedar impreso para siempre. Y eso te transporta, inmutable y raudo, del pasado que te albergó a este presente lejano en que te recuerdo.

En su naturaleza de evocar en quietud insoslayable la fotografía crea movimiento, imagina aromas, supone sonidos, piensa cosas nuevas, dice otras palabras. En ese poder de inmovilizar tu gesto, de aquietar la tormenta que se agitaba en nosotros, transporta el escenario, recrea e incluso mejora nuestra evidente impericia para sobrellevar ese momento.

Una fotografía cualquiera es un puente al pasado, otorgándole inobjetable realidad, es un recordatorio de implacable precisión, es un baúl de recuerdos donde reposan las imágenes que nuestra memoria creyó haber olvidado.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Metáfora de una vida cualquiera

Tratar de buscar y en efecto encontrar un elemento que sirva para satisfacer alguna necesidad que crece incontrolable en medio de nuestro pecho tal vez no solucione del todo el problema, tal vez incluso origine un nuevo estado de pasajera, falsa alegría.
Pero a fin de cuentas necesitamos esas pequeñas, diminutas islas de placer para continuar con la cabeza en alto y no aflojar a mitad de camino.
Hay también una posibilidad que esta volátil felicidad deba ser compartida por algún otro personaje que muy probablemente se haga partícipe él mismo de nuestro sentimiento y lo haga propio multiplicando el efecto motivador.
Y si naufragamos en la escasez y la fugacidad del bondadoso efecto reparador no quedará otra opción que entrecerrar los ojos para evitar que la arena nos hiera, ahuecar los brazos en busca de calor y encasquetar bien fuerte el sombrero y seguir con la mirada al frente, sin mirar atrás.