El domingo es un día muy extraño. Yo sé que está destinado a mi descanso, a que libere mis ideas de hacer reventar este mundo desde ya condenado, a que mi cuerpo recupere esas energías encapsuladas en las moléculas de ATP que son tan necesarias para que haga bien mi trabajo, a que comparta tiempo de calidad con mi familia y todo eso que la sociedad hace los días domingos.
El fin de semana es un par de días muy extraño. Aunque debería ser cobijo de los días más relajados, informales, tranquilos, en lugar de eso lo encuentro rutinario, repetitivo. Siempre lo mismo, no hay variación y eso no hace más que agotarme, hace que prefiera estar en otra parte, en otro momento.
Un domingo cualquiera decidí que no caería en el círculo vicioso de siempre, me levanté temprano, inflé las cubiertas de la bicicleta y salí rumbo a ningún lado. Guardaba la esperanza de que algo fuera de lo normal ocurriera. A las dos cuadras la goma delantera dejó su vida útil con un estallido seco y definitivo. Volví a casa, dejé los restos ciclistas tirados en el patio y pensé en buscar un cómplice. El teléfono sonó en siete casas diferentes y las respuestas que obtuve (tres que se dignaron levantar el tubo) fueron horripilantemente similares.
Extraño día el domingo. Hace como dos años, un día de esos (un domingo, claro) se nos ocurrió hacer un mini paseo a la laguna, hacer un bife al disco y descansar con un grupo de amigos. El proyecto, obvio, no pasó de una idea. El carnicero no nos pudo cortar dos miserables kilos de bife de paleta y el motor de la lancha se sumó al clima de descanso dominguero y no arrancó. Terminamos cediendo a la monotonía de lo de siempre, dormir la siesta y sumarse al circuito del parque al centro y vuelta otra vez al parque.
En un momento se me había ocurrido que tal vez estábamos encerrados como Truman en Sea Heaven, pero días como un lunes o un jueves nos permiten viajar hasta Espartillar o Buenos Aires. Pareciera que el campo de fuerza influye sólo esos días, es más una limitación de actitud que física.
Ni siquiera se podía trabajar, para hacer algo fuera de agenda. Sabido es que cuando se empieza cualquier tarea, siempre falta algo y los negocios que lo venden, los domingos cierran todo el día.
Los demás días de la semana no tienen nada de particular. Cada día se diferencia de los demás días comunes por lo que generan en la gente: lunes, cansancio, desprecio; martes, rabia, fatiga; miércoles, esperanza; jueves, agotamiento, ilusión; viernes, alegría, alivio. Adquieren características distintivas cuando se los relaciona con algún evento, nacimientos y cumpleaños, obtención de algún logro académico y cosas similares pero que seguro sucedieron en otro día. Yo nací un viernes y festejo mi cumpleaños cada vez que puedo (aunque nunca lo hice un domingo)
En el fin de semana ocurren cosas inesperadas. Ese domingo me encontré con un viejo, tendría más de setenta años (y se le notaba); me preguntó una tontería para entablar conversación y luego, sin transición, se despachó con un monólogo sobre lo pésima que era la vida, lo mal que le había ido, que lo habían traicionado, maltratado, etcétera. Al otro día, pobre abuelo, se enteró que se había sacado la lotería, se embarcó en un crucero al caribe, se pasó de caipirinhas y lo terminaron enterrando en Bombinhas (todo ocurrió en sucesivos domingos).
También un domingo te conocí y un domingo confirmamos que éramos el uno para el otro, aunque yo insisto en que fue sábado, nada más que para salir del molde, para no encerrarme en este irritante esquema que no es mío.
Hoy es viernes y por eso puedo pensar estas ideas. Si hubiera sido fin de semana, creo que la computadora habría explotado, no encendido o yo no habría escrito más que pelotudeces. ¿Hoy es viernes?
PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
ResponderEliminarSiiiiiii, hoy es viernes! amo los viernes. che pobre viejo, igual, digamos murio feliz. (?)
ResponderEliminarbesos, y sí, los domingos deprimen, porque llega el lunes. :s
1- Señor, disculpe mi ausencia por aquí, estuve flojo, lo sé.
ResponderEliminar2- Es difícil comentar enumerando a veces =P
3- También me tiene ocupado cierto trabajo del que no quiero acordarme ahora.
4- El mismo trabajo del que me acuerdo todos los domingos =(
5- Los domingos dan tiempo para pensar, y pensar es tan necesario como angustiante.
Cuando dijiste ATP vinieron varias cosas a mi cabeza enumeradora:
ResponderEliminar1- Adesosín trifosfato
2- Apto para todo público
3- Asociacion de tenistas profesionales
Habría que hasta cambiarle el nombre, ese día no existe es un día de espera, de esperar el lunes, hiciste bien creo que la única manera de exorcisarlo es levantándose bien temprano y hacer alguna actividad, pero no hay manera de poder vencer el domingo a la tarde, no hay manera.
ResponderEliminarYo oí una vez esa frase que dice que "Los hombres buscan la inmortalidad y no saben que hacer con un domingo por la tarde".
Es cierto, los úncos dos casos en que puede ser vencida esa maldición es si al día siguiente es feriado o si estamos de vacaciones, ese momento mágico en que los días pierden su nombre.
Abrazo
oh, bendita estructuracion del tiempo. Bendita para mi, que tengo 6 domingos por semana, contando con onda, que algún día de los 7 pase algo. Maldita para vos, con toda la razon, y como dijeron por acá: los domingos son un día de espera. Y no hay nada más aburrido que esperar.
ResponderEliminarIgualmente le pones onda y aunque los horarios comerciales y la física aplicada a los motores esté en tu contra, es muy loable la actitud. =)
(che, veo acá al costado que soy contribuyente, pero nadie me cobró nada todavía. Quiero creer que en 5 meses no voy a aparecer como deudora morosa de la ciudad visible y van a ir a embargarme el blog, no? si es así, pasá un domingo =P )
Saludos.
Caro, el viejo vivió para la mierda pero en el final digamos que fue feliz (aunque yo no estuve alla para comprobarlo).
ResponderEliminarMás que un día, los domingos son un bajón, un momento depre.
Te mando besos!!
Enumerador [1], no piense tanto en el trabajo que le va a agarrar acidez.
La angustia del pensar se ve aumentada por la cantidad de tiempo que te proporciona el domingo para hacerlo (y más si querés hacer algo y el universo se complota en tu contra...)
Enumerador [2], efectivamente la opcion correcta es la 1, que son las moléculas de ATP (adenosín trifosfato) las llamadas moléculas de la energía, que nos posibilitan a través de un proceso que desconozco poder movernos, correr, saltar, hacer deportes y todo lo que requiera de movimientos.
Abrazos!
Lux, es terrible el sopor, el desgano que te invade el domingo por la tarde. Es imposible, además por contacto, porque el resto de la humanidad que nos rodea lo padece y nos lo contagia.
ResponderEliminarHay días que son más simpaticos que otros, pero el domingo me cae muy gordo.
¿No podemos estar más tiempo de vacaciones y amigarnos con el domingo? ¿Eh? ¿Podemos?
Abrazos!
Luna, soy de ponerle onda, pero cuando existe un complot (diría el sr. k), no hay caso, te absorbe la monotonía.
No se asuste Lunita, usted hace su contribución de comentarios correspondiente y nadie le va a proponer una moratoria en el futuro. Quédese tranquila.
Besos!
A mi me pasa que tengo francos los domingos y los lunes. Por ende los sentimientos de los días son bien diferentes a los "normales". Amo los domingos! Y los lunes estoy de buen humor, mientras todos se quieren matar. Lo que me jode son los sábados.
ResponderEliminarPodés hacer como dice la canción de Sui Generis, Confesiones de Invierno: "solamente muero los domingos; y los lunes ya me siento bien".
Saludos!
Aye, bienvenida a la Ciudad!!
ResponderEliminarEspero contar con tu visita en forma permanente!!
Si me tengo que atener a las razones de la canción, muero todos los días!
Por eso, digamos que me desquito con el domingo por ser lo más impopular dentro del calendario...
Besos!!
Nada más horrible que un domingo a las seis de la tarde... Es más feo que ir a San Clemente en invierno. Corchazo en la saviola y al carajo con tutti!
ResponderEliminarEs triste el domingo a la tarde... Suerte que con amigas tratamos de hacerlos más amenos y vamos a las sierras!
ResponderEliminarBesos!