Siempre supe que esa niña me rompería el corazón.
Desde la lejanía de su mirada esquiva, desde la inocencia de su vestido con volados, ella estaba destinada a hacerme daño. Caminando bajo los tilos de la rambla rumbo al centro con sus amigas, esquivando las veredas rotas de la plaza, a la hora de la siesta o en la pileta, mirando con desdén las zambullidas mortales que nosotros intentábamos en los trampolines solamente para impresionarla.
Buscándola, me pasaba el día yendo al parque, evitando a mis amigos y sus bromas pesadas.
Otras veces, de tarde, caminaba con el sol en la espalda por baldíos y calles con adoquines, acortando la distancia que había entre su casa y la mía; pasaba frente a su puerta y sin animarme a golpear, seguía de largo hasta la radio para dedicarle esa canción que bailamos alguna vez.
Pasó el tiempo, me humillé de mil maneras, incluso llegué a rogarle y ella, divertida y mirando hacia otro lado, rió con sus voz de cascabeles sin decir nada.
Tropecé con una baldosa suelta de una vereda rota; miré hacia atrás y vi que ocultaba una sonrisa tras su mano. Salí corriendo avergonzado sabiendo que jamás la tendría.
Si, en todas las ciudades hay veredas rotas. Tanto es así que este texto tiene ADN universal.
ResponderEliminarExcepcional forma de captar un instante; andaba yo en estos menesteres en la ciudad de Santa Rosa cuando me crucé con una frase de Dalí: "¿Sabés la diferencia entre un amor eterno y un capricho?; el capricho dura más" (la cita no es textual).
Me quedé callado como dentro de un muro, a veces creo que uno se va corriendo de los lugares y partes de nosotros siguen corriendo por siempre de esos lugares,
a veces lo recordamos.
Un fuerte abrazo.
Excelente texto.
No sólo hay mujeres así, se valdrán de otras tramoyas pero en escencia es un tipo de personalidad que trasciende el género...
ResponderEliminarPor lo tanto, y considerandome con autoridad suficiente en el tema como para hablar, aunque la caída de un tropezón en una vereda rota duele mucho, mucho más que la lastimadura en una rodilla... lo importante es que con el tiempo uno puede decir: menos mal que se me cruzó el en camino esa vereda rota!
Y ya que estamos en una especie de guerra de los sexos aprovecho mi condición de indiscreta para preguntar, qué se sabe del heredero? (o heredera, ya que estamos)
Besos!
Aah, si sabré de amores de niños que sólo hacen doler.
ResponderEliminarAunque en tu caso la herida fue demasiado literal!
Abrazo!
Amores adolescentes y tropezones sin remedio. Casi inevitable.
ResponderEliminarPero esa risita contenida y semi oculta en su mano fue casi, casi, una invitación a que siga haciendo su trabajo.
Reme, reme, humíllese, arrástrese. Todo vale en esto de conseguir a la que lleva esos ojos.
Si me habré roto la trompa por tropezar con ese tipo de baldozas...
ResponderEliminarSaludos desde Mundo Aquilante
Juan, menos mal que existen los artistas que plasman en palabras algo que uno intuye pero se nos torna difícil de decodificar. Me quedé tirado contra ese muro, me fue imposible reponerme, se me cerró esa puerta y no me quedó otra que cruzar la calle...
ResponderEliminarAbrazo gigante!!
Lola, uno habla de herido pero no tenía la obligación de quererme como yo a ella y aparte, eramos jóvenes, a esa edad hay tiempo para curar las heridas.
Respecto a su pregunta, es heredera! Saludables 26 semanas y media, la panza crece y crece!
Besos!!
Emilia, y aunque no hubiera existido la vereda, hay amores que dejan heridas eternas aún más profundas que el propio sentimiento que la generó!
Besos!!
Agustín, el tiempo de remar ya pasó, ella tomó otro camino y yo fui hacia adelante. De vez en cuando paso frente a la casa de sus padres y algo de nostalgia me da, para qué te voy a mentir...
Lo de humillarme se me da espontáneo, no sé por qué...
Abrazos!!
Mundo, las rodillas, la trompa, las manos, todos tenemos cicatrices de amores embaldozados...
Supongo que es preferible esto a no tener nada!
Besos pa'lante!
pero te levantaste, no?
ResponderEliminary te sacudiste la tierra de las rodillas y, finalmente, miraste como se curaba el raspón.
eso también se puede aprender andando por veredas rotas ;)
Por eso siempre hay que llevar una curita en el bolsillo.
ResponderEliminarPobre chiquita,parece que toooodo le causaba 'gracia'.no?? ¬¬
ResponderEliminarP.D.:Diga que uno era demasiado inocentón de pequeño,porque de haberse avivado le contaba un buen chiste -al mejor estilo TANGALANGA- y quien le dice que la pibita caía rendida ante sus rodillas... ;)
BESOS SIN AMAGUES =)
El final es una foto. Una foto que captura ese maldito momento en el que confirmamos la sospecha del rechazo. Pero la culpa es de la vereda rota, por supuesto.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Café, me levanté y me caí repetidas veces y eso también es aprendizaje. Si todo fuera liso y sin escollos, no aprendería nada.
ResponderEliminarBesos!!
Ña, yo ando con una mochila pero en lugar de curita, llevo un nebulizador y un bate de beisbol, para usar según corresponda!!
Besos!!
GABU, las niñas que nacen en cuna dorada dificilmente se fijan en morochos pedestres. Por más que le hubiera recitado el "Inventario" de Mario, no me habría registrado ni para amigo; simulamos serlo una temporada pero no era mi idea...
Besos amigables!!
Humberto, tal vez esa foto simplifica en un momento todo un lapso de tiempo, se nos abren los ojos de golpe, y sangran como las rodillas.
Abrazos!!
Agradezcamos a las veredas rotas. Quizá eviten que haya más cantidades de corazones rotos. Impecable intendente!
ResponderEliminaryo me voy a poner un poco menos seria, diría que aquí en mi ciudad la culpa la tiene Macri que no arregla una puta vereda y juega con los esguinces de nuestras piernas. Allí en su ciudad...
ResponderEliminarbesos Intendente, a veces (solo de vez en cuando) hay que mirar por donde uno camina
besos
y 14!!
ResponderEliminarcasi me voy sin fijarme!!
Dany, el dicho sería más vale rodilla lastimada que corazón con agujeritos!
ResponderEliminarJe, bien dicho!
Abrazos!!
Laura, cuando hay cosas que ver más lindas, más interesantes, más subyugantes, más obsesionantes, más coloridas que una vereda estropeada, me es muy difícil bajar la vista, que querés que te diga...
No te pongas tan seria, sonreí, dale!!
Besos!!
no se me escape por la tangente que ironicamente y con respeto le estaba pasando factura a usted, que se supone es quien debería arreglar las veredas de su city
ResponderEliminary lo de mirar por donde camina, a lo mejor es una cuestión de calzado, no es lo mismo en zapas o mocasines que en tacos allllltos como los que se usan
me extrañaraña
besos
Laura, la cuestión es cronológica, yo no era responsable de las obras públicas en ese momento, era un simple joven obnubilado por el talle de una niña esplendorosa, no me endose problemas atemporales, caramba...
ResponderEliminarLe acepto el guante y el taco alto, mireusté!
Besos con altura, sin ironía y con mucho sentimiento!