Ahora que las vacaciones están transcurriendo, sobre la ciudad pesa un extraño silencio. A veces, un murmullo de brisa se cuela por entre las ramas de las acacias y los plátanos refrescando la vereda recién regada. Otras, un remolino de viento cálido arrastra los papelitos que dormían al reparo del cordón cuneta.
Una calle en la que tradicionalmente es imposible encontrar un sitio para estacionar, ahora ofrece múltiples opciones; pero tampoco hay autos que quieran ocupar esos espacios vacíos. Si uno se instala en medio de esa calle y mira hacia el frente se pueden apreciar sin barreras ni peligro de sufrir un atropello los árboles que delatan el parque central a seis cuadras de distancia.
Sentado en un cantero donde reverdece un paraíso se puede disfrutar del silencio, tachonado en forma esporádica por algún taxi perdido o una moto que reparte cerveza. Se echan de menos (o por lo menos se nota su ausencia) los golpes rítmicos de un bombo protestón, las frenadas desafinadas de los internos de la línea 18B y los graves de la música electrónica brotando de un exagerado auto modificado.
El calor agobiante, el sol que amenaza con sus rayos y el asfalto recalentado hasta lo imposible silencian durante la siesta los cantos de las aves y hasta el perro que le ladra al cartero yace con la lengua afuera en la vereda.
El silencio se esparce, se derrama por la ciudad, rebota en las vidrieras cubiertas de lonas, descansa en la sombrita de un zaguán y se esconde en el fondo de un baldío.
Una calle en la que tradicionalmente es imposible encontrar un sitio para estacionar, ahora ofrece múltiples opciones; pero tampoco hay autos que quieran ocupar esos espacios vacíos. Si uno se instala en medio de esa calle y mira hacia el frente se pueden apreciar sin barreras ni peligro de sufrir un atropello los árboles que delatan el parque central a seis cuadras de distancia.
Sentado en un cantero donde reverdece un paraíso se puede disfrutar del silencio, tachonado en forma esporádica por algún taxi perdido o una moto que reparte cerveza. Se echan de menos (o por lo menos se nota su ausencia) los golpes rítmicos de un bombo protestón, las frenadas desafinadas de los internos de la línea 18B y los graves de la música electrónica brotando de un exagerado auto modificado.
El calor agobiante, el sol que amenaza con sus rayos y el asfalto recalentado hasta lo imposible silencian durante la siesta los cantos de las aves y hasta el perro que le ladra al cartero yace con la lengua afuera en la vereda.
El silencio se esparce, se derrama por la ciudad, rebota en las vidrieras cubiertas de lonas, descansa en la sombrita de un zaguán y se esconde en el fondo de un baldío.
Me gusta ese cuadro que pintó. No sé si las cosas son mejores o peores en esta época. Sí sé que son distintas. Se dejan disfrutar.
ResponderEliminarMuy bueno lo suyo.
Un saludo.
Es que para hacer piquetes, es mejor el otoño, che.
ResponderEliminarMucha calor!
Saludos
Que bien escrito, realmente una buena pintura, como dice don Yoni.
ResponderEliminarAhora bien, los espacios vacios de la maraña habitual, son absolutamente disfrutables a pesar del calor del verano en estas capitales.
Cuando todos vuelvan yo me voy.
Abrazo acalorado!
Da gusto leerte, sobre todo desde este invierno del norte.
ResponderEliminarUn abrazo
Eso creo que es lo copado del calorete:el silencio!!!
ResponderEliminarPorque es verdat que uno no tiene ganas ni voluntat pa' emitir media sìlaba,eh?!
jajajajajajajajaajaj
P.D.:Y ùltimamente los atardeceres veraniegos me inundan el alma de sus colores,sofocantes sì,pero repletos de VIDA... :)
BESITOS CON LA TÈRMICA A TOPE ;-)
puedo ir de vacaciones antes de sumergirme en el delicioso bardo de bs as de nuevo?
ResponderEliminaresa imagen es perfecta señor, hasta le diría que, salvando las distancias, aquí en baires pasa algo similar
ResponderEliminarpor ahí no se nota tanto en el centro de la city, pero en los barrios y en el mío especialmente, el panorama es tal cual usted acaba de pintarlo
y una simplemente disfruta...
besos mi querido Etienne
uyy que ganas me dieron de sentarme a mirar la calle y tomar mate. beso
ResponderEliminarYoni, en realidad no es mi intención establecer juicios de valor ya que no deja de ser algo subjetivo, simplemente resaltar una característica notable, bien diferente de las horas pico y el ruido normal de la ciudad!!
ResponderEliminarGracias por sus palabras!
Abrazos!!
Gaucho, el otoño si, y también la primavera para aprovechar el solcito e ir tomando color para las vacaciones!
Abrazos!!
Magah, por supuesto que uno tiende a relajarse y disfrutar cuando no está rodeado por multitudes gritonas que te atropellan y te pisan. El calor es algo meramente inevitable, que puede influir en la vitalidad corporal e incluso en el humor general.
Besos con calor!
Jorge, cuando uno contrasta realidades, tiende a desear la que no posee y eso es una pulsión muy humana, aunque no podría asegurar que los animales no la tienen.
Ya les va a llegar la ola de calor, no te preocupes!!
Abrazos!!
GABU, en la quietud del calor se escuchan los resoplidos de los ventiladores y los murmullos agotados de los splits a todo vapor!!
ResponderEliminarVoces ninguna, todo calor agobiante!
Besos!!
Zeith, es altamente aconsejable una vacaciones y una sesión de terapia antes de regresar a la selva asfaltada!
Besos con resignación!!
Laura es verdad que en el barrio es más sensible a estos períodos de "vaciamiento" de gente. Si se nota en el centro, me imagino en la periferia lo que debe ser!
Disfrutá ahora que podés...
Besos, lo sabés de memoria!!
Brujis, no te quedes con las ganas, sentate cómoda, agarrá la pava (o el termo), acomodá la yerba y mirá, mirá que hay mucho para ver en la calle!
Besos!!
Son tiempos para disfrutar, aprovechelos, duran poco.
ResponderEliminarAbrazo
Flaco, está en mi naturaleza disfrutar de lo que tengo enfrente, pero de todas maneras gracias por hacermelo recordar.
ResponderEliminarSi se pone demasiado ruidoso, me mudo a otra ciudad más chica!
Abrazos!!
me encantan las acacias... el color de sus troncos...
ResponderEliminarbesos!
Lilu, son árboles que dan linda sombra, lindo reparo. Pero con el calor dejan caer una especie de resina que es bastante molesta.
ResponderEliminarIgualmente, su gusto cromático es respetable!
Besos!!