jueves, 23 de marzo de 2023

Atlas infame de la Ciudad

 Aunque un simple mapa, con su tendencia a abusar de la exactitud podría indicar ciertas características de un lugar, no es posible percibir esas otras cosas interesantes que solo se pueden descubrir estando allí. La Ciudad tiene calles sin salida, edificios notables, avenidas iluminadas y plazas espaciosas. También tiene plazoletas traicioneras, bulevares infernales poblados de conductores veloces, rotondas malévolas y casas invadidas de espíritus.

De una rápida mirada a un atlas confeccionado sin orden alguno podríamos ver ciertas joyas que más nos espantarían por lo ridículas que por lo horrorosas. Nadie quedará impresionado por lo que a continuación se enumere, no se emitirán juicios ni se adjetivará para evitar que las masas susceptibles se espanten.

El Mirador o el Hotel al aire libre. De día es un lugar adorable, con un pequeño muro de piedra redonda que demarca hasta donde debería la gente adentrarse siguiendo la línea de la barda. De allí se posee una vista increíble que abarca muchos kilómetros, incluso se puede ver otra provincia. Familias se acercan a disfrutar del espacio libre, grupos de amigos comparten termos interminables de mates y las bicicletas le dan movimiento aleatorio. Al anochecer se reemplaza esta imagen por una fila interminable de vehículos que se parapetan uno contra otro, que se mecen rítmicamente prometiéndose sus ocupantes amor eterno o por lo menos diez minutos de apresurado placer.

El Cajero del Reality. Los cajeros automáticos deberían ser cubículos cómodos, iluminados por dentro con un pequeño estante para apoyar las cosas que uno lleva en la mano e incluso un gancho para que las damas cuelguen allí sus carteras o los caballeros sus gabanes y por sobre todas las cosas que no se pueda ver desde la calle que alguien está allí dentro. Existe un cajero sobre la avenida principal que es lo opuesto a todo esto, tiene una vidriera que le otorga al comensal de la heladería de enfrente disfrutar del placer de ver al cliente marcar su código de seguridad. Tengo la sospecha que la cámara instalada es más para espiar que para vigilar. 

La Plaza Magnética. Cada vez que tomes un colectivo o incluso un taxi en cualquier lugar de la ciudad y cualquiera sea tu destino el recorrido pasará por la plaza Italia. Es un pequeño espacio verde en el cruce de las calles Ushuaia y Ameghino y todos los que tienen que ir a la universidad, terminal, mercado de frutos, centro comercial o cabaret pasarán por allí. Es un vórtex vehicular, un remolino que atrae a los coches como la miel a las moscas, aunque es inoperante para las bicicletas y patinetas y apenas medible para los peatones.

La Fuente de la Juventud. Hay en pleno centro de la Ciudad una fuente confeccionada especialmente para un evento particular, con aires de pretendida solemnidad y vanguardia artística. Dicen las lenguas vivas que aquél que beba un sorbito del agua que circula por sus cañerías en la madrugada del día de su cumpleaños por veintidós años seguidos tendrá asegurada la juventud eterna. El ejemplo mentado cada vez que se hablaba de esta fuente era el del mismísimo artista que la diseñó, hasta el año pasado en que falleció en un accidente de tránsito, situación imposible de adjudicar a la ineficacia de los tragos ingeridos.

La Cancha de los Meniscos Perdidos. En la zona oeste ocupa una considerable extensión una cancha que pretendía ser modelo de instalación y lujo y en pretensiones se ha quedado. Ya no crece el verde césped, el suelo que otrora era fértil y promisorio hoy es árido e inhóspito. Enterrados entre los cantos rodados han encontrado reposo miles de meniscos arrebatados de rodillas elegantes, ligamentos cruzados de articulaciones esquivas y tobillos veloces. Si bien la capacidad atlética de los exponentes deportivos de la Ciudad es mínimamente cuestionable, esta puede ser la causa de la ausencia de escuadras representativas en cualquier deporte en la primera plana del escenario nacional. Excusas livianas para una realidad oscura.

El Hotel de los Divorciados. Es como si las instalaciones hubieran sido construidas para albergar solos, no hay sonidos de amor, no hay dos personas caminando lado a lado ya que los pasillos son angostos y las paredes ásperas, las escaleras son como túneles y los ascensores no pueden ser ocupados por más de una persona (o por lo menos no superar los 80 kilos). Allí viven los varones que han sufrido la crisis de los 40 y los pescaron con una de 22, también aquellas señoras estiradas que han dilapidado fortunas familiares en cirugías en busca de mantener intacta la belleza y solterones y solteronas que han hecho del celibato una vida normal. Por supuesto, el portero es mal hablado, irrespetuoso y prepotente. Y divorciado. Tres veces.

Se hace conocer este atlas con el ánimo de mostrar y describir, sin otra intención que satisfacer la morbosa curiosidad del lector. No hay construcciones megalíticas ni enormes desarrollos de ingeniería ni siquiera récords de ningún tipo.

Podría incurrir en repeticiones o invenciones de dudoso origen para decorar este humilde, paupérrimo atlas confeccionado sin criterio pero en definitiva las malformaciones urbanas son las que definen a la Ciudad y así lo toleraremos, sometidos a la incuestionable realidad.

4 comentarios:

  1. Ya se sabe que una cosa es el mapa y otro el territorio que reflejan.
    Me ha gustado este recorrido por esa ciudad alternativa... ¿las ciudades se parecen a sus habitantes o son los habitantes los que se parecen a sus ciudades? En cualquier caso los habitantes de esta ciudad que has relatado deben ser personajes dignos de otra entrada en el atlas.

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    1. Hola Beau! Muy de acuerdo, el mapa es un compendio de lugares pero le falta lo más importante que es el alma de esos lugares! Las ciudades se van haciendo a imagen de sus habitantes, así que te podrás hacer una idea, jajaja! Luego, los que llegan con la ciudad ya edificada, o se amoldan o la o modifican.
      Abrazo va!

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  2. Excelente tu relato, un mapa de ruta,casi emocional que nos deja ese sabor de haber leído algo que llega,que nos hace profundizar y estimular nuestra propia imaginación.
    Me ha encantado!

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    1. Hola Luna!
      Es que los lugares son sosos si no se les incorpora un poco de emoción, de alma, de apego anecdótico, de vinculación con hechos importantes para el actor (en este caso los ciudadanos), eso que implica ser escenario de eventos decisivos tiene que tener algo de glamour también!
      Te dejo besos y gracias por pasar!

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