viernes, 2 de diciembre de 2022

En busca del paraíso perdido

Me siento muy cansada, como si hubiera llevado a upa un elefante todo el día. Me encantaría un buen masaje y morirme hasta mañana. No, mejor unas vacaciones por una semana a algún lugar tranquilo pero ya no me quedan días. Mejor, desaparezco y digo, no sé, que se murió un pariente que me me abdujeron unos aliens exploradores y no me importa que me descuenten los días. Y el idiota del vecino que se pone a taladrar la pared a las dos de la tarde, plena siesta. 

Mejor plan es ir a lo de la Pato a ver si sabe algo del primo. ¡Es que olía tan bien esa colonia (tengo que averiguar la marca, para regalarla) que tenía puesta! Es para pasar el invierno como dicen, porque lindo, no es. Y hablando de colonia, huelo a amazona después de una batalla, me vendría bien un baño y ponerme una loción o algo relajante. Ese champú de ortiga que se olvidó el último chongo es su mejor recuerdo, huele a chicle de menta porque lo que era él, ufff, olía a guerrero cobarde, a esclavo traidor, a letrina de baño público. Bueno, algo exagero pero más o menos... 

Me tomo un taxi y enseguida se me calza la cara de culo, es ese infame olor a pinito desinfectante que tienen todos que me pone de mal humor. Claramente necesito un masaje urgente. Menos mal que el taxista no intentó darme charla porque me tiraba del coche en movimiento. Le pagué con un billete inmundo, me olí las manos y aún estaba ahí ese hedor de múltiples pasamanos y sucios bolsillos; gracias que traigo este gel antibacterial que me quedó en el fondo de la cartera, por lo del maldito covid. 

Me bajé del auto y me asaltó un tufo rancio de cloacas y desagües, maldita sea, ¡quiero un mate! Y sin embargo, esta perra no está en su casa, pero si le dije que me esperara, qué clase de amiga es, la voy a llamar e insultar un rato... No, mejor me meto en este salón de belleza, tal vez ese masaje deseado con cremas frescas y lociones exóticas me despejen la mente y el cuerpo. Ah! Qué placer, aromas suaves de jazmines y azahar inundan el aire... Me está agarrando una modorra, me duermo...

7 comentarios:

  1. Me gusta divertido diario casualmente bueno
    Es como estar en Buenos Aires
    leerte y sentir el dulce de leche Chimbote pegado al cuerpo
    endulzándome
    beso

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  2. Hay días que sin duda son así...
    Me alegra que haya encontrado una mejor solución que agarrarse a las piñas con alguien...

    Además esos días de verano pringoso y húmedo desesperan y enloquecen a cualquiera.
    Me encantó!
    Un beso!

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  3. Uy hay días así y es mejor estar en un lugar con olor a jazmines que a otras cosas. Te mando un beso.

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  4. Hola Mucha! En Buenos Aires ya no le dan tanta importancia al dulce de leche, se me da que están muy ocupados intentando transformarlo a otra cosa.
    Gracias por estar!
    Te dejo besos!

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  5. Hola Luna, ah no, las piñas no son solución de nada, al contrario, me parece el origen de casi todo lo malo que le pasan a la gente. Es decir, vos lo olvidarías y darías por terminado el asunto? Hmmm, no.
    Y si, un día de calor, dos, tres, sin pausa, humedad, no es para cualquiera.
    Gracias por pasar!!
    Te dejo besos!

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  6. Hola J.P.!
    Si, tenés razón, cualquier aroma, clima, lugar, es mejor que un día así. Solo que a veces no se puede elegir.
    Gracias por dejar tu huella!
    Te dejo besos!

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  7. Le entiendo cada sentimiento como si fuese yo. ¿Era yo?
    "Menos mal que el taxista no intentó darme charla porque me tiraba del coche en movimiento." Una de las ventajas en Bogotá al tomar taxi, y es una de las razones por las cuales tomo taxi, es que uno se hace atrás y es menos probable así tener que charlar. Estrategias de car'eculos.
    Abrazo, amigo!
    F.

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