jueves, 21 de julio de 2022

Mentiras blancas (y de las otras)

 Decir mentiras para cualquier ser humano implica un proceso de aprendizaje (algunos tienen mejores condiciones, por supuesto) que generalmente dura toda la vida. Arranca con esa carita de fingida felicidad cuando el tío Rolando nos regala un vaso de plástico color verde raído cuando en realidad queríamos ese autito a fricción con un rayo pintado en el costado; continúa cuando ese florero cae al piso rompiéndose en mil pedazos por "culpa del viento", lo mismo que los aullidos del perro y los mechones de pelo castaño de nuestra hermanita menor que se caen por "causas naturales", mientras miramos con carita de pobre niño a nuestros padres que no se deciden a ponernos en penitencia. La adolescencia es terreno fértil para la mentira, ya sea para justificar el faltazo a clases, para lograr que esa niña esquiva aunque sea nos sonría o pedirle al profesor de gimnasia que nos perdone la falta. 

Todos han (hemos) mentido alguna vez, pero esto no es pergamino suficiente para considerarnos buenos mentirosos (por eso, no todos somos buenos jugadores de truco): nos transpiran las manos, millones de tics nerviosos pueblan nuestro semblante, miramos para cualquier lado, menos a los ojos de nuestro interlocutor. Además, ¿quién no duda cuando alguien empieza la frase con un: "Te lo digo honestamente..."? Por lo menos a mi me genera más dudas que certezas cuando me aseguran que me están diciendo la verdad. Podrán intentar decirme una mentira con la boca pero el cuerpo me va a estar diciendo la verdad todo el tiempo, porque hay cosas que lo van a delatar. Las emociones también juegan un papel importante a la hora de mentir ya que nos pueden traicionar: es que estamos también mintiéndonos a nosotros mismos y eso genera un sentimiento de culpa que es difícil de superar. 

Dicen las estadísticas que después de cumplidos los 30 se miente menos... ¿Será verdad? Entonces, ¿por qué hay tanto político que sigue volviendo después de que se fueran todos?

7 comentarios:

  1. Hola Etienne!!
    Que lindo tema, con mucha tela que cortar..... como vos decis para sentarse a tomar un cafe y charlar 😊. Creo que el amor, la verdad y la honestidad es la base donde se construyen las relaciones mas solidas y duraderas ya sean de pareja, amistad, lazos familiares, laborales etc.
    Enseñe a mis hij@s con el ejemplo, en decir siempre la verdad y a ser honestos entre otras cosas. Por el contrario la mentira destruye todo, aun se sienta un amor muy profundo por el otro. La mentira trae desconfianza y descepcion.
    Y creo que mas tarde o mas temprano las mentiras salen a la luz. Y es tan cierto todo lo que decis siempre hay algo que los/as delatan, yo soy experta en detectar mentiros@s jaja, asi conozco casos donde me sorprende cuando una mujer no se da cuenta que su marido miente y al reves tambien.
    Si estoy deacuerdo con algunas mentiras piadosas que se dicen para no herir sensibilidades, pero ese es otro tema....😊.
    Te mando un fuerte abrazo y besos.
    PD: No podia comentar antes porque tenia mi cuenta para verificacion, pero ya lo resolvi 😊 voy por tu otra publicacion.

    ResponderEliminar
  2. Mentir implica falsear intencionalmente y conscientemente. Tiene como sinónimos parciales: embuste, bola, bulo, calumnia, coba o falacia. También es mentira el acto de la simulación o el fingir. Noa las mentiras grandes la chiquitas como por ejemplo sacarte años puede ser es un sinónimo de coquetería
    Bella
    tu
    entrada
    muchacho

    ResponderEliminar
  3. Me encanta este texto,creo que refleja la realidad tal cual es...( y no miento ;) )
    Estupenda lectura, donde en realidad confirma que al ginal todos mentimos sean tipo "mentiras piadosas" para no dañar,o mentiras grandes como casas,como las de los políticos.
    Y para terminar creo que no hay edad para mentir o dejar de hacerlo!
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Hola Gra!
    Creo que estos temas que generan debate no tienen una definición final, todos tienen matices, excepciones, salvedades, rinconcitos oscuros... Me pasa que parece fácil tomar una postura determinada y después, a medida que se desarrolla el argumento, aparecen esos asteriscos que no permiten cerrar sin hacer alguna aclaración. Y eso es lo lindo, que todos tenemos razón!
    El camino del ejemplo me parece es el más difícil y sacrificado y por lo mismo el más edificador. Bien por vos!
    Y hay otra veces en las que el decir la verdad no está bien visto ni será bien recibido, uno de los casos es el que vos mencionás, por más que sea obvio, no les gusta que se lo digan en la cara.
    Besos!!

    ResponderEliminar
  5. Hola Mucha!
    Aprovecho esta respuesta a tu comentario para hacer una confesión, yo he mentido alguna que otra vez y realmente la pasé mal; me parece una actividad muy desgastante, exigente y de una gran planificación. Simular o fingir son los primos lejanos, tienen un poco más de aceptación social, hasta te diría que tienen un toque artístico, es decir qué sería del arte sin fingir?
    Y la coquetería, ah si, quien no ha dicho lo que tu pareja quería escuchar aunque más no sea para aliviar los pies, ir al baño o lograr una caricia o un beso?
    Bella tú, mujer. Te dejo besos!

    ResponderEliminar
  6. Hola Luna!
    Mirá, me enervo de sólo pensar en las burradas (que no son ya mentiras) que dicen los políticos por cadena nacional o por twitter, parece que viven en un universo paralelo, en una realidad ficticia, en una recreación de sus sueños. No se dan cuenta que nos estamos muriendo de hambre, por no decir que estamos volviendo a la época del "sálvese quien pueda" y la ley de la selva. No sé allá, pero acá hace falta un revulsivo social que baraje, y antes de repartir de nuevo las cartas, cambie el mazo a ver si hay alguno que favorezca al pueblo.
    Perdón, me dejé llevar por un impulso, y no hay cosa más opuesta a la mentira que dejarse llevar...
    Besos Luna!

    ResponderEliminar
  7. Como dice un refrán: "se coge antes a un mentiroso que a un cojo", o como dice otro: "las mentiras tienen las patas muy cortas". Yo creo que hay personas que les encanta mentir, que viven de su mentira, que no dice ni una sola verdad. Esas personas son enfermas. "Mitómanas" se las llama, es un trasnorno de la personalidad, que utilizan para llamar la atención de los demás.

    Pero aparte de esas personas. Vamos a centrarnos ahora, en esas pequeñas mentiras que todos hemos dicho alguna vez, para no herir a nadie. Esas no van a ninguna parte. En cambio, las otras mentiras sí.

    Muy interesante el tema que tratas, ha sido un placer reflexionar contigo.

    Un placer estar aquí.

    Un beso enorme.

    ResponderEliminar

Mesa de entrada: aqui se recepcionan las consultas, quejas, solicitudes y reclamos. Le daremos un número de legajo y... paciencia! Es municipal, vió?