sábado, 28 de mayo de 2022

Ciudad de oscuros callejones

 En las ciudades la vida transcurre puertas adentro y en ciertas ciudades lo que allí ocurre ahí debe quedarse. 

El escritorio cubierto de una fina capa de polvo tenía una de sus esquinas decorada por un sobre blanco lleno de billetes. Marlowe miraba por sobre el humo del cigarro cómo la mosca abatida se retorcía en el piso hasta quedarse finalmente quieta. Aquel matón había llegado prepotente, con su pretendida supremacía a fuerza de gritos e imposiciones, pateando la moqueta y dejando allí su barro inmundo. Pensaba que su mujer lo engañaba, imbécil arrogante, claro que tu mujer se revuelca con otro, es imposible soportar la petulante mirada con que filtraba el mundo sin perder la cordura. No pensaba declinar el encargo aunque tampoco pretendía salir airoso. Necesitaba la referencia, necesitaba sacarse la herrumbre de las rodillas tratando de que no se rompan. 

Sacó la botella de whisky del cajón, barato como la comida que hacían en el local de abajo y deprimente como su vida a partir de las siete de la tarde. Sacó el tapón y olió profundo dejando que el alcohol sacuda sus pulmones, maldita sea, cuando sería el momento de retirarse y tomar sol en la playa de Santa Mónica sin preocuparse por ganar 25 dólares por día. Dejó esos pensamientos interrumpido por el sonido del timbre del teléfono; sonó dos, tres veces, descolgó el tubo y lo dejó sobre el secante. Dejaría que los sonidos de su ritual se escuchen del otro lado: agarró un vaso, vertió una medida y lo decoró con tres hielos para después mandar todo eso al fondo de la garganta. Luego, sin pausa, levantó el tubo del teléfono y escuchó atento. Una voz femenina capaz de derretir la totalidad de los glaciares del mundo simplemente dijo: 

- Vete al carajo, Marlowe.

Apagó la luz del velador, tomó su sombrero manchado de sudor y poniendo el sobre en el fondo del bolsillo del sobretodo, salió al pasillo en dirección a la calle. En el vestíbulo lo esperaba la humedad y el smog intenso que antecedía a su presencia y cuando abrió la puerta se arrepintió de inmediato de haber salido.

9 comentarios:

  1. Me estoy haciendo adicta a tus relatos!
    Aires cinéfilos en blanco y negro, escenas de los cincuenta, y toda la imaginación al servicio de las pinceladas de tu relato.
    Me encantó!
    Un beso.

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  2. Hola Luna!
    Gracias por las implicaciones de esa adiccion, espero que el tratamiento no sea demasiado traumático, jajaja!
    Me encantan todos los libros de Chandler y ese personaje con su moral a prueba de todo son muy atractivos para mi.
    Voy a tratar de administrar dosis más seguidas!
    Besos de sábado!

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  3. Hola Ettiene, que miedo este personaje, se ve que es un asesino a sueldo, y su mujer esta claro que no tendrian futuro junto a el, el siendo maton, podrian tomarse venganza con su esposa; sino es que ya, su infidelidad es parte de una venganza???
    Muy bueno el relato.
    Besos.

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  4. Los signos de pregunta no van 😊

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  5. Hola Gra!
    El personaje es Philip Marlowe, un detective pionero de las novelas negras y el potencial cliente es una recreación mía, una ficción en realidad. La atmósfera de los 30 y 40 se pinta excelente en esos libros (La ventana siniestra, Adios Muñeca, El sueño eterno, entre otras).
    Vos recomendás canciones, yo te sugiero leer a Raymond Chandler, para mi un viaje de ida...
    Besos!!

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  6. Ah si, me encanta como reflector a la liebre...
    Fue un mal necesario esa época, jeje!
    Abrazos!!

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  7. "Una voz femenina capaz de derretir la totalidad de los glaciares del mundo simplemente dijo". Explicaciones alternativas del cambio climático, ¿eh?
    El amor que corre por un lado siempre en paralelo con el de los oficios. Así sean estos los que acá son. Cada quien hace con lo suyo lo que el amor, o su falta de él, le permite.
    Abrazos citadinos, amigo.

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  8. Buenas Felipe, buen domingo!
    Creo que no hay historia, relato, leyenda, mito, crónica, artículo periodístico, cuento y cualquier otra forma de contar en el mundo que no incluya historias de amor, así de rotundo. Y a pesar de eso, todavía no aprendimos gran cosa, simplemente vamos improvisando.
    Abrazos sudamericanos!

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