viernes, 19 de noviembre de 2021

Desquite

Iba con los ojos entornados, castigados suavemente por la claridad del sol de media tarde que entraba por la ventanilla del auto, y pensaba que no había casualidad en nada de lo que le pasa a las personas, que de todo se saca una enseñanza y está en uno aprovechar ese conocimiento extra que la vida se digna proveerte, y me dije que no estaba mal hacer lo que nos hace sentir bien y tratar de olvidar aquello que pesa en la conciencia y que enturbia los sueños.

El Renault 12 aceleró en un espasmo de energía y la sonrisa irónica de Leonardo me devolvió a la realidad, En qué estabas pensando marmota? inquirió en forma poco sutil, En nada contesté con una mentira que luego aclararía, Lo que pasa es que si te cuento te vas a cabrear. Me miró como quien conociendo más de lo recomendable a una persona, penetra en forma casi instantánea en sus pensamientos y me dijo muy serio, Gordo, ni se te ocurra siquiera pensarlo. Al hablarme, giró su cabeza para enfrentarme y hacer ese gesto de pretender intimidar con la mirada que utilizaba en todas las discusiones en que el culpable era el de enfrente. Yo desvié mi atención hacia la rotonda de acceso a Puan que se aproximaba y dije Ya llegamos y empecé a hablar de un amigo y compañero del secundario que vivía por estos pagos.
Pasamos el centro desierto y nos dirigimos directamente al balneario, bajamos todo lo necesario y algo más, encendimos el viejo Johnson 25 y salimos, pensando navegar unos treinta minutos, lo necesario para llegar a la parte más alejada de la laguna, atrás de la isla, es decir el mejor lugar para asegurarnos una buena pesca.
Tiramos el ancla para evitar el gareteo de la embarcación y armamos en silencio las cañas. Pensaba que había evitado el enfrentamiento hasta que lo vi encender con parsimonia un Marlboro y mirando la punta de la línea de pesca me dijo Contámelo todo. Ante el pedido casi imperativo me resigné a entrar en detalles, Ok te acordás hace como tres meses más o menos que nos juntamos a comer un asado, creo que en la casa del Chato, Si era porque inauguraba la parrillera, Bueno la cosa es que me pasó la dirección de un tipo que buscaba un chofer para repartir encomiendas y paquetes y lo fui a ver, necesitaba el laburo y enganché para los fines de semana. Entonces, al tercer viaje tuve que ir a Saavedra a una farmacia a buscar unos bultos, iba a ser un trámite normal pero se complicó porque pinché una cubierta, Eso no es una complicación acotó muy firme, No pará, es que el celular no tenía señal y estaba en el camino viejo y se trataba de llegar a eso de las nueve de la noche para enviar el paquete a La Plata. La cuestión es que no llegué a tiempo... La caña de Leonardo tembló y el reel anunció la presencia de una buena pieza, un pejerrey que lo entretuvo por casi diez minutos, resistiendo con sabiduría la seguridad del pescador. Al terminar, me miró y me espetó casi enojado, Ahorrate los detalles ya se para dónde vas, yo hablé con el que debía recibir ese paquete, estaba realmente muy enojado, era muy valioso el cargamento que llevabas, Si ya sé, lo interrumpí, pero no hubo nada que yo pudiera haber hecho, incluso intenté caminar pero estaba lejos, de todos modos no iba a llegar a la hora que habíamos quedado, recordé en voz baja.
El sol poco a poco caía hacia poniente y mermaba la potencia de su luz y el abrigo de sus rayos y la tranquilidad que había sentido arriba del auto desaparecía y era reemplazada por una inacabada inquietud que me turbaba, que no esperaba de mi amigo. Me empezaba a sentir amenazado, en peligro aunque nada concreto lo hacía palpable. No estaba asustado, me deprimía el hecho de no poder identificar ese malestar, no había nadie alrededor.
Un total de veintiocho pescados engrosaron la bolsa de tela húmeda que habíamos llevado. Era una buena pesca considerando lo tardío de la temporada, hacía calor y no pensé que pudiéramos superar las quince piezas. Calculé eran las ocho y media de la tarde cuando lentamente Leonardo empezó a sacar el ancla del fondo, Lo que pasa Gordo, me dijo, es que arruinaste un muy rentable negocio y ahora se necesita una compensación de tu parte, al mismo tiempo que enredaba el cabo alrededor de mi cuello y me empujaba hacia atrás, Y tiene que ser así, dijo sin dudar aunque con una mueca de nostalgia en el rostro. Yo caí al agua de espaldas y sentí que el ancla volvía a buscar el lodo del lecho de la laguna, arrastrándome sin remedio. Miré para el interior del bote y vi a mi amigo con los ojos fijos en mi palma abierta, no me pareció que sintiera culpa alguna. No hubo lucha ni resentimiento, sino una insoportable sensación de que no valía la pena todo lo que me preocupaba, darle de comer a la tortuga, pagar el alquiler, llevarle flores a la tumba de mi hermano, maldecir al presidente de turno, hacer el amor tres veces por semana, todo eran ahora circunstancias pasajeras, banales, superficiales, nada me haría el favor de desquitarme de esta vida vacía que llevé y que nunca podré rehacer. Aspiré con fuerza el agua oleosa y oscura de la laguna y dejé que me llenara los pulmones.

3 comentarios:

  1. Me has impresionado!!!! jjajajajja
    que relato!!! Madre mia!O madre de Dios!! jajajja parece que el paquete en cuestion era demasiado importante y valioso(mejor no preguntar de que se trataba), y te digo que ya cuando iba leyendo..."por el camino viejo"...y me imaginaba la situacion !!!! pero de ninguna manera podia predecir ese final!
    Bueno bromas aparte, el relato impecable. tu narracion fluida, interesante. Y a medida que uno lee tambien piensa en el valor de la amistad( ups)..en los tiempos en que realmente malgastamos pensando y pensando cosas que quizas escapan a nuestro control...y de repente la vida se nos va...asi ...en un segundo...y ya nada de aquello cotidiano tiene mas importancia.Te dejo un abrazo grande y por las dudas te diria que a pescar no vayas el finde!! jjajaja

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  2. Es un relatazo.
    Brutal.
    Me ha enganchado de principio a fin...
    Además transcurre en Argentina,en alguna zona de Buenos Aires,o alguna provincia llana.
    Imaginé esos rincones de nuestro paisaje, el bote, los pejerreyes ,los amigos fumando.
    Buenisimo.
    La pena es que el Gordo,no se imaginara siquiera que Leonardo lo iba a traicionar.
    Excelente.

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