viernes, 22 de enero de 2021

Soliloquio en inconsciencia

 Llega el fin del viernes y una tranquilidad infinita se apodera de mi cuerpo, después de haber circulado la semana a máxima velocidad y sin parar. Percibo las cosas con una serenidad exagerada, más indolencia que otra cosa. Si la ciudad cayera presa de un hipnótico sueño a partir de este momento no podría ser más estática ni más invisible que lo que es ahora para mi.

Me asomo por el balcón a mirar hacia abajo y pienso que esas luces son intenciones y no vehículos, son invitaciones, son alegrías y tristezas, son voluntades buscando un camino.

Los amigos descansan lejos o se cansan de esperar y sin mirar atrás se marchan aún más lejos. Y no es porque uno no pueda brindarles nada, es porque la simple complejidad de lo cotidiano hace imposible una simple coincidencia (de coincidir, estar de acuerdo) y pasamos a depender del azar para comunicarnos.
De golpe y sin previo aviso, el acelerador se traba de nuevo llevando al extremo el vértigo. Me arrastra, me lleva a lugares donde no deseo estar; mi voluntad tiende a alejarse como magnetizado con el mismo polo, rechazando.
A la larga los individuos se acostumbran a determinados comportamientos extraños porque su repetición los hace tolerables. Aunque seamos honestos, es mucho más interesante no recibir cuestionamiento alguno que poner un esfuerzo en entender; mucho más sencillo enfrentarse a un espejo que me devuelve lo conocido que a un maniquí que nos enfrenta sin miedo.
Tal vez sea mucho hablar de diversidad, digamos disenso, digamos otredad. Total, nos vamos a quedar con la duda de todas maneras.

3 comentarios:

  1. Mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no? Sobre todo en lo que al espejo se trata.
    ¡Un abrazo, Et!
    F.

    ResponderEliminar
  2. Excelente entrada llena de sabiduría de un hombre que
    Sabe amar y vivir

    ResponderEliminar
  3. Felipe, no sabés la cantidad de discuciones y peleas que tengo con mi reflejo, no nos ponemos de acuerdo, jaja!
    Abrazos!

    Mucha, supongo que relajar, dejar fluir, no hacerse mayores problemas por cosas que no se pueden controlar, por ahí va la cosa.
    Besos a montones!

    ResponderEliminar

Mesa de entrada: aqui se recepcionan las consultas, quejas, solicitudes y reclamos. Le daremos un número de legajo y... paciencia! Es municipal, vió?