lunes, 4 de mayo de 2020

La ciudad en tiempos de pandemia

Ahora que la cuarentena está en su esperado último tramo, sobre la ciudad pesa un extraño silencio. A veces, un murmullo de brisa se cuela por entre las ramas de las acacias y los plátanos refrescando la vereda recién regada. Otras, un remolino de viento frío arrastra las hojas secas que dormían al reparo del cordón cuneta.
Una calle en la que normalmente es imposible encontrar un sitio para estacionar, ahora ofrece múltiples opciones; tampoco hay autos que quieran ocupar esos espacios vacíos. Sentado en un cantero donde se va quedando sin hojas un paraíso se puede disfrutar del silencio, tachonado en forma esporádica por algún taxi perdido o una moto que hace reparto a domicilio. Se echan de menos (o por lo menos se nota su ausencia) los golpes rítmicos de un bombo protestón, las frenadas desafinadas de los internos de la línea 18B y los graves de la música electrónica brotando de un exagerado auto modificado. Digamos que cuando la cuarentena termine ya no seremos los mismos, ya no desearemos lo mismo, tampoco apreciaremos lo que antes nos desvelaba y quizás el replanteo de prioridades llegue hasta aquello que pensamos era nuestro santo grial, bajándolo de su pedestal.
El silencio se esparce, se derrama por la ciudad, rebota en las vidrieras cerradas, descansa en la penumbra de un zaguán y se esconde en el fondo de un baldío.
Mientras tanto, los paseantes se mueven con las bocas ocultas moviendo con frenesí las piernas para llegar lo más pronto posible a destino, sintiendo que afuera están a merced de algo inasible, vulnerables a la tos y la fiebre. Angustiados, se aferran al sonido de sus propios pasos volviendo automáticos a cerrar el circuito. 
Una vez bajo techo, vuelven a apoyar la nariz contra el vidrio generando vapor y extrañando los días en que el picaporte era una simple forma mecánica de activar la puerta y no un potencial enemigo.

1 comentario:

  1. Porque construiremos el afuera, adentro y el adentro, adentro. En el temor del afuera, pesa el fastidio y sopor del adentro.

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