No importa la cantidad infinita de horas que uno tiene que viajar para llegar. No es importante que la diferencia horaria sea prácticamente inexistente, aunque estés del otro lado del paralelo más extenso y el agua del inodoro gire hacia el otro lado. No influye que la humedad supere el cien por ciento, que la ropa sea una tela pegajosa y se adhiera porfiada a tu piel y el calor se haga sentir, inclemente.
Nunca se me ocurrió que levantarse a las seis de la mañana sea un factor que arruine la estadía; tampoco el tipo de cambio y menos el idioma, que aún siendo el castellano, resulta bastante intrincado en sus expresiones.
En ciertos lugares del planeta ocurre este extraño pero muy buscado fenómeno: no importa lo estresado que uno llegue, pareciera que los problemas viven lejos de uno. Incluso ese pariente que nos llama solamente para pedir plata o ese compañero de trabajo que no hace más que complicarnos la vida, pareciera que ya no existiesen. La mente se desplaza por un mar pleno de tranquilidad y saludable vacío; el cuerpo parece ya no pertenecernos y se deja llevar sin quejas hacia la arena, rumbo al mar.
Lejos de todo y de todos, las voces se apagan. Un sopor que te mantiene en línea de flotación. Para qué más, no?
ResponderEliminarSaludos van, Etienne.
Sandra, es casi imposible estar "lejos", siempre habrá alguien que te recordará que no hay lugares salvajes por descubrir. Aunque igual vale la pena!
ResponderEliminarPobre ensayo de una excusa por mi ausencia estos últimos 10 días...!
Perdón por esto!
Besos!
Que buenísimo! Ande ta? ande tuvo? me perdí ... Avise, que la próxima nos vamos todos con ud!
ResponderEliminarQue buen invento las vacaciones!
un abrazo
Any, anduve por el caribe colombiano, en Cartagena. Te juro que fui por trabajo, aunque no me quejo dónde me mandaron, jaja!
ResponderEliminarLas vacaciones son deseadas y lindas porque existe el trabajo, por contraste. De todas maneras, no me disgustaría estar panza arriba toda la semana, no?
Besos!!
Sensaciones...sí. las mismas sensaciones encuentro cuando viajo a lugares distantes. por muy lejos que uno esté siempre hay algo similar y tal vez, acogedor...
ResponderEliminarSaludos.
Lejos del mundanal ruido! Muy bien escrito!
ResponderEliminarun abrAxo!
De veras que todo es sana -se puede escribir ésto??-, pero que envidia me das jaja.
ResponderEliminarAunque sea por trabajo, tener la suerte de disfrutar de ese paraje es toda una garantía de tranquilidad y bienestar.
un abrazo
Josef, creo que el común denominador (además de uno mismo) de cada lugar que se visita es ese sentimiento de búsqueda de un cobijo, de una guarida, de un lugar seguro bajo el cielo. Lo demás es utilería...
ResponderEliminarAbrazos!!
Marilyn, a veces mundanal, a veces hipnótico, otras maravilloso y otras que no te deja pensar, pero casi siempre hay ruido!
Besos!!
Esil, lo bueno del trabajo que tengo es que de vez en cuando cambio la rutina por otra oficina móvil, suficiente para oxigenar la cabeza y los pensamientos!!
Besos!!
un modo bien inteligente de verle el lado positivo al exilio.
ResponderEliminarmas de uno quisiera que lo exilien en un lugar así, por favor no exageres!!
besote
Una entrada que, a esta altura del año, causa un cierto escozor. Aunque, tratándose de laburo, por lo que leí, le quita magia.
ResponderEliminarLo mío es el frío, no hay vueltas, me atrae la nieve, los abrigos, el caminar por ciudades que parecen congeladas... y me falta poco, 13 días exactamente.
Un abrazo.
HD
entregarse a estos milagros parece otro de ellos
ResponderEliminar