jueves, 20 de octubre de 2022

El mejor de los souvenires

En mi última noche en este paraíso tropical de playa y palmeras, decidí que no era el mejor plan pasarla en soledad. Tomé rápidamente un último sorbo del cóctel y dejé el vaso sobre la mesa; en ese momento, al levantar la vista reconocí su esbelta espalda apenas cubierta por el bolso de playa y bronceada por el sol caribeño. Regresé a la habitación, me duché y salí en su búsqueda. La había visto hacía ya unos días conversando con unos turistas canadienses al borde de la pileta y una vez más apoyada en la barra de la playa esperando su trago frutado. Me invadió la piel y los sueños, se metió en los pliegues de mis pensamientos y así fue que pude conversar con ella un par de veces, de nada en particular aunque mi mirada era explícita, le decía inequívocamente lo que quería.

Me senté junto a ella en el bar y después de saludarla acerqué mi boca a su oreja y le hablé sin mucho decoro. Ella se apartó en un rápido movimiento y me miró con sus ojos brillantes y una media sonrisa en su boca perlada. El murmullo del bar ahogó nuestras voces llevándose los detalles de lo que nos dijimos. En el último silencio, introdujo su mano por debajo de mi camisa y sus yemas quemaron mi piel mientras una mueca traviesa brotaba en su rostro.

No perdimos ni un segundo más de tiempo en las trivialidades sociales.

Llegamos a tientas hasta la puerta de su habitación de tan concentrados que estábamos en explorarnos los cuellos. Su dulce aroma caribeño me intoxicaba, sus labios me inyectaban adrenalina, sus dedos al tocarme me producían descargas eléctricas.

De allí en más nos hundimos en un tobogán infinito de placeres inagotables, de caricias que dejan marcas y besos que arden aún en sueños. Hubo éxtasis en nuestras miradas veladas por párpados incandescentes, profundas vibraciones de nuestros ansiosos cuerpos y salvaje intuición, dedos por doquier, quería que su piel me recuerde. La humedad reinante, los murmullos y gritos de placer coronaron aquella vez. 

El avión salía esa misma tarde con lejano destino, la distancia que pinta de sepia cada recuerdo.

8 comentarios:

  1. Ohhh solamente pudieron estar juntos los momentos previos a la partida...
    me enganché desde el primer momento, me gusta el registro erótico con el que has sabido recrear un placentero y furtivo encuentro de dos solitarios en el Caribe.

    Muy hermoso además porque la sensualidad brilla desde el principio.
    Muy bueno!
    Un beso!

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  2. un escrito sabio lleno de luz sintiendo al escribirlo su palpitar
    abrazos llenos de sol y luz

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  3. Hola Luna!
    El aire caribeño, la playa, el sol ardiente, ingredientes para un cóctel explosivo, jaja! Gracias por tus palabras siempre halagadoras!
    Te dejo besos!!

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  4. Hola Mucha!
    Muchas gracias por tu visita y tus palabras, me alientan a seguir publicando!
    Te dejo besos llenos de viento!

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  5. Ah la fortuna de una experiencia tal o parecida. Hay listas de chequeo ahí sin finalizar.
    Abrazo!

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  6. Creo que está de más decir que estoy leyendo su blog poco a poco hehe, y pues me sentí muy identificado con esta entrada; yo también he viajado en avión.

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    Respuestas
    1. Vas a terminar más rápido de lo que supones, hay repeticiones y republicaciones de textos, algunos los mejoro y otros quedan igual que los parí.
      Cualquiera vuela en avión, hoy en día es más fácil que pescar un resfrío...

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