domingo, 11 de diciembre de 2016

Unión

En mi última noche decidí que no quería pasarla en soledad. Regresé a la habitación, me duché y salí a buscarla. La había visto hacía ya nos días al borde de la pileta, hablando con unos turistas canadienses. Después de eso, me acerqué y logré hablar con ella un par de veces, de nada en particular aunque mi mirada le decía inequívocamente lo que pensaba, lo que quería. Me senté junto a ella en el bar, acerqué mi boca a su oreja y le hablé sin rodeos. Ella me miró con sus ojos brillantes, introdujo su mano por debajo de mi camisa y me quemó con su piel, sin decir una palabra.
No perdimos ni un segundo más de tiempo.
Llegamos a tientas hasta la puerta de la habitación de tan absortos que estábamos en explorarnos los cuellos. Su aroma caribeño me intoxicaba, sus labios me inyectaban adrenalina, sus dedos al tocarme me producían descargas eléctricas.
No llegamos a la cama, caímos al suelo y rodamos en un tobogán infinito de placeres carnales y extasis...

2 comentarios:

  1. Hey, segundo posteo al hilo con toques de playas caribeñas. Anduvo por ahí? ? O son ganas de vacaciones YA!!
    Contagia. Invita. Dan ganas de mar, sol y arena...

    Un beso, señor

    ResponderEliminar
  2. Hay fantasías que pueden llegar a ocurrir...

    ResponderEliminar

Mesa de entrada: aqui se recepcionan las consultas, quejas, solicitudes y reclamos. Le daremos un número de legajo y... paciencia! Es municipal, vió?