Ya en el final de un día extremadamente ocupado, después de esa ducha caliente que relaja y se lleva toda la tensión acumulada y la ceniza del estrés, recosté mi exhausto cuerpo en relativa posición horizontal, lo cubrí con un entrelazado de hilos más o menos de calidad y como premio por la actividad realizada en la jornada cerré los ojos queriendo potenciar el estado de inerte relajación que mis extremidades ya sentían.
Y me dormí.
Y
así soñé que tenía alas, que podía moverme con eterna libertad en un
espacio sin fronteras; allí había miles de seres que no se diferenciaban
unos de los otros sino por sonidos muy agradables.
Soñé una
cúpula grandiosa que protegía todo el entorno y puertas que se abrían
dejando entrar una nueva brisa; en el centro una fuente surtía
incansable a quien quisiera servirse un potaje de efecto desconocido.
Allí a la sombra de un muro me reconocí con los ojos cerrados, soñando. Estiré mi mano para intentar tocarme y no eran manos sino cañas de azúcar o ramas de algún frutal incierto.
De golpe, las alas ya no eran livianas y no me podían sostener, empecé a caer hasta que se desintegraron en una arenilla que se alejó flotando y mi cuerpo que ahora no tenía forma reconocible seguía girando sin control.
Mientras, yo caía hacia el fondo en el que se podía ver una pantalla gigante con imágenes de otra época, a veces en colores estridentes, otras veces en diferentes tonos de grises, blanco y negro. Sonidos atronadores e incoordinados no dejaban escuchar ninguna otra cosa, aunque podía imaginar un hilo musical ya que veía las notas flotar de un árbol a otro.
Y pude ver en mi sueño, lo que intentaba soñar. Porque todas estas imágenes no eran impuestas, eran imaginadas y pensadas por mi.
El
personaje soñado, ahora lo podía ver por una de esas pantallas, soñaba que los deseos de todos se cumplían, sin
excepción. Eran globos de colores que no se pinchaban, se elevaban cada vez más hasta perderse de vista; uno de ellos se posó en su pecho, al tiempo que
abría los ojos y, a través de la pantalla, me miró fijo directo a los ojos.
De golpe, sentí que un peso se acostaba cerca de mis piernas y me despertó sobresaltado. Ronroneando, Canela se enrolló sobre sí, apoyó sus patitas sobre el acolchado y cerró de nuevo sus ojos.
Inquietante...
ResponderEliminarVisto lo visto, Etienne, valoro el no recordar prácticamente ningún sueño mío. A día de hoy. Desconozco si es cosa de la edad... :))))) O de haber alcanzado ese punto/estado en el que lo "no real" ya no tiene cabida!
Creo que me voy a inclinar por lo segundo. ¡Qué digo!
¡Me reafirmo en ello! :)))))
Espero que ambos, Canela y tú hayáis iniciado el día en buena consonancia.
Abrazos.
Hola Ernesto, como va?
EliminarSupongo que es más cosa del tipo de sueño, actividad realizada o metabolismo, más que solamente una cuestión de edad, porque conozco gente de más edad que aún recuerda sueños y jóvenes que no lo hacen. Claramente no hay una receta, lo cierto es que dicen que son valiosos para mantener la cordura, cosa que aún no termino de evaluar...
Abrazoo!
Creo que habéis cruzado sueños, a veces ocurre cuando compartes colchón durante mucho tiempo con alguien especial ;)
ResponderEliminarHola Beau!
EliminarMe parece que algo de cierto hay en tus palabras, estos últimos días había dormido solo y sin recuerdos de sueños locos, hasta esta noche en que ella irrumpió para hacerme compañía. El problema es que no le puedo preguntar acerca de qué soñó ella como para compartir imágenes.
Abrazoo!
mmmm...si es así como sucedió en realidad, creo que has vivido una experiencia extracorpórea, es decir conectaste con tu cuerpo más sutil que no es el físico... y ahí se mezclan un poco las dimensiones. Los sueños son reveladores y muchas veces nos muestran otras realidades u otras memorias.
ResponderEliminarMe encantó, porque me identifiqué mucho con tu experiencia.
Un beso!
Holaa Luna!
EliminarUn poco de verdad, que sería el despertar sobresaltado por el peso de mi gatita sobre las piernas, no sé por qué tiene esa costumbre de asustarme en la mañana... El resto es algo imaginado, mezcla de delirio con imágenes sin mucha correlación y anacrónicas. Las anécdotas mejoradas, que le dicen.
En verdad, te confieso que hace mil que no recuerdo imágenes oníricas, sueños que sé que suceden pero no retengo. dicen que es normal pero no estoy del todo seguro.
Besoteee!
En esos instantes de duermevela suelen ocurrir las cosas más extrañas, que suelen ser también las más interesantes.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Hola José!
EliminarEs verdad, la madrugada durmiente, la quietud en la que se encuentra, es a la misma vez extraña e interesante!
Abrazo!
Qué maravilla, tener alas para volar y volar de esa manera, Etienne, un sueño mágico, fantasioso, imaginativo, y después caiste al fondo, en otra época y qué bien que los sueños se cumplieran. Y al final tu canela te despertó.
ResponderEliminarMuy bonito, me hiciste volar contigo.
Que estés pasando un feliz día.
Besos.
Deseos se cumplieran quise decir, no sueños.
EliminarMás besos.
Hola María!
EliminarVolar inquieta la mente de los humanos desde siempre y eso trae pensamientos y sueños dificiles de entender e interpretar.
Y siempre, siempre hay una Canela que nos trae de regreso a la realidad!
Besos!
merci bonne soiree une bonne nuit et a demain samedi bisous
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