jueves, 18 de abril de 2024

Entre los escombros

Quisiera creer que el mundo tiene una solución posible a todos sus problemas; que el facilismo no es la única opción ante una encrucijada;

que el esfuerzo por todos realizado valdrá por igual en la libreta de calificaciones del director de nuestras existencias.

Quisiera pensar que de este atolladero existe alguna salida sin arriesgar en lo más mínimo el objetivo final; quisiera ya terminar, dejar todo en perfectas condiciones para así salvar los malos, inútiles momentos de zozobra intelectual.

Cada vez que pienso en algo, de eso tengo miedo; cada vez que hago una elección, por la espalda me corre un escalofrío que me hace pensar en un millón de cosas, una menos optimista que la otra.

Como si lo desconocido, el camino incierto, me provocara un temor irrefrenable que me paraliza al instante. Y lo que me genera un sentimiento al que aún no le encuentro nombre es ese futuro con sus insospechados giros, el porvenir con sus ventajas y desventajas de ser todavía no vivido pero si imaginado.

El futuro que alberga todas las posibilidades imaginables, todos los sucesos deseados pueden convertirse en realidad en un mañana no muy lejano de nuestras finitas vidas.

Tiene mucho a su favor porque nos permite idealizarlo en un máximo esplendor, imaginarlo como se nos ocurra, pensarlo a nuestro antojo haciéndonos héroes valerosos venciendo a villanos y rescatando bellas doncellas.

Tiene mucho en contra porque la realidad mediocre de todos los días confrontada con nuestros sueños de merecida grandeza produce un choque muy duro generando el temor a no poder salir con éxito de este acertijo que la vida cotidiana nos viene planteando desde nuestro pasado lejano y que seguirá apareciendo hasta que nos decidamos con firmeza, con determinación mejorar el futuro que nos hemos imaginado.

Quisiera que todo fuera irreal, intangible, de aire, de nada para no tener que quererlo cambiar, para darme cuenta que no me afectará, ni hoy, jamás.

jueves, 28 de marzo de 2024

Otro argumento


Ya no estás para estas cosas,
la realidad te asombra y te disgusta,
vos querés convencerte que tal vez te equivocás
y tu inmadurez te permite ser tan insoportable,
pero el ciclo se cierra sobre sí mismo una vez más,
repitiendo hasta la eternidad una única sucesión de hechos
que por supuesto no te satisface
pero por miedo, por cobardía no te atrevés a cambiar.

Lo que pasa te es ajeno, te ofende
te cuesta integrar a tu vida lo que ves por la ventana
los colores no se hicieron para eso, decís
y te escudás en retorcidos párrafos, argumentos oxidados,
pudiendo hacer un poco más de esfuerzo
para sentir en la piel lo que al otro le quema.

Ya no estás para estas cosas
te reiterás mentalmente, pensando,
tal vez si me convenzo la realidad cambie por otra
no tan dura,
no tan terrenal.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Hace tiempo

 Hace un tiempo ya,

Poco o mucho ya me olvidé

Que ya no escucho retumbar la pared

El silencio se apoderó de los ladrillos

Y el revoque no sabe a quién

Culpar de su malestar

Ni hablar en las noches

Cuando las sombras tiñen

De negro hasta el último rincón,

Las tejas tiritan de frío,

Los vidrios se empañan

Las sábanas torturan.

Podría levantarme de una vez

Mover los pies

Tocar el timbre

Pero sé que no sonará

Mudo está como las paredes

como las ventanas cerradas

Ciego como un espejo quebrado.

Hace largo tiempo ya, creo

Que la melodía no endulza la mañana

Con esos acalambrados compases

Con esos acordes sensuales,

La radio solo transmite (malas) noticias

Con una gangosa, aflautada voz

Y el té se enfrió en la mesada

Y el bizcocho ya miga será.