miércoles, 13 de noviembre de 2024

La gravedad de cualquier asunto

De pronto, el viento que golpeaba su rostro le hizo sentir una inesperada, desconocida sensación de liberación de esas trampas cotidianas que lo atenazaban todo el tiempo. Ya los gritos de su hermana pidiéndole plata para pagar deudas y los ruegos estilo telenovela de la tarde de su madre para que se consiga un mejor trabajo ya no le parecieron tan relevantes. De ahora en más, los problemas los tendrían que solucionar ellas, pensaba mientras trataba de acomodarse el borde de la campera. Ni hablar de los dolorosos desplantes que le hacía Laura, al recordar eso sintió una punzada en el pecho y una pequeña lágrima corrió por su mejilla.
La velocidad en el rostro le despejó aún más sus pensamientos; ahora estaba claro que huía de esa vida que había construido a costa de sus propios sacrificios y modelada y diseñada por extraños que decían interesarse por él. El pelo largo que tantos reproches le había valido por parte de su padre, alimentando sus infinitos prejuicios y sus hirientes comentarios, se tensaba tras su cabeza tironeado por la fuerza del viento.
Imprevistamente, un grito le brotó por la garganta, se fue agrandando a medida que avanzaba hacia afuera y se potenció en su paso sobre la lengua. Desde afuera parecía un grito de terror pero bien sabía él que era un grito de libertad, la contraseña que todos saben y que nadie usa. Se sintió poderoso, capaz de todo y entornando los ojos se sumergió aún más en la velocidad.
En un giro, recordó también el desprecio que sintió en la escuela, el aislamiento al que lo condenaron sus compañeros y la angustia que le hicieron tragarse por tantos años y se le anudó la garganta de bronca. Por fin se iba a sacar este peso de encima, qué mal les había hecho él para que lo trataran así.
Ahí en el veloz desplazamiento encontró que lo que siempre había sospechado, lo que nunca había podido ver con claridad y ahora se le presentaba sencillo, incluso hasta obvio. Desdeñó lo trivial y frunció el ceño menos de un instante por algo que le pareció importante: ¿quién le daría de comer a Chester, su gatito?.
Pero incluso esta cuestión dejó de tener importancia cuando el movimiento uniformemente acelerado de su cuerpo terminó en el momento en que su frente se estrelló contra la vereda.

7 comentarios:

  1. Demasiados suicidios se hacen tratando de llamar la atención y, ya ves, lo único que consiguen es que un gato pase hambre. El mundo sigue girando, y aquellos a los que el gesto iba dirigido ni se darán cuenta de lo ocurrido...

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    1. Como llamado de atención, el suicidio falla estrepitosamente o por lo menos no llega a quienes deberían recibirlo. No tiene derecho a réplica, no hay diálogo posible. Y no vale la pérdida, porque no mejora nada.
      Del otro lado, dice mucho de quien lo ejecuta.
      Ah, al mundo le pasa por el costado lo que sobre su superficie ocurre, seguirá girando por lo que dure la eternidad, hay que asumir esto para no sentirnos tan omnipotentes como especie.
      Aprovecho para agradecer tu persistencia en las visitas y tu claridad en los comentarios, así como tu generosidad en las palabras.
      Abrazos!

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    2. No lo había visto así, es cierto, no asume réplica, es un portazo, cierto. Respeto mucho a los suicidas, no es nada sencillo tomar ciertas decisiones, pero es verdad que no dejo de verlo como un fallo a la hora de afrontar tu vida.

      Gracias a ti por los escritos, siempre vuelvo con algo cuando paso por aquí ;)

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  2. Se supone un suicidio es como un mensaje ....

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    1. Un mensaje que uno da sin mucha expectativa de poder recibir respuesta...
      Abrazo José y gracias por pasar!

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  3. Consejo conejo pro: no piensen mucho a detalle sobre su vida, mucho menos mediten sobre ella, luego se dan cuenta de la realidad y también a volar sin alas hasta la vereda. Culpo un poco a los medios de comunicación y el "sochial midia" por vendernos y enseñarnos vidas que jamás tendremos, ahí vemos al millonario en su yate con chicas nalgonas buenísimas, cosa que jamás tendremos y pos se multiplica lo piors al darnos cuenta que jamás tuvimos esa vida ni la tendremos... Ahora regreso voy a ver si la vereda es apta para un trabajito que le tengo a futuro. Si no le gana el Atlas al Chivas este jueves; primero mato al director técnico y luego ya a mí coneja persona.

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    1. Las redes sociales han venido a complicar las cosas, en muchos sentidos. Yo pienso bastante en mi vida, pero no me comparo ni pretendo imposibles, soy más bien terrenal con ascendencia en realismo.
      Cualquier vereda, puente o río caudaloso puede servir, solo diría que no vale la pena, jaja!
      El Atlas la tiene complicada, aunque viene de varios empates, tiene que empezar a sumar de a 3 porque se cae en la tabla...

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