Aunque un simple mapa, con su tendencia a abusar de la exactitud podría indicar ciertas características de un lugar, no es posible percibir esas otras cosas interesantes que solo se pueden descubrir estando allí. La Ciudad tiene calles sin salida, edificios notables, avenidas iluminadas y plazas espaciosas. También tiene plazoletas traicioneras, bulevares infernales poblados de conductores veloces, rotondas malévolas y casas invadidas de espíritus.
De
una rápida mirada a un atlas confeccionado sin orden alguno podríamos ver
ciertas joyas que más nos espantarían por lo ridículas que por lo horrorosas.
Nadie quedará impresionado por lo que a continuación se enumere, no se emitirán
juicios ni se adjetivará para evitar que las masas susceptibles se espanten.
El
Mirador o el Hotel al aire libre. De día es un lugar adorable, con un pequeño
muro de piedra redonda que demarca hasta donde debería la gente adentrarse
siguiendo la línea de la barda. De allí se posee una vista increíble que abarca
muchos kilómetros, incluso se puede ver otra provincia. Familias se acercan a
disfrutar del espacio libre, grupos de amigos comparten termos interminables de
mates y las bicicletas le dan movimiento aleatorio. Al anochecer se reemplaza
esta imagen por una fila interminable de vehículos que se parapetan uno contra
otro, que se mecen rítmicamente prometiéndose sus ocupantes amor eterno o por
lo menos diez minutos de apresurado placer.
El
Cajero del Reality. Los cajeros automáticos deberían ser cubículos cómodos,
iluminados por dentro con un pequeño estante para apoyar las cosas que uno
lleva en la mano e incluso un gancho para que las damas cuelguen allí sus carteras
o los caballeros sus gabanes y por sobre todas las cosas que no se pueda ver
desde la calle que alguien está allí dentro. Existe un cajero sobre la avenida
principal que es lo opuesto a todo esto, tiene una vidriera que le otorga al
comensal de la heladería de enfrente disfrutar del placer de ver al cliente
marcar su código de seguridad. Tengo la sospecha que la cámara instalada es más
para espiar que para vigilar.
La
Plaza Magnética. Cada vez que tomes un colectivo o incluso un taxi en cualquier
lugar de la ciudad y cualquiera sea tu destino el recorrido pasará por la plaza
Italia. Es un pequeño espacio verde en el cruce de las calles Ushuaia y
Ameghino y todos los que tienen que ir a la universidad, terminal, mercado de
frutos, centro comercial o cabaret pasarán por allí. Es un vórtex vehicular, un
remolino que atrae a los coches como la miel a las moscas, aunque es inoperante
para las bicicletas y patinetas y apenas medible para los peatones.
La
Fuente de la Juventud. Hay en pleno centro de la Ciudad una fuente confeccionada
especialmente para un evento particular, con aires de pretendida solemnidad y
vanguardia artística. Dicen las lenguas vivas que aquél que beba un sorbito del
agua que circula por sus cañerías en la madrugada del día de su cumpleaños por
veintidós años seguidos tendrá asegurada la juventud eterna. El ejemplo mentado
cada vez que se hablaba de esta fuente era el del mismísimo artista que la
diseñó, hasta el año pasado en que falleció en un accidente de tránsito,
situación imposible de adjudicar a la ineficacia de los tragos ingeridos.
La
Cancha de los Meniscos Perdidos. En la zona oeste ocupa una considerable
extensión una cancha que pretendía ser modelo de instalación y lujo y en
pretensiones se ha quedado. Ya no crece el verde césped, el suelo que otrora
era fértil y promisorio hoy es árido e inhóspito. Enterrados entre los cantos
rodados han encontrado reposo miles de meniscos arrebatados de rodillas
elegantes, ligamentos cruzados de articulaciones esquivas y tobillos veloces. Si
bien la capacidad atlética de los exponentes deportivos de la Ciudad es
mínimamente cuestionable, esta puede ser la causa de la ausencia de escuadras
representativas en cualquier deporte en la primera plana del escenario
nacional. Excusas livianas para una realidad oscura.
El
Hotel de los Divorciados. Es como si las instalaciones hubieran sido construidas
para albergar solos, no hay sonidos de amor, no hay dos personas caminando lado
a lado ya que los pasillos son angostos y las paredes ásperas, las escaleras
son como túneles y los ascensores no pueden ser ocupados por más de una persona
(o por lo menos no superar los 80 kilos). Allí viven los varones que han
sufrido la crisis de los 40 y los pescaron con una de 22, también aquellas
señoras estiradas que han dilapidado fortunas familiares en cirugías en busca
de mantener intacta la belleza y solterones y solteronas que han hecho del
celibato una vida normal. Por supuesto, el portero es mal hablado, irrespetuoso
y prepotente. Y divorciado. Tres veces.
Se
hace conocer este atlas con el ánimo de mostrar y describir, sin otra intención
que satisfacer la morbosa curiosidad del lector. No hay construcciones megalíticas ni
enormes desarrollos de ingeniería ni siquiera récords de ningún tipo.
Podría
incurrir en repeticiones o invenciones de dudoso origen para decorar este
humilde, paupérrimo atlas confeccionado sin criterio pero en
definitiva las malformaciones urbanas son las que definen a la Ciudad y así lo
toleraremos, sometidos a la incuestionable realidad.
Ya se sabe que una cosa es el mapa y otro el territorio que reflejan.
ResponderEliminarMe ha gustado este recorrido por esa ciudad alternativa... ¿las ciudades se parecen a sus habitantes o son los habitantes los que se parecen a sus ciudades? En cualquier caso los habitantes de esta ciudad que has relatado deben ser personajes dignos de otra entrada en el atlas.
Hola Beau! Muy de acuerdo, el mapa es un compendio de lugares pero le falta lo más importante que es el alma de esos lugares! Las ciudades se van haciendo a imagen de sus habitantes, así que te podrás hacer una idea, jajaja! Luego, los que llegan con la ciudad ya edificada, o se amoldan o la o modifican.
EliminarAbrazo va!
Excelente tu relato, un mapa de ruta,casi emocional que nos deja ese sabor de haber leído algo que llega,que nos hace profundizar y estimular nuestra propia imaginación.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Hola Luna!
EliminarEs que los lugares son sosos si no se les incorpora un poco de emoción, de alma, de apego anecdótico, de vinculación con hechos importantes para el actor (en este caso los ciudadanos), eso que implica ser escenario de eventos decisivos tiene que tener algo de glamour también!
Te dejo besos y gracias por pasar!