viernes, 27 de diciembre de 2024
Tarot o la suerte de fin de año
martes, 17 de diciembre de 2024
Tiempo
martes, 10 de diciembre de 2024
Sin plan ni intención
Pienso en todos los sentimientos que mi corazón ha sentido, en todos los rostros pasajeros que mis manos han acariciado, mi memoria toda se recrea de gráciles recuerdos, imborrables palabras, ásperos abrazos traicioneros, agradables momentos vividos.
Recordar es un lindo ejercicio que desempolva en la memoria los hermosos ratos que nunca debemos olvidar; recordar mantiene joven el espíritu al mismo tiempo que nos facilita la aceptación de que al cuerpo le cuesta más hacerlo. Las experiencias vividas y el conocimiento adquirido no son gratis.
Estoy sentado en una silla mirando por la ventana mientras la música invade mis oídos en suaves arrebatos de ritmo muy controlado. El hilo musical vagabundea entre estilos y años, pero todas las piezas remiten a un momento, una persona, un hecho significativo, un abrazo tras un llanto, un cigarrillo luego de hacer el amor.
Pienso en todas las personas que a lo largo de mi existencia han respirado el mismo aire que yo, han caminado sobre las mismas huellas y han corrido junto a mi tras una meta en común sin más recompensa que la satisfacción personal.
Recordar a veces exalta el ánimo proponiéndonos continuar y desafiándonos a sumar más momentos al equipaje de nuestra historia. A veces aún no hemos vivido todavía el mejor recuerdo de nuestras vidas.
Estoy parado con las manos en los bolsillos, el suave viento meciendo mi cuerpo, observando como el sol de verano aprieta cada vez más con sus rayos la desprotegida tierra.
lunes, 2 de diciembre de 2024
Limón, huye!
La humedad pegajosa del puerto se me mete entre medio de la lana del suéter, mientras estoy acuclillado detrás de unas cajas de madera, algún cajón de plástico y todo con un hedor a pescado que me hace saltar las lágrimas. La oscuridad de la noche se vuelca encima de la embarcación, que hierve de actividad. En dos o tres miradas detecto una veintena de hombres acarreando bultos de diverso volumen bajo la atenta mirada de otros cuatro o cinco hombres armados. Al costado de la fila de camiones, en el borde de la penumbra veo estacionado un lujoso auto en cuyo interior está la persona que me interesa.
Muevo la pierna para evitar el incipiente calambre que empiezo a sentir y me deslizo de costado hacia la escalerilla que baja hacia el espigón. Entre redes y enormes grúas me escabullo rodeando todo el lugar donde se está moviendo la mercancía hasta llegar a la inmediatez de la parte trasera del auto. Ahora veo que es de color azul muy oscuro, tanto que parece negro. Ahora, en un flash de la memoria, lo reconozco y lo ubico en dos o tres momentos de la investigación, cuando fuimos a allanar la casa de ese senador, cuando quisimos sin éxito proteger a un testigo de una tremenda balacera y tal vez el más personal, cuando explotó un dispositivo en casa de la fiscal, que también resultaba ser mi hermana.
Una luz cegadora se posó de pronto enfrente mío, a la par que escuchaba el amartillar de un arma cerca de mi parietal derecho. Todo fue bastante rápido, no tuve que mover las piernas que sufrían el cosquilleo del calambre ya que me arrastraron hasta la puerta trasera del auto, para mostrarme el rostro de quien había estado tras toda esta fantástica operación.
- No podías dejarlo, tenías que meter tu nariz en lo que no te importa- me gritaron con desprecio.
- Así somos los sabuesos, no soltamos el hueso hasta el final. -respondí escondiendo mi sorpresa- Nunca pensé que pudieras traicionar así tus principios.
- No pensé que fueras tan inocente -dijo con bronca- todos sabemos que el principio de todo en este maldito mundo es el dinero.