En esta ciudad hay una avenida de esas con un
bulevar en medio. Algunas cuadras tienen un diseño elaborado de especies
autóctonas, otras simplemente un estacionamiento. Las que a mí me gustan tienen
gramilla y árboles de tilo a los costados, sombra y frescura por igual.
Nosotros éramos cuatro amigos que vivíamos en la
misma manzana en la época en que no existía otra posibilidad que jugar en el
exterior. Yo era el mayor, por escasos quince días. Nos pasábamos la tarde
imaginando escenarios épicos, aventuras que resultaban complicadas puestas en
escena, con villanos y sin doncellas que rescatar, fortalezas inexpugnables y
naves espaciales capaces de grandes proezas. A veces en la terraza de la casa
de Diego, a veces en el patio generoso de la casa de la abuela de Ricardo,
muchas veces en la calle y en la plaza. Allí las competencias eran sobre dos
ruedas, enfrentando un circuito fantástico, extremadamente complicado y con
caminantes ajenos a nuestros deseos de ganar.
Nos unían las veredas en común y también el
colegio. Diego fue conmigo desde primer grado hasta cuarto o quinto; ahí
repitió pero lo pusieron con mi hermano y seguimos en contacto de esa manera.
Incluso en la juventud compartimos la ciudad universitaria, aunque ya no éramos
los mismos y nos mirábamos con extrañeza.
Empecé leyendo tu entrada con la agradable sensación de iniciar lo q parecía la evocación de un recuerdo infantil a partir de la visión de un árbol peculiar en modo nave espacial , de pronto , todo dió un vuelco ...los árboles y los niños desaparecen y estoy ante un hombre colgado, porque...Fue Diego el que ahora mismo cruza las estrellas ¿verdad? qué dura ha debido ser la vida con él o qué fragilidad la de su casco, cuánto lo siento. ..Es la segunda entrada en menos de tres días en la q narrais el suicidio de alguien próximo ..está vida se está volviendo absolutamente inhóspita para demasiada gente.
ResponderEliminarAbrazo fuerte! seguro q Diego, esté donde esté ahora, sonreirá con este precioso recuerdo tuyo en su honor. Ojalá su viaje por el universo sea más confortable q su para en la Tierra.
Hola María!
EliminarEn general mis relatos son ficción, ya que me gusta intentar diferentes registros. En este caso en particular es una reseña de varios años de vida real, de añorar la infancia y realzar su imaginación e inocencia, de rescatar los valores que en ella incorporamos y de tratar de entender que la vida vale más que la suma de las derrotas, que hay que seguir intentando aún a través de soñar que es posible, de creer que los adultos somos niños atrapados y que nada es incorrecto.
Te dejo besos!!
Uffff, me ha pasado como a Maria, al principio de la narración he visto las vivencias juveniles ,los sueños, las locuras de los pocos años, pero llegando al final un estremecimiento me ha sacudido de golpe....es tremendo pensar ¿que puede pasar en la mente,... cuanto te dañará la vida para que en un instante decidas marchar?
ResponderEliminarSegura estoy que Diego hoy libre de ataduras os mirará sonriendo, ..
lo siento por el vacio que os deja
Un abrazo
Hola Stella bienvenida a la Ciudad!
EliminarA mi también me gustaría creer que él se muere de risa mirando, tenía una atípica mueca burlona, entrecerraba los ojos y sacudía su corpachón de adolescente aún tosco. Eran tiempos en que la comunicación, la contención y la empatía aún eran conceptos abstractos y que no tenían que ver con el individuo. Cada uno estaba por su cuenta, incluso él.
Respecto al texto, era la idea intercalar los personajes y la imagen de la nave espacial, para mi un desafio a cumplir en un relato corto.
Te dejo besos y gracias por pasar!!
Siempre es un placer leerlo
ResponderEliminarSaludos a usted
y abrazos a mi tierra
Gracias por pasarte y dejar huella!
EliminarSaludos recibidos y abrazos dados (y tanto que los necesita)
Besos para vos!
espero que elijan al mejor candidato Mi mente esta mucho en La Argentina
EliminarYo no votaíia por Massa
sino por el otro saludos
la vida nos lleva por caminos extraños, rara vez los elegimos, todos soñamos con grandes cosas mientras nos desangramos en las pequeñas batallas... no todo el mundo las soporta por igual.
ResponderEliminarLa vida es un laberinto de caminos diversos y muy extraños, casi como que es necesario recorrerlos aunque sabiendo que puede ser doloroso, incluso peligroso hacerlo.
EliminarEs claro que no todos enfrentamos las batallas de la misma manera, aunque sé que es mejor hacerlo con compañía.
Abrazo!!
el problema es que a veces arrastramos a otras personas a nuestras batallas, de cabeza a nuestros infiernos personales.
EliminarPara bien o para mal, somos seres sociales; la inmensa mayoría sobrelleva la vida, sus momentos buenos y malos, en compañía por lo que es normal que no sea un monólogo. Otra veces ocultamos la verdadera cara, y así se sorprende el mundo cuando salta la liebre...
EliminarConejo, sé que por ahí había un comentario tuyo y se me ha escurrido como arena entre los dedos. Me alegra saber que sos capaz de vivir las fantasías de otros, de hacer que ves lo mismo que ellos, eso dice mucho de vos y tu locura, jaja. Seguí por ahí que es el camino correcto, no lo dudes.
ResponderEliminarTe dejo abrazo!
Estoy teniendo problemas con Google (no blogger) porque muchas veces no me deja abrir sesión y comentar, me sale error, o a veces ni me sale algo o se repite mi comentario varias veces molestando a la gente y tengo que borrarlos pero no hay problema, mientras haya leído el comentario todo perfecto haha. ¡Abrazo igual!
EliminarOhh me has tomado de la mano, me llevaste a mi barrio lleno de veredas anchas y árboles frondosos, que nos empeñábamos en trepar...me llevaste a cuando andábamos en bici en la calle...porque no pasaban apenas coches. O como hacía yo con mi amiga...compartir un patín cada una porque no había dos pares!
ResponderEliminarBesos!
La época del karting de rulemanes, el rinraje, la escondida y el cuarto oscuro. La época feliz de la mancha, los globitos de agua en carnaval y la bici con el canasto para llevar el copiloto. Mejor no pudo ser esa infancia!!
EliminarTe dejo besos!