Si bien las ciudades tienen un centro conocido, quizás ordenado y con una cierta lógica de inicio de pueblo, a medida que van creciendo se someten a barreras naturales, desniveles geográficos y caprichos varios, además de la ineptitud craneal de la gente de planeamiento urbano si la hubiere y termina habiendo barrios parque con calles circulares, barrios residenciales con pequeñas diagonales cortando una plaza o calles zigzagueantes que forman esquinas asesinas.
De vez en cuando se me ocurre la perturbadora idea que esos barrios están habitados por gente que no conoce el centro de su ciudad, que realizan sus compras primordiales en almacenes añosos y que subsisten a base del delivery solamente porque no pueden encontrar la salida. Gente que arma su vida en clanes y que cada vez que pueden regalan a sus hijos a los extranjeros para que les den una mejor vida fuera de allí.
También, el límite del ejido urbano de una ciudad es materia de discusión enardecida, todo por beneficios tributarios, por supuesto.
Al intentar determinar la población llevando a cabo un censo se han perdido cantidad de valiosos ciudadanos que se han ofrecido a relevar las casas y nunca han podido volver con sus resultados; estimo que han podido convencer a algún vecino y han construido una piecita sobre el garage y comparten mateadas eternas bajo el dintel de la zapatería, imaginando que algún día vuelven a entrar a mi despacho con las carpetas llenas de encuestas.
Juan Murguía es un nombre de un barrio en un mapa, como lo es también Valentina Sur Rural; sin embargo no hay nadie que pueda decir que lo conoce o siquiera que conoce a alguien que vive allí. Dicen que entre el río y las vías se ocultan calles con sauces llorones en las veredas y casas bajas con galerías frescas y aljibes en los patios.
De todas las calles que conozco, prefiero aquella que me enseñó a jugar al fútbol con el portón del garage como arco, que me protegió del delincuente de la vuelta, que tenía veredas perfectas para una carrera en bicicleta y saltos con rampa en un kárting, que tenía árboles cuyas ramas eran un perfecto escondite y que aún guarda entre las grietas del asfalto un poco de mi niñez.
Es precioso... tiene ese toque medio inquietante de un lugar sin salida...(que existen doy fe, al hacer un envío a la provincia de Buenos Aires, muy afuera digamos,me fue devuelto el paquete por "lugar desconocido")
ResponderEliminarEntonces cuando te leía me acordé de eso...de esa cosa de invisibilidad de ciertos sectores.
Y ese final de relato también me transporta a ese barrio de Buenos Aires,donde podíamos jugar en "la vereda" hasta la noche noche,o patinar en las calles, porque apenas había coches.
Un lujo leerte.
Beso enorme.
Cuando me da por la melancolia y los recuerdos, me sale ese tono entre inquietante y lloroso al escribir. El texto tiene poco trabajo y mucho de cosa que me brota por los dedos y salta al teclado.
EliminarLo bueno es que te provoca recordar, te lleva a buscar imágenes de tu propia historia y con eso, ya me doy por satisfecho.
Un lujo tu comentario y lo aprecio mucho de verdad!
Gracias por la visita!
Me has recordado un cuento de Cortázar sobre gente perdida en el metro... y quizás hayas explicado porqué llevo tantos años sin lograr volver a esas calles donde creí ser feliz....
ResponderEliminarHay una canción de Sabina que lo expresa mucho mejor, tal vez ya hayas vuelto y ese nuevo recuerdo ya no sea tan lindo como el original. Podés volver al escenario, pero será un acto diferente.
EliminarTe agradezco de corazón que dejes aquí parte de tus memorias!
Abrazo!
Hay recuerdos que no se olvidan te mando un beso.
ResponderEliminarMe encantan esos recuerdos, me empeño en no olvidarlos y soy muy consciente que los nuevos recuerdos no tienen ni la mitad de la gracia, el dolor, el valor que tienen aquellos.
EliminarBrindo por eso!
Te mando besos!!
Esas calles solo existen ya en nuestra memoria.
ResponderEliminarBesos.
Eso que decís es tan verdadero que llega a preocuparme, es decir, los flashes de recuerdos que involucran la calle, lo que allí sucede, el atardecer en la vereda, esas cosas que son importantes para nuestra generación queda sin efecto para nuestros hijos. Espero que ellos encuentren una fuente de inspiración similar...
EliminarPara ellos existirán las suyas, las que hacen importante lo que les pasa en esta época que a nosotros quizás se nos escapa. Sus recuerdos estarán vinculados a dispositivos digitales, a lugares desde donde poder pillar wifi gratis, a que un compañero comparta su teléfono si a ti te han castigado sin él, quizás a carreras con el patinete cometiendo imprudencias que sabes tus padres no aprobarían... Y emociones, muchas emociones que ellos recordarán con nostalgia cuando quizás nosotros ya no estemos aquí.
EliminarBesos.
Por alguna razón nos "amuchamos" para vivir todos apretados en un único lugar (o en unos pocos), en lugar de aprovechar todo el espacio con el que contamos. Somos extraños como animales.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Ese comportamiento se justifica con que somos animales sociales, aunque no veo necesario estar taaaaan apretados. En fin, tema de estudio para los sociólogos del futuro.
EliminarHola Etienne, woww me pare mentira
ResponderEliminarque otra vez estoy por aqui visitando
a mis amigos de siempre, cuanta razon tienes
sabes el mundo a cambiado mucho, como
seguira siendo, con que mas nos encontraremos,
un gusto visitarte mi amigo.
Besitos dulces
Siby
Hola Siby! Me alegro muchísimo tenerte de nuevo por el barrio, me encanta leerte y lo que tus palabras transmiten. No veo mal los cambios, paso que estás últimas generaciones vivimos cambios acelerados y profundos, muy marcados cuando en otros momentos fueron más pausados...
ResponderEliminarEs cierto que en los recuerdos todo se magnifica, pero tb es cierto que ciertos recuerdos hayan o no sido tal cual los recordamos, son como pequeñas joyas que atesoramos siempre. Las ciudades enormes, se vuelven inhóspitas hasta para los que las conocen bien. Vivo en un lugar pequeño por elección, queda lejos de donde nací pero ahora es mi pueblo y sus rincones, mis recuerdos presentes donde meencanta perderme, alguien me dijo una vez que solo los lugares con un perfil definido y reconocible ( su skyline) alcanzan las categoría de ciudad, sin embargo donde vivo lo tiene, es como la personalidad en las personas hay quien la tiene muy definida y asoma por encima de lo que se ve a simple vista. Lo que es terrible es cuando los urbanistas matan la esencia de una ciudad o un pueblo despersonalizándola, como si le hicieran la lobotomía a un hombre, imperdonable. Mejor loco y desordenado, que uniformado y zombi : )
ResponderEliminarMe ha gustado mucho descubrirte/leerte! Mil gracias.
Un placer!
Hola María, bienvenida a esta Ciudad! Ya nos hemos cruzado en las veredas de Beau, ahí me ha llamado la atención el compromiso inusual entre la lectura y el comentario que siempre dispensas.
ResponderEliminarYo hice el camino a la inversa, nací en un pueblo y ahora estoy en una ciudad enorme, trato de domesticarla, de hacerla más amigable. Mientras guardo los recuerdos de verdad y calles de tierra para posteos melancólicos jaja.
Me ha gustado que traspusieras el portal de solo leer a comentar.
Nos leemos!
Besos!