Hace un tiempo ya,
Poco o mucho ya me olvidé
Que ya no escucho retumbar la pared
El silencio se apoderó de los ladrillos
Y el revoque no sabe a quién
Culpar de su malestar
Ni hablar en las noches
Cuando las sombras tiñen
De negro hasta el último rincón,
Las tejas tiritan de frío,
Los vidrios se empañan
Las sábanas torturan.
Podría levantarme de una vez
Mover los pies
Tocar el timbre
Pero sé que no sonará
Mudo está como las paredes
como las ventanas cerradas
Ciego como un espejo quebrado.
Hace largo tiempo ya, creo
Que la melodía no endulza la mañana
Con esos acalambrados compases
Con esos acordes sensuales,
La radio solo transmite (malas) noticias
Con una gangosa, aflautada voz
Y el té se enfrió en la mesada
Y el bizcocho ya miga será.
Días de puertas cerradas, de corazones ciegos y voces calladas... a veces la vida parece que es un callejón sin salida... Con suerte alguien abre una puertecita por la que sale una luz...
ResponderEliminarParece que no hay salida, pero siempre un resquicio aparece, chiquito y generoso para permitirnos una chance más.
EliminarEs un poema conmovedor, como dice Beauseant, es un día de puertas cerradas. A veces el entorno nos sume en esa melancolía que tan lindo reflejás en tu poema.
ResponderEliminarMe parece precioso.
Un beso grande.
Días que a veces dan nacimiento a algunas líneas de neto corte melancólico, es verdad. Gracias por el beso. otro para vos!
EliminarMás o menos así debe de sentirse la muerte desde "el otro lado".
ResponderEliminarSaludos,
J.
Hmmm, buen punto de vista, que no quiero conocer por ahora, jaja!
EliminarDejemos que lo averigüemos luego, más tarde, bien tarde...