lunes, 26 de mayo de 2025

La vida misma

Todos alguna vez, se nos ocurrió la loca idea de volver a ser niños, a ser inocentes. Todos alguna vez fantaseamos con poder ser caprichosos, llorar y patalear sin complejos, torcerle la cola al gato y echarle la culpa al hermano menor o patear una puerta hasta dejarle un tremendo agujero porque tu hermana se escondió después de hacerte enojar. Y hacer una choza en el patio trasero, treparse a los frutales, tirar bombitas de agua, correr carreras de bicicletas en la plaza, jugar al fútbol en la calle con el portón del garage de arco, hacer un pijama party en la casa abandonada de la esquina, tirarse piedrazos con la banda de la otra cuadra, hacer juguetes con pedazos de madera y cartones, jugar al cuarto oscuro, destruir plamobyls y duravits, cortarle el pelo a la barbi de la hermana e imaginar que la bañera es una nave espacial sin sentir que somos unos desubicados o unos grandotes pelotudos.





Ese momento de la vida en que nos soñamos grandes, en que nuestros anhelos se ven lejanos y que no sabemos aprovechar sino hasta que se esfumó tras las hojas del calendario. Y atesoramos figuritas, fotos viejas, revistas destruidas, colecciones incompletas, pretendiendo robarle a la vida ese trozo llamado infancia. No lo logramos, pero por la ventana de los recuerdos nos espiamos y dejamos rodar una lágrima de felicidad.

De a poco el paso del tiempo nos va poniendo más serios y quizás más preocupados,  nos va haciendo creer que vivimos y aún así sentimos un indecible vacío. Lo que es cierto, es que nos deja abierta una esperanza, una posibilidad de volver a ser niños otra vez, aunque sea por un ratito, aunque sea de mentira.

viernes, 16 de mayo de 2025

Las tres de la tarde

En un pequeño pueblo de Escocia hay una más pequeña librería en donde venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. En un primer momento pareciera que son dos hechos que difícilmente ocurran al mismo tiempo, sin embargo las probabilidades son parecidas a cualquier catástrofe de índole cotidiana. Muchos suicidas, tiktokers y buscadores de aventuras se acercan para desafiar los coeficientes.
Por mi parte, las dos veces que estuve en ese pueblo fueron experiencias muy diferentes. La primera vez fue en un tour organizado por un instituto de inglés, no nos quedamos demasiado tiempo, aunque recuerdo especialmente el beso que te robé justo cuando bajábamos del bus para visitar un set de alguna película de la que no me acuerdo el título. La segunda vez, ya informado de la existencia de la librería, fui y compré una cantidad de libros en un último intento desesperado por olvidarte. Me puse a leer bajo un roble, sentado en sus raíces y cobijado por su ramaje. Abracé la idea de morir en ese lugar, con un libro en las manos; me pareció que tu recuerdo merecía un homenaje en tierras lejanas y pletóricas de historias de coraje y sacrificio. Pero avanzaba en la lectura y los libros se terminaron antes de que pudiera siquiera encontrar esa página huérfana de palabras. En otra visita a la librería, le quise hacer trampa a la maldición y me aseguré que tuvieran esas páginas asesinas espiando el contenido de los volúmenes. Aún así, los libros pasaron sin ni siquiera haber sentido un pequeño dolor de cabeza y no pudiendo hacer coincidir el reloj con la ausencia de palabras. El recuerdo de tus labios tibios dolió aún más.

Al volver a casa, y sintiéndome abandonado por la misma Muerte, la encontré esperándome en la puerta.
- ¿Por qué me ignoraste? - pregunté, después de superar el sobresalto.
- No te ignoré, te di tiempo para que conocieras el verdadero motivo de tu muerte.
- ¡Yo quiero morir de amor! - protesté un poco decepcionado.
- Podés elegir casi todo en la vida, menos la forma de morir. Suena irónico pero es una verdad inmodificable- dijo la Muerte con un tono monocorde pero vibrante.
- Ah! ¿y los que se suicidan? ¿acaso no están eligiendo? 
- Eso podría parecer a primera vista, aunque la elección de ellos sería poseer lo que les falta- me pareció que algo la apuraba.
- ¿Tengo tiempo de reconquistarla?
- Lo lamento, son las tres de la tarde.

sábado, 10 de mayo de 2025

Preguntas que buscan respuestas

El domingo es día de fútbol, inevitable como el viento. ¿Por qué me preguntan si quiero ir al río a tomar mate si saben que allá no hay señal de wifi? Si voy con ustedes, sepan apreciar el gesto.

¿Por qué cuando queremos dormir la siesta, viene alguien a casa con algún proyecto desaforado, inevitable?

¿Por qué cuando tenemos ganas de cocinar esa receta que venimos postergando por falta de tiempo, siempre nos falta algún ingrediente?

Si alguien me dice: "Más tarde, paso por tu casa", ¿tengo la obligación de quedarme esperándolo o le puedo pedir que me precise cuánto más tarde?

¿Por qué la gente concurre a casamientos a los cuales no fueron invitados? Vale también bar mitzvah, divorcios, fiestas de descubrimiento de sexo del bebé e inauguración de nuevo comercio.

¿Alguien sabe por qué se llaman "jabón de tocador"?

¿Por qué no hay bancos en los bancos?

miércoles, 7 de mayo de 2025

El gaucho

Profundo y sostenido, desde el alma, con el alma, fue el alarido que el gaucho profirió en medio de la noche oscura.
Había en esta vida muchas cosas que desconocía y por esas no se preocupaba, no era ésa la razón de su pesadilla.
Había en este mundo muchas injusticias, incluso él mismo sufría alguna que otra aunque no lo incomodaba en demasía.
Había también cosas que no entendía y eran estas incomprensiones las que lo desvelaban en las noches calcinadas de la pampa estival.
Escapaban a su entendimiento, por más empeño que le pusiera, por más tiempo que le dedicara a examinar la cuestión, llegaba en cada oportunidad al mismo callejón sin salida de su campera reflexión.
No era limitante su escasa instrucción, sustituida por un agudo sentido de la realidad; no era obstáculo la soledad del horizonte acentuada por la huida de su compañera, siempre encontró predisposición en su perro para auditorio de sus meditaciones.
Nunca se imaginó que la idea se le hiciera carne y al momento siguiente a su alarido infernal que cortó con filo inapelable el silencio sacro de la noche infinita comprendió su condición de célula, de pequeño ser en la grandeza de un mundo que lo excluía con firmeza y se perdió en el camino que remontaba la loma del sur rumbo al corazón del monte huraño, quizás para siempre, quizás sumido en sus cavilaciones.