jueves, 24 de julio de 2025

Ya no queda tranquilidad

La ciudad ya no es lo que era antes.
Ya no se puede salir y caminar tranquilo por la vereda sin correr el riesgo de que un motochorro te arrebate la bolsa (y a veces la vida); no se puede cruzar la calle sin sufrir una catarata de bocinas acusadoras; no se puede pasear por la costanera sin arrugar la nariz, no puedo ir a la feria sin tener la sensación de que alguien me está estudiando los movimientos para asaltarme; no puedo andar en bicicleta con los codos relajados sin pensar que un colectivo me los va a arrancar de un viaje.
Ya no logro relajarme caminando despacio, arrastrando los pies por las baldosas, entrecerrando los ojos por el brillo del sol como hacía hasta hace un tiempo.
Ya no consigo estar tranquilo, sentado en un banco de la plaza, tomando mate, leyendo un libro o mirando la gente pasar. No lo consigo porque la mente está alerta, a la defensiva, en lugar de relajarse y vagar por esa soporífera ensoñación que es el ocio mental.
Quizás la ciudad está evolucionando hacia un modelo agresivo, impersonal y soy yo el que no se sabe adaptar. Puede ser cierto, tanto como que la velocidad en la que vivimos inmersos ya me supera con amplitud.
Quizás la ciudad se está olvidando que los que la habitan son seres humanos que necesitan de espacios de esparcimiento, de lugares tranquilos, de sombras refrescantes y zaguanes amigables. También eso puede ser verdad.
Pero lo que más me perturba es la pasividad con que los ciudadanos nos acostumbramos a la violencia urbana, nos dejamos atropellar por las injusticias y se nos forma un callo en el espíritu, se nos estancan los sueños que creímos importantes y ya no somos capaces de reconocer siquiera a nuestros amigos, a nuestros objetivos, a nuestra familia. Asumimos que lo malo es moneda corriente, que la desgracia es normal y nos olvidamos que hay cosas mejores que nos podrían pasar, que nos merecemos.
Tengo miedo que esta actualidad de terror se nos haga carne y no podamos recuperar para nuestro placer esa ciudad que nos pertenece. Tengo aún más miedo que esta realidad sea culpa nuestra, que no supimos valorar las cosas sencillas y tranquilas y corrimos sin mirar atrás hacia lo que pensamos sería el futuro mejor. 

15 comentarios:

  1. Vámonos todos a Japón, describió LETRA A LETRA lo que es exactamente lo opuesto a ese bonito país.

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    1. Me encantaría realmente! Vamos!
      Nos encontramos en la esquina shibuya, en algún momento de la noche.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo con vos Etienne, creo que es un fenómeno bastante común en todas las ciudades grandes... nos vamos como deshumanizando, tenemos miedos, sospechas etc...
    Es como que se cultivara a escala global esa cultura del miedo.
    Me encantó tu texto.
    Un beso!

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    1. Es dificil mantener la humanidad ante tanto desinterés, egoísmo, miedo, individualismo... Creo lo mismo, aprovechando las redes sociales, expanden esa cultura a las generaciones venideras y aplastan los vestigios de cultura social que queda.
      Besoo!

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  3. Yo también pienso lo mismo Etienne, la ciudad se ha vuelto ruidosa, no solo en vehículos, sino en aglomeraciones, es estresante, con prisas gente para un lado , para otro, y aparte de eso, existe violencia, agresiones, te puedes encontrar de todo, ya hasta da algo de miedo salir por la noche.

    Un placer leerte.

    Un beso.

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    1. Ojalá en algún momento se de el proceso inverso, aquellos que se cansen de la ciudad, que migren a zonas menos pobladas y que de esa forma, se descompriman los centros urbanos. Estoy diciendo una utopía, lo sé, me gustaría creer en eso.
      Besoo!!

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  4. Hace tiempo que huí de esa ciudad, no muy lejos, la veo en la distancia. Pero se ha convertido en algo hostil, simplemente, un día nos largaron fuera, así de sencillo. Los comercios, el ocio, el transporte, todo estaba pensado para el turismo....
    Es una reflexión intersante, cuando nos arrebatan algo de golpe protestamos como un niño al que roban el chupete, pero cuando nos quitan un poco cada año no nos damos cuenta, ¿verdad? Es lo de la rana en la olla....

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    1. Entiendo lo del turismo, hay destinos que se han vuelto agobiantes y poco atractivos para su propio habitante. Saturados y arrasados, ya no son amigables para el que lo transita a diario.
      Es un proceso lento e irreversible, somos la rana y está a punto de hervir...

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  5. La ciudad se ha vuelto hostil porque es un reflejo de la sociedad que vive en ella, hasta que aquella no cambié esta no lo hará.

    Y dudo que la sociedad quiera cambiar.

    Saludos,
    J.

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    1. De hecho, yo diría que está cambiando, pero no para el lado que sería recomendable. De acuerdo en que la ciudad por si, no tiene la culpa, sufre por su concepción y diseño, enemiga de las personas.

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  6. soñamos siempre con un futuro ideal, pero cada vez nos acercamos aquel futuro que nos mostro el cine con MadMax, la ciudades hasta que las convertimos en las selvas de cemento que metafóricamente le decíamos en los 80, en tan solo 20 años, cumplimos aquella realidad, y lo siento si te lo digo, pero la culpa directamente o indirecta es solo culpa nuestra, por nuestras acciones de cada día e involuntariamente por los politicos que elegimos y permitieron que llegáramos a este nivel, desde el pais que se lea es una realidad.
    saludos

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    1. Estoy de acuerdo con tu comentario, no me siento ofendido ni mucho menos; resignado y responsable, tal vez.
      Claramente el romanticismo con el que se veía el futuro, ha dejado paso a un duro presente y aún más nefasto porvenir, por todo lo que has dicho y lo que vemos en la diaria.

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  7. Etienne, comparto los mismos miedos cuando salgo de mi casa, la ciudad se convirtió en la jungla de cemento pero con animales mas peligrosos, el humano.
    Besos

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    1. Podemos tener miedo, es permitido; pero también tenemos que creer, asumir compromiso y actuar de algún modo (aunque sea mínimo) para revertir y recuperar esos espacios.
      Besos!

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  8. ¡Caray! Mucho que reflexionar tras leer esta entrada. ES verdad que cada vez nos sentimos más inseguros en la calle y que están tomando el control gente inhumana y egoísta. Lo que dudo es ni no tendremos la culpa por conformistas. No sé. ¿No supimos valorar lo que tuvimos y corriendo a por un mejor futuro lo estropeamos?
    Ha sido un placer encontrarme con tu blog.

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